Sucesos de Alcalá
57. Y estando en Alcalá se ejercitaba en dar ejercicios espirituales, y
en declarar la doctrina cristiana: y con esto se hacía fruto a gloria de Dios.
Y muchas personas hubo, que vinieron en harta noticia y gusto de cosas espirituales.
Luego como llegó a Alcalá, tomó conocimiento con D. Diego de Guía, el cual
estaba en casa de su hermano que hacía imprenta en Alcalá, y tenía bien el
necesario; y así le ayudaban con limosnas para mantener pobres, y tenía los
tres compañeros del pelegrino en su casa. Una vez, viniéndole a pedir limosna
para algunas necesidades, dijo D. Diego que no tenía dineros; mas abrióle una
arca, en que tenía diversas cosas, y así le dio paramentos de lechos de
diversas colores, y ciertos candeleros, y otras cosas semejantes, las cuales
todas, envueltas en una sábana, el peregrino se puso sobre las espaldas, y fue
a remediar los pobres. Acordarme he del temor que el mismo pasó una noche.
58. Como arriba está dicho, había grande rumor por toda aquella tierra
de las cosas que se hacían en Alcalá, y quién decía de una manera, y quién de
otra. Y llegó la cosa hasta Toledo a los inquisidores; los cuales venidos
Alcalá, fue avisado el peregrino, diciéndole que les llamaban los alumbrados; Y
así empezaron luego hacer pesquisa y proceso de su vida, y al fin se volvieron
a Toledo sin llamarles, habiendo venido por aquel solo efecto; y dejaron el
proceso al vicario Figueroa. El cual de ahí algunos días les llamó y les dijo
cómo se había hecho pesquisa y proceso de su vida por los inquisidores, y que
no se hallaba ningún error en su doctrina ni en su vida, y que por tanto podían
hacer lo mismo que hacían sin ningún impedimento.
59. El peregrino dice: Nosotros queríamos saber si nos han hallado
alguna herejía y de ahí a 15 ó 20 días
le manda el Figueroa al peregrino que no ande descalzo, mas que se calce; y él
lo hace así quietamente, como en todas las cosas de esa cualidad que le
mandaban. De ahí a 4 meses el mismo Figueroa tornó a hacer pesquisa sobre
ellos; y, ultra de las sólitas causas, creo que fuese también alguna ocasión,
que una mujer casada y de cualidad tenía especial devoción al peregrino; y, por
no ser vista, venía cubierta, como suelen en Alcalá de Henares, entre dos
luces, a la mañana, al hospital; y entrando se descubría, y iba a la cámara del
peregrino. Mas ni desta vez les hicieron nada; ni aun después de hecho el
proceso les llamaron, ni dijeron cosa alguna.
60. De ahí a otros 4 meses que él estaba ya en una casilla, fuera del
hospital, viene un día un alguacil a su puerta, y le llama y dice: «veníos un
poco conmigo». Y dejándole en la cárcel, le dice: «no salgáis de aquí hasta que
os sea ordenada otra cosa». Esto era en tiempo de verano, y él no estaba
estrecho, y así venían muchos a visitarle; y hacía lo mismo que libre, de hacer
doctrina y dar ejercicios. No quiso nunca tomar abogado ni procurador, aunque
muchos se ofrecían. Acuérdase especialmente de doña Teresa de Cárdenas, la cual
le envió a visitar, y le hizo muchas veces ofertas de sacarle de allí; mas no
aceptó nada, diciendo siempre: «aquel, por cuyo amor aquí entré, me sacará, si
fuere servido de ello
Liturgia
Momento solemne (Ex 3,13-20) en el que Dios le dice a
Moisés quién es: El Dios de vuestros
padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, es el que le envía a
los israelitas en Egipto y a quienes así ha de presentarlo Moisés. Y como
Moisés insiste qué les responde a los Israelitas cuando le pregunten el nombre
de ese Dios, Dios le dice a Moisés: Yo soy el que soy (Es el nombre sagrado
de YAWÉ). Deberá pedirle al Faraón poder sacar al Pueblo por desierto la
distancia de tres jornadas para hacer sacrificio a su Dios. Y ya les advierte
Dios que se presentarán al Faraón y el Faraón no les hará caso, pero la fuerza
de ese Dios acabará obligando al Faraón a dejarlos salir, porque extenderé mi mano, heriré a Egipto con
prodigios que haré en medio de él, y entonces os dejará marchar.
Brevísimo evangelio (Mt 11,28-30) pero de mucha enjundia,
porque en él se abre de par en par en Corazón de Jesucristo para presentarse
como el Corazón amante de la humanidad y de los creyentes en él, a los que
llama hacia sí, hacia el abrazo íntimo, y a los que les promete consuelo en sus
angustias y tribulaciones y cansancios de la vida. Sabe muy bien Jesús que la
gente camina con fardos pesados a sus espaldas. Que quien no es que lleva una
enfermedad es porque tiene un familiar necesitado, una penuria económica, una
soledad mortificante, una carga pesada de conciencia…, y las mil realidades más
con la que el mundo sufre angustiosamente. A todos los llama Jesús a ir a él, y
a hacerles más suave la carga y el peso. Y no es porque Jesús se va a dedicar a
ser el hada madrina que toca los problemas con su varita mágica y los resuelve,
sino porque él se va a hacer el Cireneo de los que sufren y va a hacer que su yugo sea más ligero y su carga menos
pesada. Sencillamente Jesús interviene y da un nuevo sentido y valor a las
cosas y las hace más llevaderas.
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