El papa Francisco ha retomado esta mañana la celebración de la
misa matutina en Santa Marta, tras la pausa por las fiestas navideñas. De este
modo, en la homilía de este lunes, el Santo Padre ha explicado que la vida
cristiana es sencilla, no son necesarias cosas extrañas o difíciles, es
suficiente con poner a Jesús en el centro de nuestras elecciones diarias.
El centro de nuestra vida es Jesucristo, ha recordado el Papa.
“Jesucristo que se manifiesta, se hace ver y nosotros estamos invitados a
conocerlo, a reconocerlo, en la vida, en las muchas circunstancias de la vida,
reconocer a Jesús, conocer a Jesús”, ha indicado. Subrayando que es importante
conocer las vidas de los santos y advirtiendo que no todas “las apariciones” son
verdaderas, el Santo Padre ha preguntado si “el centro de mi vida es
Jesucristo”.
En esta línea, el Papa ha explicado que hay tres tareas para
“asegurarnos que Jesús está en el centro de nuestra vida”. La primera –ha
explicado– es conocer a Jesús para reconocerlo. Por eso ha invitado a
preguntarse: “¿a mí me interesa conocer a Jesús? ¿O quizá interesa más la
telenovelas o los chismorreos o las ambiciones o conocer la vida de los
otros?”. Y para conocer a Jesús, “está la oración, el Espíritu Santo” pero está
también el Evangelio, que hay que llevar siempre consigo para leer un pasaje
todos los días. Es el único modo –ha asegurado– de conocer a Jesús. Después “es
el Espíritu Santo el que hace el trabajo”. Esta es la semilla, quien hace
germinar y crecer la semilla es el Espíritu Santo.
La segunda tarea que ha explicado el Papa es “adorar a Jesús”.
No solo pedirle cosas y darle las gracias. De este modo ha señalado dos formas
de adorar a Jesús: “la oración de adoración en silencio” y “después quitar de
nuestro corazón las otras cosas que adoramos, que nos interesan más. No, solo
Dios”.
Al respecto, el Pontífice ha explicado que hay una oración de
adoración que muchas veces rezamos como papagayos: “Gloria al Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo”. Adorar, “con pequeñas oraciones con silencio delante de la
grandeza de Dios, adorar a Jesús” y decir: ‘Tú eres único, tú eres el principio
y el final y contigo quiero permanecer toda la vida, toda la eternidad. Tú eres
el único’.
Finalmente, la tercera tarea es seguir a Jesús, como dice el
Evangelio del día en el que el Señor llama a los primeros discípulos. Significa
“poner a Jesús en el centro de nuestra vida”.
Así, ha explicado que la vida cristiana es simple, es muy simple
pero necesitamos la gracia del Espíritu Santo para que despierte en nosotros
“estas ganas de conocer a Jesús, de adorar a Jesús y de seguir a Jesús”. Para
concluir ha pedido que en la sencillez de cada día –porque cada día para ser
cristianos no son necesarias cosas extrañas, cosas difíciles, cosas superfluas,
no, es simple– el Señor nos dé la gracia de conocer a Jesús, de adorar a Jesús
y de seguir a Jesús”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!