14 de junio de 2015 (ZENIT.org)
El santo padre Francisco rezó este domingo la oración del ángelus
desde la ventana de su estudio que da hacia la Plaza de San Pedro, delante de
miles de fieles, peregrinos allí reunidos
Texto completo
«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! El evangelio de
hoy está formado por dos parábolas muy breves: la de la semilla que germina y
crece por sí, y la del grano de mostaza (cfr Mc 4,26–34).
A través de estas imágenes tomadas del mundo rural, Jesús presenta
la eficacia de la palabra de Dios y las exigencias de su Reino, mostrando las
razones de nuestra esperanza y de nuestro empeño en la historia.
En la primera parábola centra atención sobre el hecho que la
semilla echada en la tierra, prende y se desarrolla por sí misma, sea que el
campesino duerma o esté despierto. Él confía en la potencia interna de la misma
semilla y en la fertilidad del terreno.
En el lenguaje evangélico la semilla es símbolo de la palabra de
Dios, cuya fecundidad es invocada por esta parábola. Así como la humilde
semilla se desarrolla en la tierra, así la Palabra obra con la potencia de Dios
en el corazón de quien la escucha. Dios ha confiado su Palabra a nuestra
tierra, o sea a cada uno de nosotros, con nuestra concreta humanidad.
Podemos tener confianza, porque la palabra de Dios es palabra
creadora, destinada a volverse 'el grano lleno en la espiga'. Esta parábola si
es acogida, trae seguramente sus frutos, porque Dios mismo la hace germinar y
madurar a través de caminos que no siempre podemos verificar y de una manera
que no conocemos. Y de una manera que no sabemos.
Todo esto nos hace entender que es siempre Dios, que es siempre
Dios quien hace crecer su Reino. Por esto rezamos tanto, 'Qué venga tu Reino'.
Es él quien lo hace crecer, el hombre es su humilde colaborador, que contempla
y se alegra de la acción creadora divina y espera con paciencia los frutos.
La palabra de Dios hace crecer, da vida. Y aquí quiero recordarles
la importancia de tener el Evangelio, la Biblia al alcance de mano. El
Evangelio pequeño en la cartera, en el bolsillo, de nutrirnos cada día con esta
palabra viva de Dios. Leer cada día un párrafo del Evangelio o un párrafo de la
Biblia. Por favor no se olviden nunca de esto, porque esta es la fuerza que
hace germinar en nosotros la vida del Reino de Dios.
La segunda parábola utiliza la imagen del grano de mostaza. Si
bien es el más pequeño de todas las semillas está lleno de vida y crece hasta
volverse 'más grande que todas las plantas de huerto'.
Así es el reino de Dios: una realidad humanamente pequeña y aparentemente
irrelevante. Para entrar a ser parte es necesario ser pobres en el corazón; no
confiarse en las propias capacidades sino en la potencia del amor de Dios; no
actuar para ser importantes a los ojos de mundo, sino preciosos a los ojos de
Dios, que tiene predilección por simples y los humildes.
Cuando vivimos así, a través de nosotros irrumpe la fuerza de
Cristo y transforma lo que es pequeño y modesto en una realidad que hace
fermentar a toda la masa del mundo y de la historia.
De estas dos parábolas nos viene una enseñanza importante: el
Reino de Dios pide nuestra colaboración, si bien es sobretodo iniciativa y un
don del Señor. Nuestra débil obra aparentemente pequeña delante de los
problemas del mundo, si se inserta en la de Dios y no tiene miedo de las
dificultades.
La victoria del Señor es segura, su amor hará crecer cada semilla
de bien presente en la tierra. Esto nos abre a la confianza y al optimismo a
pesar de los dramas, las injusticias, y los sufrimientos que
encontramos. La semilla del bien y de la paz germina y se desarrolla,
porque lo hace madurar el amor misericordioso de Dios.
La Virgen santa, que ha acogido como 'tierra fecunda' la semilla
de la divina Palabra, nos sostenga en esta esperanza que nunca nos
desilusiona».
El papa Francisco ha rezado el ángelus y
después ha dicho las siguientes palabras
«Queridos hermanos y hermanas, hoy es la Jornada mundial de los
donantes de sangre. Millones de personas contribuyen de manera silenciosa para
ayudar a los hermanos en dificultad. A todos los donantes les expreso mi
aprecio e invito a los jóvenes a que sigan su ejemplo.
Saludo a todos ustedes, queridos romanos y peregrinos: grupos
parroquiales, familias y asociaciones. En particular saludo a los fieles que
llegaron desde Debrecen (Hungheria), de Malta, de Houston (Estados Unidos) y de
Panamá. Y de Italia a los files de Altamura, Angri, Treviso y Osimo. Un
pensamiento especial a la comunidad de los rumanos católicos que viven en Roma
y a los jóvenes de la confirmación de Cerea.
Saludo al grupo de recuerda a todas las personas que han
desaparecido y les aseguro mi oración. Y estoy además cercano a todos los
trabajadores que defienden de manera solidaria el derecho al trabajo, que es un
derecho a la dignidad.
Como ya ha sido anunciado, el jueves próximo será publicada una
Carta Encíclica sobre la defensa de lo creado”, e invitó “a acompañar este
evento con una renovada atención a la situación del degrado ambiental, pero
también de recuperación de los propios territorios.
Esta encíclica está dirigida a todos. Recemos para que todos
puedan recibir su mensaje y crecer en la responsabilidad hacia la casa común
que Dios nos ha confiado».
Y a todos ustedes les deseo un buen domingo, y por favor no se
olviden de rezar por mi. Y concluyó con su “buon pranzo e arrivederci”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!