No será extraño que pase 3 días sin comunicarme por el blog.
A Italia
90. Pero, cuando hubo salido de Guipúzcoa, dejó el caballo, sin tomar
nada, y se fue en dirección de Pamplona, y de allí a Amazán, pueblo del P.
Laínez, y después a Sigüenza y Toledo, y de Toledo a Valencia. Y en todas estas
tierras de los compañeros no quiso tomar nada, aun cuando le hiciesen grandes
ofrecimientos con mucha insistencia. En Valencia habló con Castro, que era
monje cartujo; y queriéndose embarcar para venir a Génova, los devotos de
Valencia le rogaron que no lo hiciese, porque decían que estaba en el mar
Barbarroja con muchas galeras, etc. Y por muchas cosas que le dijeron,
suficientes para ponerle miedo, con todo, nada bastó para hacerle dudar.
91. Llegado a Génova, emprendió el camino hacia Bolonia, y en él sufrió
mucho, máxime una vez que perdió el camino y empezó a andar junto a un río, el
cual estaba abajo y el camino en alto, y este camino, cuanto más andaba, se iba
haciendo más estrecho; y llegó a estrecharse tanto, que no podía seguir
adelante, ni volver atrás, de modo que empezó a andar a gatas, y así caminó un
gran trecho con gran miedo, porque cada vez que se movía creía que caía en el
río. Y esta fue la más grande fatiga y penalidad corporal que jamás tuvo; pero al
fin salió del apuro. Y queriendo entrar en Bolonia teniendo que atravesar un
puentecillo de madera, cayó abajo del puente; y así, levantándose cargado de
barro y de agua, hizo reír a muchos que se hallaron presentes. Y entrando en
Bolonia, empezó a pedir limosna, y no encontró ni siquiera un cuatrín, aunque
la recorrió toda. Estuvo en Bolonia algún tiempo enfermo; después se fue a
Venecia siempre de la misma manera.
92. En Venecia por aquel tiempo se ejercitaba en dar los ejercicios y
en otras conversaciones espirituales. Las personas mas señaladas a quienes los
dio son Mro. Pedro Contarini y Mro. Gaspar de Doctis, y un español llamado por
nombre Rozas. Y estaba también allá otro español, que se llamaba el bachiller
Hoces, el cual trataba mucho con el peregrino y también con el obispo de Cette,
y aunque tenía algún deseo de hacer los ejercicios, con todo no lo ponía en
ejecución. Al fin resolvió hacerlos; y después que los hizo, a los tres o
cuatro días, expuso su intención al peregrino, diciéndole que tenía miedo no
fuese que le enseñase en los ejercicios alguna doctrina mala, por las cosas que
le había dicho un tal. Y por eso había llevado consigo ciertos libros para
recurrir a ellos en el caso de que quisiese engañarle. Este se ayudó muy
notablemente en los, ejercicios, y al fin se resolvió a seguir el camino del
peregrino. Fue también el primero que murió.
Liturgia
Ex,24,3.8. Recibido el Decálogo, Moisés lo pone por escrito
y edifica un altar en la falda del monte y ofrece allí víctimas y holocaustos como
sacrificio de comunión. Después leyó al pueblo el documento y el pueblo
respondió: Haremos todo lo que manda el
Señor y le obedeceremos. Moisés roció con la sangre de los animales a todo
el pueblo, y pronunció palabras de alianza que quedaba hecha por Dios y
aceptada por los israelitas; Esta es la
sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos.
Sin duda estas palabras nos evocan mucho a nosotros la celebración de la Alianza
definitiva que firmó Jesús, y que ya no fue con sangre de animales sino con su
propia sangre, en el acto sublime de la ALIANZA NUEVA Y ETERNA PARA EL PERDÓN
DE LOS PECADOS. De ahí que aquellas personas que no quieren cuentas con el
Antiguo Testamento, carecen de conocimientos para entender mejor el Nuevo y
poder establecer la continuidad de la acción liberadora de la Historia de la
salvación. De ahí también la carencia que llevan esas generaciones a quienes se
les ha privado del conocimiento de la HISTORIA SAGRADA, y que se desenvuelven
en su fe como pillada con alfileres y sin saber de dónde viene y por qué viene
cada cosa.
Volvemos en Mt 13.24-30 a la parábola de la cizaña, que ya
hemos tenido el pasado domingo. Jesús fue realista. Vivió la vida real y se
encontró con la maldad humana. Él predicaba buena doctrina, y sin embargo
hallaba la maldad que se desarrollaba simultáneamente y a la par de su
enseñanza. No podía ser más que una acción de un enemigo, que entremezclaba y
sobresembraba cizaña sobre el buen trigo que él había sembrado. Allí estaban
los doctores de la Ley y los fariseos, aparte de otros que también echaban su
veneno sobre las almas. Jesús sabe que eso tiene que ser así; que no cabe
separar en la vida una cosa de otra. Será después, cuando llegue el momento de
la siega –la hora final- cuando Dios se encargará de hacer la separación. Y la
maldad será recogida en gavillas para ser quemada, y las personas fieles y que
han luchado en su vida por serlo, serán acogidas en los graneros de Dios.
Es puro realismo. La parábola tiene la forma de cuento pero
el contenido es la mismísima realidad.
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