Texto completo de la
catequesis del papa Francisco. La Iglesia, nueva alianza y nuevo pueblo
El Papa invita a los fieles en la audienca general a leer Mateo 5
y Mateo 25, las bienaventuranzas y el protocolo por el que seremos juzgados
06 de agosto de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha
retomado hoy las catequesis de los miércoles después de que habían sido suspendidas
en el mes de julio debido al período de vacaciones, aunque el Papa no partió de
la Ciudad del Vaticano y estuvo siempre trabajando. A continuación el texto de
la misma.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
en las catequesis precedentes hemos visto como la Iglesia
constituye un pueblo, un pueblo al cual Dios ha preparado con paciencia y
amor y al cual estamos todos llamados a pertenecer. Hoy quisiera subrayar
la novedad que caracteriza a este pueblo. Hay una novedad que le caracteriza.
Se trata realmente de un pueblo nuevo, que se funda sobre la alianza,
establecida por el Señor Jesús con el don de su vida. Esta novedad no niega el
camino precedente ni se opone a el, sino que lo lleva adelante, a su
cumplimiento.
Hay una figura muy significativa, que actúa como una unión entre
el Antiguo y el Nuevo Testamento: la de Juan Bautista. Para los Evangelios
sinópticos es el "precursor", el que prepara la venida del Señor,
preparando al pueblo a la conversión del corazón y a la acogida de la consolación
de Dios ya cercana. Para el Evangelio de Juan es el "testigo", ya que
nos hace reconocer en Jesús al que viene de lo alto, para perdonar nuestros
pecados, y hacer de su pueblo su esposa, primicia de la nueva humanidad. Como
"precursor" y "testigo", Juan Bautista juega un papel
central en toda la Escritura, ya que hace de puente entre la promesa del
Antiguo Testamento y su cumplimiento, entre las profecías y su cumplimiento en
Jesucristo. Con su testimonio, Juan nos muestra a Jesús, nos invita a seguirlo,
y nos dice en términos inequívocos que esto requiere humildad, arrepentimiento
y conversión. Hace una invitación a la humildad, al arrepentimiento y a la
conversión.
Como Moisés había estipulado la alianza con Dios, en virtud de la
Ley recibida en el Sinaí, así Jesús, desde una colina junto al lago de Galilea,
entrega a sus discípulos y a la multitud una nueva enseñanza que comienza con
las bienaventuranzas. Moisés desde la Ley en el Sinaí, y Jesús, el Nuevo
Moisés, desde la nueva Ley en la orilla del lago de Galilea.
Las Bienaventuranzas son el camino que Dios muestra como respuesta
al deseo de felicidad inherente en el hombre y perfeccionan los mandamientos de
la Antigua Alianza. Estamos acostumbrados a aprender los diez mandamientos,
seguro, todos los conocemos. En la catequesis los habéis aprendido. Pero no
estamos acostumbrados a aprender las bienaventuranzas. Vamos a probar a
recordarlas y grabarlas en nuestros corazones. Hacemos una cosa, yo diré una
detrás de otra. Yo digo una y vosotros repetís.
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el
Reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.
¡Muy bien! Pero hacemos una cosa, os doy una tarea para casa, una
tarea para hacer en casa. Coged el Evangelio, el que lleváis con vosotros,
recordad que debéis llevar siempre un pequeño Evangelio con vosotros en el
bolsillo, en el bolso. O el que tenéis en casa. Tomad en Evangelio y en los
primeros capítulos de Mateo, el 5, están, están las bienaventuranzas. Y hoy,
mañana, en casa, leedlo. ¿Lo haréis? Y no lo olvidéis porque es la Ley que nos
da Jesús. ¿eh? ¿Lo haréis? Gracias.
En estas palabras está toda la novedad traída por Cristo. Y toda
la novedad de Cristo está en estas palabras. De hecho, las Bienaventuranzas son
el retrato de Jesús, su forma de vida; y son el camino de la verdadera felicidad,
que también nosotros podemos recorrer con la gracia que Jesús nos da.
Además de la nueva Ley, Jesús nos enseña también el
"protocolo" sobre el que seremos juzgados: porque al final del mundo
seremos juzgados. ¿Y qué preguntas se harán allí? ¿Cuáles serán estas
preguntas? ¿Cuál es el protocolo sobre el que se juzgará? Es lo que encontramos
en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo. 25. Hoy la tarea es leer el quinto
capítulo del Evangelio de Mateo, donde están las bienaventuranzas. Y también
leer el 25, donde está el protocolo, las preguntas que nos harán el día de
juicio.
No tendremos títulos, créditos o privilegios para situarnos. El
Señor nos reconocerá si nosotros lo hemos reconocido en el pobre, en el
hambriento, en el indigente y marginado, en quien sufre y está solo. Y este es
uno de los criterios fundamentales de verificación de nuestra vida cristiana,
sobre la cual Jesús nos invita a medirnos cada día. Yo leo las
bienaventuranzas, pienso como debe ser mi vida cristiana y después hago el
examen de conciencia con este capítulo 25 de Mateo. Cada día. He hecho esto,
esto, esto. Nos hará bien, porque son cosas sencillas pero concretas.
Queridos amigos, la nueva alianza consiste precisamente en esto:
en reconocer, en Cristo, envuelto de la misericordia y de la compasión de Dios.
Es esto que llena nuestro corazón de alegría, y es esto que hace de nuestra
vida un testimonio bonito y creíble del amor de Dios para todos los hermanos
que encontramos cada día.
Recordad, la tarea. Capítulo 5 de Mateo y capítulo 25 de Mateo.
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