En el Corazón de su Madre
Jesús se hizo junto a María. En íntima unión a María.
Concebido en el seno de María. Conviviendo 30 años con María. Reproduciendo en
sus movimientos y expresiones, y en sus mismos sentimientos, lo que Él vivió en
tanto tiempo con Ella.
Los hijos son sanos y dulces cuando tienen un ambiente
dulce y sereno. Jesús tuvo el Corazón de su madre como regazo de todos sus
sentimientos.
¡Así salió un CORAZÓN DE JESÚS tan delicado y sensible, tan
cercano y en tanta sintonía con las personas que encontró a su paso!
Los que crecemos bajo la sombra de María y bajo la mano
amorosa de Jesús, llevamos todo a favor para tener un buen corazón.
El valor de lo pequeño
Concluye el libro de Tobit (12, 1, 5-15, 20) con la
revelación que hace de sí mismo el arcángel San Rafael. Y desvela al mismo
tiempo toda aquella historia que han vivido las dos familias –de Tobi y Ragüel-
leídas desde la visión de Dios. Una cosa era lo que ocurría en la vida diaria y
en los avatares de casa familia de aquellas; otra era el camino de Dios que iba
sacando el néctar de las dos historias hasta convertirlo en una acción
providencial que los protagonistas ni podían imaginar. La conclusión a la que
lleva Rafael es a dar gloria a Dios, bendecid al Dios del Cielo y proclamadlo ante todos los
vivientes, porque ha sido misericordioso con vosotros.
En el evangelio de Marcos (12, 38-44), dos mundos: uno, el
de los fariseos y doctores de la ley, de los que advierte Jesús que hay que
tener cuidado porque sólo miran por sí, buscando ser considerados y alabados.
La segunda historia es la de la viuda pobre que echa una
monedita en el cepillo del Templo. Jesús no se había conmovido por las
donaciones de los otros, alguna de ellas substanciosa. Y muchas veces
entregadas esas grandes sumas con ostentación y publicación. No conmovieron a
Jesús. Pero al pasar aquella viuda pobre y depositar su céntimo en el cepillo,
a Jesús se le conmovieron las entrañas. Porque
aquella pobre mujer había echado cuanto tenía para comer ese día. Y Jesús
quiso que sus apóstoles se fijaran y valoraran aquella acción.
Y es un buen toque de atención a que nosotros nos fijemos
también. Lo normal es que nos llamen la atención las grandes acciones, las que
de por sí son llamativas. Se meten por los ojos y naturalmente reaccionamos
ante ellas. Sin embargo en la vida diaria hay pequeñas “moneditas” que tienen
un valor mucho mayor, no materialmente, pero sí moral o espiritualmente. Lo “grande”,
por decirlo así se expresa por sí mismo: llama la atención, y hasta se lleva su
alabanza.
“Lo pequeño” sólo sabe valorarlos el experto en temas del
corazón…: cuando ha sido el corazón lo que ha actuado, y casi que se busca el
modo de pasar desapercibido porque la misma persona no le ha dado importancia.
Sin embargo, desde la mirada limpia de Jesus eso “pequeño” tiene grandes
dimensiones.
Seguro que los ricos que echaron limosnas grandes, como la
pobre viuda con su monedita, salieron satisfechos de lo que habían entregado.
Pero ella –quizás sin explicitarlo-
había entregado su propio corazón. Y eso ya no puede valorarse más que desde
los ojos de Dios.
En este pasaje del Evangelio de hoy,aprendemos el verdadero valor de las cosas.Cualquier acontecimiento, aunque parezca sin importancia,podemos convertirlo an algo muy grato a Dios.Y,por ser grato a Él ,valioso. Sólo tiene valor real,verdadero,y eterno lo que hacemos agradable a Dios.
ResponderEliminarSi estamos atentos a lo pequeño,viviremos con plenitud todos los días,sabremos dar a cada momento el sentido de estar preparando la eternidad.
Pidamos ayuda a nuestra Madre en cada situación ordinaria y pequeña de nuestra vida.
La viuda pobre, entregando lo que necesitaba para subsistir, realiza un acto solidario heroico, sencillo y auténtico. Ella, con su gesto,nos enseña a vivir el Evangelio. Ella nos es un gran modelo.Es un buen ejemplo a seguir.Pero para ser capaces de realizar un acto como el suyo, de una generosidad y de una gratuidad, casi ilimitadas, hace falta tener una caridad extraordinaria y una gran fe y una grandísima confianza absoluta en Dios que , así como se preocupa del sustento diario de los pajarillos, llegado el caso, también se preocuparía de uno de nosotros.
ResponderEliminarJesús, en su predicación en Galilea, ha repetido muchas veces la palabra "anda"..."Anda, no peques más". La Virgen le habrá repetido muchas veces esta palabra antes de mandarlo a la escuela.Yo me imagino a María como cualquier madre cristiana, pobre, ocupándose personalmente de su Niño.
Ha rezado con Él las oraciones de la mañana; como eran hebreos, rezaban con los Salmos: "A Tí levanto mis ojos". La Madre se lo enseñaba cantando mientras lo lavaba y lo peinaba, le ponía una ropita limpia cada mañana, probablemente con algún remiendo, después le daba un sencillo desayuno, Jesús se lo comía todo porque su Madre lo estaba mirando con mucho amor.En un pequeño canastillo llevaba su merienda; lo cubría de besos,y le decía: anda, hijo mio, pórtate bien.
Por eso el "Anda del Evangelio", que es el "Anda del Corazón de Jesús", se parece tanto al "anda" de su Madre,,,El "Anda " del Evangelio es el Corazón de Jesús Madre, despertando, aseando, curando, vistiendo alimentando y besando a sus hijos para que vayan contentos al campo que tienen que cultivar... Después, Jesús nos dirá:"Anda," "levántate"..SÍGUEME .