todas las generaciones,
porque Dios hizo maravillas en la pequeñez de su esclava. Fijó sus ojos en la
esclava, la escogió, la destinó a ser la MADRE DE SU HIJO en el enorme misterio
de la encarnación.
Jesús, el Hijo de Dios, nació de mujer. Ella se puso a
disposición de Dios para que realizase el proyecto de siglos. Ella estuvo
disponible: Yo soy la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra.
Y la PALABRA SE HIZO
HOMBRE y habitó entre nosotros.
Liturgia:
La 1ª lectura de hoy (Hech.15,22-31)
es lo que hoy se llamaría “documento conciliar”. Es el envío a Antioquía (donde
se había generado la duda de la circuncisión) de Pablo y Bernabé y otros
discípulos, miembros eminentes, para que den a la comunidad cristiana la decisión
final de la discusión que se había originado, y que ahora se resuelve con la
plena autoridad: Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que las indispensables: que no os contaminéis
con la idolatría, que no comáis sangre de animales estrangulados y que os
abstengáis de la fornicación.
Con ello salen al paso de aquellos judaizantes que habían
pretendido, sin encargo de los responsables de la iglesia, imponer la
circuncisión a los gentiles, como paso previo para recibir el bautismo y la fe
cristiana. Ahora queda ya sancionado con la autoridad del Colegio apostólico
que no se ha de imponer esa carga. Queda concretada la exigencia básica a tres
temas: la idolatría, la sangre de animales estrangulados y la fornicación.
Tres pecados capitales que se subrayan en la Iglesia
primera: el tener “ídolos” a los que se ponen en el lugar de Dios. El segundo
es el respeto a la vida: la sangre es el vehículo de la vida. Y el tercero es
un tema de banalizar el sexo.
Y me pregunto si no serían hoy tres temas que la Iglesia
volvería a subrayar en el mundo actual, como condicionantes para vivir en el
seno de la iglesia del siglo XXI, cuando es una realidad que los ídolos pululan
por todas partes y de múltiples formas; cuando el aborto mata a diario tantas
criaturas inocentes y cuando hoy mismo una facción política está pidiendo
regularizar la eutanasia. El último tema es ya una pandemia en la sociedad
enferma que estamos viviendo, en la que al lado de muchas protestas sobre tema
de abuso de sexo, sigue fomentando la falta de respeto en esas relaciones y
promiscuidades que se está viviendo.
Pienso que el mundo actual es de una hipocresía fulminante,
y se lleva las manos a la cabeza por los efectos, pero quiere seguir
“disfrutando” de las causas.
¿Qué nos dirá hoy “el Espíritu Santo y nosotros”, según
aquella autoridad moral que nos presentan los responsables de la ortodoxia en
la Iglesia primera?
Jn.15,12-17 son principios básicos de vivencia cristiana en
el evangelio del presente día:
-
Éste es mi mandamiento: que
os améis los unos a los otros como yo os he amado.
-
Nadie tiene amor más grande
que el que da la vida por los que ama. (Los amigos. Y vosotros sois mis amigos si hacéis
lo que yo os mando).
-
Ya no es llamo siervos; os
llamo amigos… porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
-
No sois vosotros los que
habéis elegido. Soy yo quien os he elegido;
-
Y os he destinado para que
vayáis y deis fruto y vuestro fruto dure.
-
De modo que lo que pidáis al
Padre en mi nombre, os lo dé.
-
Esto os mando: que os améis
unos a otros.
No cabía
intervenir de por medio, sino transcribir esos principios básicos. Y que sirvan
de oración honda a los lectores, y no montarse por encima de ese sonido que
debe resonar en el alma, escuchando a Jesús mismo que nos va dejando caer esa
semilla singular.
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