ESCUELA DE
ORACIÓN.- 5’30, Málaga
IDEAL DE SANTIDAD.- La santidad no consiste en
hechos extraños ni en cualidades sobrehumanas. La santidad no es un privilegio
de algunas almas sobre otras que no lo poseen. La santidad es la disposición de
la persona que, con la gracia de Dios que a nadie se niega, vive haciendo
la voluntad de Dios, en lo pequeño o en lo grande que se va presentando en
la vida de la persona.
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LITURGIA
Pablo en Antioquía
(Hech.13,26-33) sigue hablando en la sinagoga; ayer nos quedamos en la primera
parte de su discurso, que fue una síntesis de la Historia de la Salvación en
sus pasos esenciales del Antiguo Testamento. Hoy continúa ya su presentación de
la historia de Jesucristo, poniendo al corriente a aquellos oyentes del
misterio de la muerte y de la resurrección de Jesús, como núcleo esencial de la
fe cristiana. Y todo ello avalado por aquellas veces en que sus discípulos lo
vieron después de la resurrección, con lo que quedaba cumplida la promesa hecha
por Dios a los padres.
Se cierra el discurso con la cita
del Salmo 2: Tú eres mi hijo, yo te he
engendrado hoy.
En el evangelio de Juan (14,1-6),
Jesús les dice a los Once: No perdáis la
calma: Creed en Dios y creed también en mí. Hay que tener en cuenta –como
veíamos ayer- que les está preparando para los difíciles momentos que se
avecinan. Cuando lleguen esos momentos, no perdáis la calma, sino mantened la
fe en Dios y la fe en mí, aunque abatido por los enemigos.
Yo me voy a prepararos sitio: en la casa de mi Padre hay muchas estancias.
Cuando yo vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo para que donde
yo esté, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino. De
hecho todo lo vivido con Jesús era el camino que ellos habían de vivir.
Pero Tomás no se ha enterado bien y
le dice: No sabemos adónde vas; ¿cómo
vamos a saber el camino? Jesús entonces le concreta en su propia persona
todo lo que supone su vida. Y le responde: Yo soy el camino.
Jesús, con su vida y su obra es el
camino. El que imita a Jesús ya está en la órbita. Y a ello es a lo que somos
llamados: el que quiera venir detrás de
mí o conmigo… es la invitación a la que nos llama él. Y como él ha caminado
toda la vida con su cruz…, primero la de cada día, después con el madero pesado
del Calvario, el que quiere ir por el camino que es Cristo, no tiene más
remedio que hacerlo tomando cada uno su cruz, esa que pone la vida ordinaria, y
las que luego van surgiendo con las limitaciones, las carencias, las soledades,
la edad…
Añade Jesús que es el camino y la
verdad y la vida, de modo que recorrer el camino en seguimiento de
Jesús es caminar en la verdad y caminar hacia la vida. Una vida que tiene su
primera etapa en este momento, pero cuya plenitud llega después de la muerte.
En este momento hay que vivirla a tope, sin echarse atrás. Y siempre con la
ilusión de que “mañana será mejor”, que es la traducción de la fe.
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