EL PRÓXIMO VIERNES día 15,
Tercer Viernes de mes,
ESCUELA DE ORACIÓN,
a las 5’30
en el Salón de Actos.
Centro Pastoral “Pedro Arrupe”.
Málaga.
CONVICTO DE SU ERROR
El Espíritu Santo viene a poner en claro dónde está la
verdad y dónde la mentira. Por eso conviene
que yo me vaya –dice Jesús a sus apóstoles (Jn 16, 5-11)- porque al venir
el Paráclito, él va a dejar al mundo convicto de un pecado, una justicia y una
condena. EL PECADO: que no me han recibido; que no creen en mí. Que han
tenido la salud en sus manos y la dejan escapar. LA JUSTICIA: la mayor prueba de
lo verdaderamente justo es que yo vuelvo al seno de Dios. No me he desviado de
sus planes. He realizado su voluntad. Ahora vivo ya el estadio de felicidad
inalterable. LA CONDENA: el fracaso del mundo, del espíritu del mal que manda
en este mundo, del demonio como príncipe de la maldad de este mundo… Queda
condenado.
Un caso concreto es el que presenta hoy Hech 16, 22-34:
Pablo y Silas son azotados, humillados y encarcelados. Un terremoto a media
noche les abre las puertas de la prisión, pero ellos no se escapan. El
carcelero, perplejo, admirado por
aquellos hombres que han tenido en sus manos liberarse de la prisión y no lo
han hecho, acaba lavándoles las heridas, invitándolos a su casa y bautizándose
con todos los suyos. Realmente “el mundo” del mal ha quedado derrotado y el
mismo carcelero ha dado la puntilla a ese mal. El “mundo” ha quedado condenado
y Pablo, Silas, el carcelero y su familia, han hallado la slvación.
En el precioso relato de Apoc 12 se presenta a LA MUJER
vestida de sol y las estrellas ornando su corona. El dragón infernal
pretendiendo inficionarla con su baba inmunda, y pretendiendo matar al niño que
la mujer va a dar a luz. Lucha entre el “mundo”, representado por el dragón, y
Miguel, con los ejércitos de los ángeles. El dragón que utiliza varias artes
para dañar a la mujer y a su Hijo, y el Cielo que le gana la partida paso por
paso, separando a la mujer de la maldad de este “mundo”, llevándola al desierto, y realizando prodigios que
acaban derrotando al dragón.
El arte –con error teológico y mala lectura del
Protoevangelio (Génesis)-, ha representado a LA MUJER pisando al
dragón/serpiente. No es teológico ni responde al plan de Dios. Porque quien
vence al dragón es Dios mismo, el Hijo mismo, al que Dios defendió contra las
bocanadas de muerte del dragón. Dios es quien defiende a la Mujer y la hace
incólume. LA MUJER es personaje importantísimo en la historia de la salvación,
pero no es “la salvadora”. EL SALVADOR REDENTOR es Jesús. Y María es asociada
al infinito valor de la salvación que realiza Jesús. María es pieza
importantísima en el puzle de la salvación, pero la salvación sólo puede
realizarla Dios, el Hijo de Dios. El que vino a ser el Hijo de esa MUJER que
Dios prometió, defendió y fue llevando a la inmensa grandeza por la que hoy la
veneramos. El enemigo ha sido derrotado.
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