Ignacio a Pedro Fabro
Pedro Fabro fue el primer sacerdote jesuita, y el que tomó
los votos que emitió Ignacio al constituir la Compañía de Jesús. Ahora, ya en
diciembre de 1542, Pedro Fabro estaba en Alemania en la corte de Carlos V, por
envío expreso del Papa Paulo III.
Ignacio le da instrucciones de cómo proceder en las cartas
que escriba a Roma, y le llama la atención de que no lo ha hecho hasta el
presente. Ignacio espera que se corrija para el futuro.
Ignacio es un buen superior, que no se deja llevar de
afectos, sino que busca el mejor orden de los suyos en todas las cosas, aunque
para ello tenga que hacer uso de su autoridad. Pero es que eso es ser un buen
superior, a la vez que expresa con caridad y delicadeza lo que tiene que decir.
[Incluso con inmensa humildad, como consta por una carta anterior a Simón
Rodrígues, que le había recriminado al Santo que no se tomaba con interés los
asuntos de Portugal].
Liturgia:
Para la misión apostólica que veíamos
ayer, Jesús da a sus apóstoles unas orientaciones y advertencias. Por lo pronto
tienen que saber que os mando como
corderos en medio de lobos. Sabía Jesús que la labor de sus hombres no iba
a resultar fácil. A él no le resultaba fácil porque tenía siempre enfrente a
los fariseos y a los sacerdotes, es decir, a los mentores religiosos que
manejaban la vida del pueblo. Sus apóstoles, llevando la misión de Jesucristo,
no iban a pasarlo mejor, porque se iban a encontrar con los mismos opositores
que le hacían la guerra a él. Ellos van en son de paz, como buenos corderos que
viven la mansedumbre. Delante van a tener a lobos feroces que les van a hacer
la guerra abierta.
¿Cómo actuar? Jesús les dice: Prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Y no fiarse de la
gente. Porque en la gente van a encontrar quienes les hagan la guerra desde
las sinagogas, que están copadas por los fariseos. Incluso estén preparados
porque os llevarán ante los tribunales,
os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes.
Cierto que eso no se dio en la misión apostólica actual, y que las cosas no
llegaron a mayores en aquella misión. Pero Jesús se estaba proyectando hacia
tiempos posteriores, que ya nos narra el libro de los “Hechos”, en donde
aparecen claramente todas esas situaciones de persecución y padecimientos.
Jesús les advierte que así daréis
testimonio por mi causa, ante las autoridades y ante los gentiles.
Lo que recomienda Jesús es que no lleven preparado el
pliego de descargos, sino que el Espíritu
Santo pondrá en su boca las palabras con las que han de responder…, les
sugerirá lo que han de decir y de cómo decirlo. Vuestro Padre hablará por
vosotros.
Andando el tiempo, la persecución no va a venir sólo de los
enemigos. Van a ser los mismos amigos…, los padres los que denuncien a sus
hijos, o los hijos los que actúen contra sus padres.
La historia ha dado la razón a las palabras de Jesús. Y la
historia actual es buena pruebe de esos frentes contrarios a los que mantienen
la fe. Dentro de la misma familia. Jesús llega a decir entonces que todos os odiarán por causa de mi nombre.
Pero el que persevere hasta el final, se salvará. La táctica que Jesús
recomienda no es la de hacer frente y luchar por la verdad cuando el ambiente
es tan contrario que las palabras verdaderas se estrellan como en un frontón de
mentiras y posturas extremas. Lo que queda que hacer es quitarse de en medio
del ojo del huracán y marcharse a otra ciudad. Que no se os acabarán las
ciudades de Israel antes de que llegue el Hijo del hombre.
Es evidente que este discurso tiene un sentido escatológico
y que va mucho más allá que unas orientaciones para la misión inmediata. La
venida del Hijo del hombre será cuando sea, y será el final de los tiempos.
Mientras tanto la misión de los discípulos de Jesús es ir en son de paz…,
salirse de donde no hay paz, marchar, buscar el ambiente que no sea hostil,
porque a la Palabra de Dios, y a Jesús mismo, no se le introduce por la fuerza.
La misión del apóstol es esparcir la
semilla. Cómo se acoge es ya algo que queda al misterio de la libertad
humana.
Me suena
ResponderEliminarLa Fe en Dios no depende de las condiciones favorables o desfavorables si estamos convencidos de que Él está siempre con nosotros.Esta confianza está acompañada de un saber estar.La prudencia nos obliga a callar en determinados momentos y nos invita a hablar cuando es necesario. En esto, el mejor modelo es Jesús que siempre sabe callar si le pregunta Herodes o, decir las palabras justas ante Pilatos. El, nos aconseja evitar caer en fanatismos y contribuir , como sea a fomentar la Paz.
ResponderEliminar