Jesús HOSTIA SANTA
Jesucristo sale por las calles de muchas ciudades, envuelto
en los velos del Sacramento, majestuoso desde su PRESENCIA REAL. Quien mira con
ojos penetrantes de fe, descubre la presencia viva del Corazón de Cristo. Hoy,
con una solemnidad especial, ese Corazón de la Eucaristía va a asomarse a las
ciudades y pueblos de la geografía.
CORAZÓN DE JESÚS: métenos dentro de tu Corazón. Tú has
inventado el mejor procedimiento para ello, que es meterte tú en nuestro
corazón. Infunde en nosotros tu sentir; pon en nosotros tus deseos; mueve
nuestros corazones hacia el bien de los que nos necesitan y que nosotros
podemos y debemos atender. Haznos ser hostia que aproveche a los demás. Porque
será la manera correcta de acercarnos a tu Eucaristía.
LITURGIA DEL CORPUS
Se abre con una lectura del Antiguo Testamento. [Ex 24,
3-8]. Moisés ha bajado del Sinaí y comunica al pueblo lo que le ha dicho el
Señor. El pueblo responde: Haremos cuanto
ha dicho el Señor. Moisés pone por escrito todo el documento. Se levanta
temprano y levanta un altar en presencia del pueblo. Y sobre el altar ofrece
sacrificios y holocaustos. Querría Moisés poder ofrecerse a sí mismo, pero él
no puede dar su vida; no tiene derecho sobre ella. Utiliza sangre de animales
como quien dice: si yo pudiera…; pero te ofrezco lo que tengo. Lee entonces ante
el pueblo el documento escrito y rocía con sangre de aquellos animales
ofrecidos. Y dice: ésta es la sangre de la alianza que el Señor hace con vosotros sobre
todos estos mandatos.
El Evangelio de hoy (Mc 14, 22-26) nos pone delante a Jesús
que toma un pan y lo bendice y da a comer a sus apóstoles: Tomad: esto es mi cuerpo.
Y luego toma una copa de vino y se la pasa a ellos: Esta es mi sangre, sangre de la
alianza, derramada por todos. Y la 2ª lectura (Heb 9, 11-15) nos hace
la transición de una alianza a otra: la primera está hecha con la sangre de una
becerra, y ya tiene el valor de servir a un pueblo como expresión de alianza de
Dios con el hombre. ¡Cuánto más si ahora nosotros tenemos firmada la Alianza
nueva con la Sangre de Jesucristo! Por
eso Él es mediador de una alianza nueva:
en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante
la primera alianza, y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia
eterna.
Qué inmensa fiesta es la de hoy. Qué momento tan gozoso de
nuestra fe. Aquel día Tomás se rindió ante el Resucitado y, aunque palpando al
hombre, reconoció al Señor mío y DIOS MÍO.
Hoy nosotros nos rendimos ante el SCRAMENTO DE JESUCRISTO EUCARISTÍA y “tocamos
y palpamos” al propio Señor mío y Dios mío. Más allá de lo
que nos ofrecen los ojos o el paladar o el olfato…, más allá de la mera razón, la fe nos hace sentirnos creyentes del
misterio inaudito de Jesucristo hecho Hostia. Y caemos rendidos ante la
Sagrada Forma.
Y el sacerdote se siente inmenso y –a la vez- perdido ante
ese milagro que tiene cada día entre sus manos: repite las palabras de Jesús
sobre el pan y sobre el vino, y en un instante misterioso e inaudito, ya no
tiene pan ni vino: está rendido ante la Presencia
misma de Jesús, que ha obedecido a las palabras del Sacerdote y se ha hecho
presencia viva. Está Jesús en su Cena Pascual, en su Calvario y sacrificio… EN
ESE ALTAR CONCRETO Y A TRAVÉS DE ESE SACERDOTE CONCRETO… He ahí la maravilla
del amor de Jesucristo…, del Corazón de Jesucristo.
Te adoro con fervor,Deidad oculta,
ResponderEliminarque estás bajo estas formas escondido,
a Ti mi corazónse rinde todo entero
y desfallece todo si te mira.
Se engaña en Ti la vista, el gusto ,el tacto
mas tu Palabra engendra fe rendida
cuánto el Hijo de Dios ha dicho, creo,
pues no hay verdad ,cual la verdad divina.
En la Cruz la Deidad estaba oculta,
aquí la humanidad yace escondida
y ambas cosas creyendo y confesando
imploro yo lo que imploraba Dimas.
No veo como vió Tommás tus llagas
mas por su Dios te aclama el alma mía
haz Señor que siempre en Ti yo crea
que espere en Ti ,que te ame sin medida.
Oh memorial de la Pasión de Cristo
oh PAN VIVO que al hombre das la vida
concede que de Ti mi alma viva
y goce de tus célicas delicias.
Jesús mío, pelícano piadoso
con tu Sangre mi pecho impuro limpia
que de tal Sangre,un gota puede
todo el mundo salvar de su malicia.
Jesús a quien ahora miro oculto
cumple Señor lo que mi pecho ansía
que a cara descubierta contemplándote
por siempre goce de tu clara vista.
El Corpus nos ofrece la mejor oportunidad de reflexionar sobre el don de la Eucaristía, sobre nuestras vivencias personales y comunitarias y la incidencia que tiene en nuestro entorno. Creo que es muy bueno reflexionar sobre Dios, el gran Aliado del Pueblo de Dios que selló su Alianza con la sangre de aquellos sacrificios con la que firmó su compromiso de fidelidad con los hombres; compromiso que Él jamás ha roto. Nosotros, a pesar de nuestra respuesta dada a Moisés: "Haremos todo lo que dice el Señor", alguna vez no le hemos sido fieles.
ResponderEliminarMoisés es el que anda siempre buscando a Dios; quiere conocerlo, saber cómo se llama para poder dirigirse a Él llamándolo por su Nombre. Moisés , sin darse cuenta , quiere poseer a Dios. Y Dios le manifiesta su Nombre; no es un nombre complicado; pero sí misterioso: YO SOY... Dios es AMOR. Moisés, al oirlose echó por tierra.Moisés busca a Dios con toda su alma, se deja interpelar por Él y se abre a su Presencia. Dios le sale al encuentro, le manifiesta su Nombre y su Gloria y lo envía a su pueblo como libertador y como testigo.. Jamás verá a Dios Cara a cara, sino envuelto en la nube o interponiendo la mano(Ex,33-32)
Dios se deja encontrar; pero hay que subir a la montaña o al desierto, acercarse al hermano que sufre y vaciarse de todo lo que no es Dios. Se puede manifestar de muchas formas... no lo vas a ver cara a Cara; pero si tú quieres encontrarlo, Él que conoce tu corazón, si lo deseas de veras, se te mostrará cuando menos lo esperes y tú sabrás que era Él; y, te dejará unas seguridades que no las vas a perder nunca.. De hoy para mañana vas a perder el gusto por lo mundano y solo te va a hacer feliz lo trascendente y lo que tiene sentido. Cuando Dios se manifiesta el hombre" enloquece".Si no nos hubiera dejado la Eucaristía, sería insoportable la vida; sería una vida de continua zozobra entre el "ya" y el "todavía no".