Málaga. España.
Novena
al Sagrado Corazón
el día 4 de Junio.- 6’45 tarde
en la Iglesia del Corazón de Jesús,
con Exposición, Rosario, Preces y Bendición.
y SANTA
MISA con predicación del
P. Javier Gª. Ruiz de Medina S.I.
EL MES DEL CORAZÓN DE JESÚS
La luz de Jesucristo
Jesús afirma una realidad evidente: quien enciende una luz
lo hace para alumbrar. Quien enciende una lámpara la pone en lugar alto para
que llegue a más rincones.
El Corazón de Jesús es LUZ. Por su parte está iluminando
siempre. Luego, alumbrará a quienes se ponen en su círculo de acción. Quien se
aparta de la luz, queda en tiniebla. Quien quiere ver, se acerca a la luz. Hay
quienes no la buscan. Pero Jesús sigue iluminando.
Pon luz en nuestros ojos; haz presente a nuestra vista tu
Corazón, y atráenos para que no nos podamos separar de ti.
LITURGIA DEL DÍA
Tobit (2, 10-23) siguió haciendo la obra de misericordia de
enterrar a los muertos. Físicamente cansado se sentó junto a la tapia de su
casa. No se dio cuenta que tenía encima un nido de gorriones, y le cayó
excremento en los ojos y lo dejaron ciego. Lo típico: quienes no tenían la fe
que él, vinieron a hacer un falso montaje entre la fe que él tenía y el mal que
le había sucedido, y le atacaban por ese punto: ¡Tanto creer en Dios y te
ocurre esto! Tobit no unía dos hechos absolutamente diversos, y permaneció en
su fidelidad a Dios, que llegaba a ser hasta nimia, como en el caso del cabrito
que oyó balar en la casa, que le habían regalado a su mujer. La esposa le echó
en cara de qué le había valido su fe y
estar como estaba.
Es la historia de siempre: como si el mal físico fuera un
castigo, o como si la fe pudiera ponerse en duda porque algo doloroso le ocurre
al creyente.
Ha quedado ahí la historia. Ya veremos su desenlace.
En el Evangelio (Mc 12, 13-17) hay una confabulación entre
herodianos y fariseos, dos formas muy distintas de pensar y de vivir, pero
unidas contra Jesús. Eso sí: vienen hipócritamente alabándolo porque eres sincero y no te importa de nadie porque
no te fijas en las apariencias. Todo eso era una gran verdad pero en labios
de aquellos era una falsía para confiar
a Jesús. La pregunta: si es licito pagar
el impuesto al César. Era una trampa. Si Jesús decía que sí, se ponía al
pueblo en contra (por el odio a todo lo que venía del invasor). Si decía que
no, se enfrentaba a los dirigentes romanos.
Jesús se vale de una estratagema: la moneda tiene la
esfinge del César. Pues dadle al César lo que es del César. Pero a Dios hay que
darle lo que es de Dios. Al César, para las obras públicas de beneficio al
pueblo. A Dios, lo público y lo íntimo y privado. A Dios, el pueblo de a pie, y
también el mismo César han de rendirle tributo, reconocimiento, respeto.
Se admiraron los mismos que venían con trampa. Jesús había
solventado el tema y no había dicho algo que le pudiera tildar ante el pueblo o
ante Roma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!