DIVERSAS
CELEBRACIONES
Hoy
celebramos a Nuestra Sra. de los Ángeles, una asvocación de la Virgen muy
hermosa, que nos manifiesta a María por encima de los Ángeles. Y con ellos,
alabando y glorificando a Dios.
Hoy
celebramos los jesuitas –por primera vez- a PEDRO FABRO como Santo. Uno de los compañeros de Ignacio
de Loyola que tuvo habitación y bolsa común con Ignacio y Javier. Fue el primer
sacerdote del grupo y el que tomó los votos a los primeros compañeros. Hombre
de dulce espíritu y profunda doctrina, que esparció por Europa. Su causa de
canonización quedó perdida. El Papa Francisco determinó que fuera elevado al
catálogo de los Santos, decisión gozada por la Compañía de Jesús, que tuvo
siempre la espina de que este hombre excepcional no hubiera llegado a ser
proclamado Santo.
Hoy
es también el 149 aniversario de la fundación –por Santa Ángela de la Cruz- de
la Compañía de Hermanas de la Cruz
En
la liturgia de hoy, Jeremías (26, 11-16 y 24) continúa el relato de ayer. El
profeta –que ha sido declarado “reo de muerte” por haber profetizado de parte
de Dios, le hace los cargos a los sacerdotes y al pueblo, diciéndoles que con
él pueden hacer lo que quieran, pero que lo que él ha profetizado de parte de
Dios, sigue en pie. Y que más que ir contra él, ellos tienen la oportunidad de
convertirse y enmendar la conducta y acciones, para que el Señor se arrepienta
de su amenaza.
Hubo
quien fue capaz de planteárselo a sí mismo y expresar a los demás que es
absurdo condenar a Jeremías, si Jeremías ha hablado de parte de Dios. No nos
dice el texto si planteó la salida completa: nosotros tenemos que cambiar de conducta y actitudes. El hecho es
que levantan la pena de muerte de Jeremías y lo entregan a un tutor para que se
encargue de él y lo librfe de las ikras del pueblo.
En
el Evangelio el triste protagonismo es de Herodes, que siempre muestra su
carencia de criterios y carácter. Herodes ha encarcelado a Juan Bautista,
porque Juan le decía que no le era lícito convivir con la mujer de su hermano.
Pero personalmente lo estimada y le consultaba.
Pero
un día da una fiesta y –a los postres- sale Salomé, la sobrina (hija de
Herodías, la cuñada y su concubina) y danza ante los invitados. Herodes, ebrio
y sensual, hace juramento público de darle cualquier cosa que le pida. Y
Herodías aprovecha el momento para quitarse encima a Juan y le dice a Salomé,
su hija, que pida la cabeza del Bautista, allí mismo, en una bandeja. Y Herodes
no tiene valor para echarse atrás de su loca promesa y manda degollar a Juan.
El macabro espectáculo del verdugo que trae la cabeza sangrante de Juan
Bautista en medio de los comensales debió provocar más un vómito.
Juguemos
un momento a “futuribles (=¿qué
habría ocurrido si las cosas hubieran sucedido de otra manera) ¿Qué hubiera
pasado si Herodes tiene el valor necesario para no cumplir aquel absurdo
juramento? No sé si quedaba mal ante los invitados, o los invitados aprobaban y
agradecían esa marcha atrás. El Bautista hubiera vivido. En la cárcel o no. Con
su influencia y sus discípulos, formados en su espíritu y escuela. ¿Libre de la
cárcel? Lo normal es que se hubiera incorporado al grupo de Jesús. Jesús crecía y él menguaría… ¿Pero quién
quita los recelos de sus discípulos y las naturales tensiones entre lo que Juan
enseñó y lo que ellos encontraban tan distinto en la predicación de Jesús?
El
hecho real de que Juan Bautista muriera acababa siendo providencial. Juan
Bautista había llenado un espacio substancial de preparación a la venida del
Mesías. Había cubierto la última etapa del antiguo Testamento. Y ahora, en su muerte,
se cerraba ese capítulo para dar paso al Nuevo Testamento. Y en los planes
misteriosos de Dios, la desaparición del mayor
de los hasta entonces nacidos de mujer, dejaba paso a una nueva era…, un
vino nuevo que requería odres nuevos, en donde el menor en el Reino es mayor que Juan Bautista.
Y
en el absurdo y repugnante pentagrama de Herodes, donde todas las notas desafinaban
y chirriaban, Dios entra a solfear una
melodía con pleno sentido –pleno y nuevo- que tiene absoluto distinto
sonido del crimen que Herodes había cometido. Herodes quiso satisfacer su
juramento y mató al Bautista. Dios levantaba un monumento nuevo en el que Jesús
lo llenaba todo y emprendía un camino insospechado de Reino de Dios, que
marchaba en caminos de misericordia, bondad, en signos de salvación, en mirada
a una victoria segura de Dios en la humanidad, aunque ese triunfo costara ahora
la vida misma de Jesucristo, Mesías de Dios.
La
realidad de la vida, y la historia de siglos- nos debe enseñar que los hechos
no ocurren por casualidad. Que aún los mismos hechos malos no llevan la última palabra.
Que Dios escribe derecho con nuestros renglones torcidos, y que
el GRAN COMPOSITOR sabe barajar los sonidos más estridentes para hacer una
armonía de cuantas realidades y situaciones van sucediendo en la vida.
Sencillamente DIOS ES DIOS…, y eso hay
que sentirlo y expresarlo DE RODILLAS.
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