Regreso de Jerusalén
49. Partieron el otro día y, llegados a Chipre los peregrinos se
apartaron en diversas naves. Alcanzaron muy fácilmente del patrón del pequeño
navío. Partieron un día con próspero viento por la mañana, y a la tarde les
vino una tempestad, y al fin vinieron a tomar una tierra de la Pulla. Y esto en
la fuerza del invierno; y hacía grandes fríos y nevaba; y el peregrino no
llevaba más ropas que unos zaragüelles de tela gruesa hasta la rodilla, y las
piernas nudas, con zapatos, y un jubón de tela negra, abierto con muchas
cuchilladas por las espaldas, y una ropilla corta de poco pelo.
50. Llegó a Venecia mediado Enero del año 24, habiendo estado en el mar
todo el mes de Noviembre y Diciembre, y lo que era pasado de Enero. En Venecia
le halló uno de aquellos dos, que le habían acogido en su casa antes que partiese
para Jerusalén, y le dio de limosna 15 ó 16 julios y un pedazo de paño, del
cual hizo muchos dobleces, y le puso sobre el estómago por el gran frío que
hacía. Después que el dicho peregrino entendió que era voluntad de Dios que no
estuviese en Jerusalén siempre vino consigo pensando que había de hacer, y al
fin se inclinaba más a estudiar algún tiempo para poder ayudar a las ánimas, y
se determinaba ir a Barcelona; y así se partió de Venecia para Génova.
51. Y así se partió de Ferrara para Génova. Halló en el camino unos
soldados españoles, que aquella noche le hicieron buen tratamiento; mas cuando
fue a puesta de sol, llegó a un pueblo cercado, y las guardas le cogieron
luego, pensando que fuese espía; y metiéndole en una casilla junto a la puerta,
le empezaron a examinar, como se suele hacer cuando hay sospecha; y
respondiendo a todas las preguntas que no sabía nada. Y le desnudaron, y hasta
los zapatos le escudriñaron, y todas las partes del cuerpo, para ver si llevaba
alguna letra. Y no pudiendo saber nada por ninguna vía, trabaron de él para que
viniese al capitán; que él le haría decir. Y diciendo él que le llevasen
cubierto con su ropilla, no quisieron dársela, y lleváronle así con los
zaragüelles y jubón arriba dichos.
52. En esta ida tuvo el pelegrino como una representación de cuando
llevaban a Cristo, aunque no fue visión como las otras. Y fue llevado por tres
grandes calles; y él iba sin ninguna tristeza, antes con alegría y
contentamiento.
53. Llegan al palacio del capitán, y déjanle en una sala baja, y de allí
a un rato le habla el capitán: «este hombre no tiene seso; dadle lo suyo y echadlo
fuera». Salido de palacio, luego halló un español que allí vivía, el cual lo
llevó así a su casa, y le dio con qué se desayunase y todo lo necesario para
aquella noche. Y llevándolo al capitán, que era francés, el capitán le preguntó
entre las otras cosas, de qué tierra era: y entendiendo que era de Guipúzcoa le
dijo; «yo soy de allí de cerca», parece ser junto a Bayona; y luego dijo:
«llevadle, y dadle de cenar.
Liturgia
Muerto José (Gn 1,8-14.22), los faraones siguientes habían
perdido ya el recuerdo de aquel hombre. Y lo que se encontraban era con un
pueblo extranjero que se multiplicaba mucho, y del que tuvieron el temor de que
se aliara con los enemigos. Por eso le impusieron grandes cargas y los emplearon
en la construcción de dos grandes ciudades.
Pero ellos seguían creciendo y el Faraón de turno optó por
una decisión drástica: echar al Nilo a todos los niños varones que nacieran. Así
evitarían con el tiempo la multiplicación de aquel pueblo.
El evangelio concluye la enseñanza de Jesús a sus Doce,
como los evangelios anteriores es una enseñanza dura. Empieza diciendo Jesús
que él no ha venido a traer paz. ¡Precisamente el autor de la paz, el que
saluda con la paz y el que se distingue por la paz! Pero sabe muy bien que ser
fuel a él va a provocar contiendas y oposición. Y lo concreta en la misma
familia, porque dentro de la familia unos van a estará favor y otros en contra,
y así los enemigos, los rompedores de la paz, van a ser los de la misma familia.
Y él lo sabe y por eso dice que trae guerra. Una guerra que él no querría
jamás, pero que de hecho se dará porque querrán
más al padre o la madre o los hijos y hermanos más que a él, y eso hace que
muchos no sean dignos de él. Ya no se trata de “bueno” o “malo”: se
trata de ser DIGNOS DE ÉL o no serlo. Ahí se va a fraguar la verdadera actitud
de seguidores suyos.
Pero no se resuelve todo el tema con que individualmente
sean dignos…, sino que la vida que Cristo trae ha de vivirse socialmente, y hay
que saber tratar al otro: al profeta como profeta, al justo como justo, al
pequeño que pide un vaso de agua, como al propio Jesús.
Esto, que parece tan teórico, tiene hoy día una aplicación
muy concreta con los inmigrantes. También ahí Jesús siente a “los pequeños”
como alguien con quien hay que llegar a entenderse, EN EL NOMBRE DE JESÚS. El
evangelio hay que saber vivirlo en las circunstancias variadas en que se
presenta la realidad de la vida
No es Jesús el que ordena: Él nos ofrece su criterio:vivir para sí mismos o vivirpara Dios y para los hermanos ; hacerse servir o servir; obedecerse a sí mismo o bien, obedecer a Dios...Por eso nos parece que Jesús es "signo de contradicción". Una vez más se nos pide que seamos muy valientes para actuar conforme a nuestras creencias cristianas que con mucha frecuencia serán rebatidas incluso en nuestras comunidades por los mismos que dicen que piensan como nosotros.
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