Al P. Juan Álvarez
Melchor Cano y otros habían infringido duros ataques a
jesuitas. Los Padres Torres, Estrada y Juan Álvarez, de Salamanca, reciben
poderes para defender a los jesuitas ante un tribunal público, en nombre de
Ignacio, y se acudió a personas influyentes para que intercedieran a favor.
El P. Juan Álvarez considera que son medidas poco adecuadas
y poco conformes con la confianza en Dios que había vivido Ignacio en diversas
contrariedades de su vida. Y en cuanto a acudir a personas influyentes, lo
considera “doblar las rodillas ante Baal”, lo que es una idolatría.
Ignacio reprueba tal forma de pensar, porque acudir a
medios humanos buenos es también una manera de conseguir los frutos que se
pretenden; es usar los medios que el Señor pone a disposición para servirse de
ellos según la voluntad divina. Sería malo poner más confianza en los medios
humanos, pero no es malo servirse de esas influencias según la voluntad de
Dios. Se trata de bien usar de los medios humanos, aunque se haya de poner la confianza
en los divinos.
Liturgia:
Jesús ha pasado con sus discípulos “a
la otra orilla”, buscando un lugar tranquilo donde descansen los apóstoles que
han regresado de su misión apostólica.
Pero la muchedumbre ha rodeado el lago y ha llegado a ese lugar,
donde Jesús se encuentra con aquellas gentes que andan como ovejas sin pastor,
que encuentran acogida en Jesús. (Mc.6,1-15)
Jesús –que siente pena por ellos- se olvida ya del posible descanso y se pone a
atender a aquella muchedumbre, acudiendo a sus enfermos y dedicándose a la
gente con toda su alma.
Y pasan las horas y Jesús sigue dedicado a ellos hasta que
se detiene un momento y pregunta a Felipe con
qué compraremos pan para toda este gente. Era un imposible. Pero Jesús
quería que los apóstoles se hicieran cargo de la situación en la que están: un
descampado y una muchedumbre sin comer.
Felipe responde admirado que haría falta mucho dinero para
dar de comer a tanta gente. Otro de los discípulos, Andrés, ha buscado por su
parte y ha sacado en claro que la comida de que disponen para todos son 5 panes
y 2 peces. Y al mismo tiempo, la reflexión lógica: ¿Pero qué es esto para tanta
gente?
Estamos en el mismo caso de la primera lectura
(2Reg.4,42-44) en la que el criado de Eliseo traía unas pocas viandas para el
profeta, y éste le dice al criado que lo reparta a la gente. El criado responde:
¿Qué hago yo con esto para tantas
personas? Eliseo insiste y hay comida para todos.
Pues en el evangelio ocurre igual: Jesús dice a los
discípulos que comuniquen a la gente que se sienten en la hierba, y tras dar
gracias, parte los 5 panes y da a los apóstoles para que repartan a la gente, y
los trozos de pan se van multiplicando y hay pan para todos, y para que sobre.
Muchos han visto en esta multiplicación de los panes una
figura de la Eucaristía, que siempre se reparte y siempre queda, y nadie se
queda sin tener su parte.
Mandó Jesús recoger lo sobrante –una prueba más de la
magnitud del milagro- y luego despidió a la gente para que marcharan, ya
alimentados, a sus lugares de residencia.
Y Jesús –viendo que la multitud enardecida quería hacerlo
su rey- se retiró a solas al monte para orar.
Otros Santos Padres de la Iglesia han visto en esa
narración una llamada a compartir. Aquel muchacho que tenía para haber comido
él sin arriesgar nada con sus 5 panes y dos peces, puso en las manos de Jesús
lo que él tenía, y Jesús acabó haciendo el milagro desde la generosidad del
muchacho.
Es, por tanto, dentro del texto tan conocido una llamada a
la conciencia de los creyentes para que hagan de su vida una disposición a
favor de otros, y todo ello en virtud de la EUCARISTÍA que hoy se repartirá
entre todos sin que a nadie le falte. Y con la particularidad de que comiendo
hoy el pan de Cristo, no se agota sino que volveremos a tener la posibilidad de
participarlo nuevamente, y cuantas veces nos acerquemos con buena disposición
al Sacrificio y Sacramento de la Presencia real de Jesús
Pedimos con San Pablo tener entre nosotros “un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza a que
hemos sido llamados”.
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Para que busquemos en la Palabra de Dios la llamada personal que Dios
nos hace, Roguemos al Señor.
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Para que busquemos a Jesús con la ilusión de aquellas gentes, Roguemos al Señor.
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Para que andemos como pide la vocación cristiana a la que hemos sido
llamados, Roguemos al Señor.
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Para que la Eucaristía nos abra a la solidaridad, Roguemos al Señor
Te pedimos,
Señor, que al modo que nos enseña el mensaje de hoy, sepamos comprender que,
sin Jesús y sin la acción de Dios, no podemos nada.
Lo pedimos por Jesucristo N. S.
Al ver que hacía falta alimento, Felipe contó el dinero...nosotros también queremos resolver todas las cosas con dinero, soltamos la pasta y nos vamos tan felices, como si nada.Jesús nos está diciendo que los bienaventurados son los pobres y cuenta con su fuerza para seguir adelante; una fuerza especial que no la llevan en el bolsillo sino en el corazón y por esa fuerza saben organizarse, compartir y agradecer. Organizaarse; se sientan sobre la hierba y crean una red; red que sirve para compartir lo que lleva cada uno. Hay uno que lleva cinco panes y dos peces y Jesús los multiplicó.Comieron todos y sobraron doce cestos.
ResponderEliminarPadre Cantero, estaré fuera y no voy a poder hacer mi comentario. Cuando regrese iré a verlo, si Dios quiere.Reciba usted un fuerte abrazo en Cristo Jesús.. MªJosé