25 de junio de 2015 (ZENIT.org)
La gente sabe cuando un pastor tiene esa coherencia que le da
autoridad. Así lo ha asegurado el Santo Padre esta mañana en la homilía de
Santa Marta, en la que ha reflexionado sobre la distinción entre verdaderos
predicadores del Evangelio y los “pseudoprofetas”.
Tal y como ha recordado Francisco, el pueblo siguió a Jesús porque
Él enseñaba con autoridad y no como los escribas. Durante su homilía ha
reflexionado sobre el Evangelio del día asegurando que la gente
percibe cuando "un sacerdote, un obispo, un catequista, un cristiano
tiene esa coherencia que les da la autoridad”. Asimismo, ha indicado que Jesús
“advierte a sus discípulos” sobre los “falsos profetas”. Igualmente ha
explicado cómo discernir “dónde están los verdaderos profetas y dónde están los
‘pseudoprofetas’”, “dónde están los verdaderos predicadores del Evangelio y
dónde los que predican un Evangelio que no es Evangelio”.
Francisco ha hablado de tres palabras claves para entender esto:
hablar, actuar y escuchar. Además, ha recordado las palabras de
Jesús: “no todos los que me dicen ‘Señor, Señor’, entrarán en el Reino de los
Cielo”.
Y lo ha precisado así: “estos hablan, hacen, pero les falta otra
actitud, que es precisamente la base, que es precisamente el fundamento del
hablar, del actuar: les falta escuchar. Por eso Jesús continúa: ‘Quien escucha
mis palabras y las pone en práctica”. El binomio hablar-actuar no es suficiente…
nos engaña, tantas veces nos engaña, ha advertido.
Y Jesús cambia y dice: “el binomio es el otro, escuchar y actuar,
poner en práctica: ‘quien escucha mis palabras y las pone en práctica será como
el hombre sabio que construye su casa sobre la roca”.
Sin embargo, el Santo Padre ha subrayado también que “quien
escucha las palabras pero no las hace suyas, las deja pasar, no escucha
seriamente y no las pone en práctica, será como el que edifica su casa sobre
arena”.
Al respecto ha precisado que “cuando Jesús advierte a la gente
sobre los ‘pseudoprofetas’ dice: ‘por sus frutos les conoceréis’. Y de aquí, su
actitud: muchas palabras, hablan, hacen prodigios, hacen cosas grandes pero no
tienen el corazón abierto para escuchar la Palabra de Dios, tienen miedo de la
Palabra de Dios y estos son ‘pseudocristianos’, los ‘pseudopastores’. Es
verdad, hacen cosas buenas, es verdad, pero les falta la roca”.
Por esta razón, el Papa ha advertido que sin esta roca “no pueden
profetizar, no pueden construir: fingen porque al final todo cae”.
Y así, Francisco ha insistido en que “uno que habla y actúa,
solamente, no es un verdadero profeta, no es un verdadero cristiano, al final
caerá todo: no está sobre la roca del amor de Dios, no es seguro como la roca”.
Y ha añadido: “uno que sabe escuchar y desde la escucha, actúa, con la fuerza
de la palabra de otro, no de la propia, ese permanece seguro. A pesar de que
sea una persona humilde, que no parece importante, pero ¡cuántos de estos
grandes hay en la Iglesia! ¡Cuántos obispos grandes, cuántos sacerdotes
grandes, cuántos fieles grandes que saben escuchar y desde la escucha
actúan!"
Para finalizar la homilía, el Pontífice ha puesto como ejemplo a
la madre Teresa de Calcuta que “no hablaba, y en el silencio ha sabido escuchar”
y “ha hecho tanto”. No ha caído --ha observado-- ni ella ni su obra.
De este modo ha concluido recordando que “los grandes saben
escuchar y desde la escucha, actúan, porque su confianza y su fuerza está sobre
la roca del amor de Jesucristo”. La debilidad --ha finalizado el Papa-- de
Jesús que de fuerte se ha hecho débil para hacernos fuertes a nosotros, nos
acompañe en esta celebración y nos enseñe a escuchar y a hacer desde la escucha
no desde nuestras palabras”.
Ya en el Antiguo Testamento se hace referencia a los malos pastores que hacen estragos en el pueblo de Dios. El Profeta Jeremías denuncia la falta de piedad de aquellos pastores que profetizan por Baal y confunden al pueblo de Israel, contándole mentiras y ocultándole las palabras de Jahve.
ResponderEliminarMucho es el daño que causan en las almas esos Pastores desinformados, que por no escuchar e interpretar la Palabra, la ofrecen, tal cual ellos la han recibido prestando un flaco servicio a quién se les acerca pidiendo luz y le ofrecen oscuridades; pidiendo fortaleza y sólo ofrecen debilidad e incertidumbres.
Gracias a Dios, en nuestra Comunidad, casi todos nuestros Presbíteros, son buenos predicadores del Evangelio.