Semana hacia Pentecostés
Pablo se encontró en Éfeso (Hech 19, 1-8) con doce discípulos que ni siquiera habían oído hablar del Espíritu Santo. Que eran
discípulos que estaban en la línea de simpatía con la nueva fe que Pablo
predicaba pero que estaban parados en el bautismo de Juan, simple signo de
cambio hacia una realidad mayor, a la que ellos no habían llegado. Pablo les
instruye y ellos piden ser bautizados con el bautismo cristiano.
En el momento en que reciben el Bautismo, viene sobre ellos
el Espíritu Santo de forma sensible, y se ponen a hablar en lenguas y a
profetizar. El Espíritu que no conocían se les hace presente aun de forma
llamativa. Ahora ya lo conocen, lo han experimentado y reciben de él su
influencia benéfica.
Nos sirve de espejo para descubrir cuántas veces se presta
poca atención al espíritu Santo en la vida diaria, y sin embargo ese Espíritu
de Cristo y del Padre está actuando y siendo protagonista de la vida de la
persona. Una buena idea, un buen impulso, una tendencia al bien, un acto bueno,
unos deseos e ilusiones constructivas, un reaccionar frente a una tentación, un
saber soportar una contrariedad sin tomar represalia de quien la provocó…, y
tantas cosas por el estilo, son obra del
Espíritu Santo, y pueden pasar desapercibidas para el individuo, e incluso
creerse que son cualidades personales. San Pablo nos advertirá que ni siquiera
podemos pronunciar el nombre de Jesús y reconocer que Jesús es el Señor, ni no
está ahí la fuerza y la iluminación del espíritu Santo.
Cuando el mundo actual cree estar inventando la vida, y –de
hecho- descubre novedades que merecen la pena, ni se plantea que hay ALGUIEN
más allá de la propia inventiva y de la propia valía de esa persona. Y sin
embargo en ellos está actuando una fuerza superior…: no han oído hablar del Espíritu
Santo, pero están inspirados por el Espíritu que procede del Padre y del Hijo.
Y los apóstoles se
admiran (Jn 16, 29-33) de que Jesús ahora
habla claro y por eso creen que salió de Dios, y sin que aún se haya
producido Pentecostés, de hecho están recibiendo una nueva “ciencia” que les
descubre secretos de Jesus. Como nosotros en la oración. “Me ha salido una
oración estupenda”. Y uno puede quedarse en ese gozo de tal estupenda oración.
Y el hecho real es que estuvo ahí el don de sabiduría, de ciencia, de
entendimiento, de amor de Dios… O sea: estuvo ahí el espíritu Santo, dador de
dones y Presencia activa de Dios en cada corazón humano.
Jesús previene a los Doce que tendrán luchas, pero han de
tener valor porque Yo he vencido al mundo.
MARÍA vivió bajo ese velo que la cubrió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti… En
aquel momento de una manera especial, pero María venía envuelta en ese Espíritu
de Dios desde antes de su concepción. Dios modeló a aquella MUJER prometida. Y
los dones de Gracia que depositó en ella fueron dones del Espíritu de Dios,
aunque entonces no se hablara aún del Espíritu Santo.
Cuando el día del anuncio se le avisó del proyecto de Dios,
se le comunicó expresamente que el Espíritu Santo te cubrirá con su sombra.
Y bien conocía María –en el lenguaje bíblico- que eso estaba diciéndole que la
invadiría Dios, como en aquella nube que cubría la tienda del Encuentro, y todo
se paralizaba porque había plena conciencia de que Dios había bajado y se había
hecho presente al Pueblo.
SÍ, con Jesús, nada que temer; si somos probados ,sabemos que el Señor no nos deja sólos; nos invita a tener fe, a orar, a escuchar su Palabra e interpretarla para encontrar el sentido a mi vida...Debo seguirle, imitarle en la humildad, aceptarlo todo de buen grado, sin reproches, con mucha paz y sinceridad.
ResponderEliminarA la Virgen le pido ayuda para usar bien mi libertad y cumplir sin rebajas el mandamiento nuevo.