El papa Francisco, en la catequesis de la audiencia general de
este miércoles, ha propuesto a una mujer como ejemplo de fe y valor. Siguiendo
la serie de catequesis sobre la esperanza cristiana, el Pontífice ha
reflexionado sobre la historia de Judit. Al respecto, ha manifestado una
opinión: “las mujeres son más valientes que los hombres”.
Miles de fieles, venidos de todos los rincones de la tierra, le
han recibido en el Aula Pablo VI con gran entusiasmo. Agitando banderas y
alzando pancartas mostraban su cercanía al Santo Padre y se acercaban a ambos
lados del pasillo para poder darle la mano y pedirle la bendición.
Después de la catequesis, en el resumen que el Papa hace en
español, ha indicado que el personaje bíblico de Judit “nos muestra a una
mujer llena de fe y de valor, capaz de orientar a los hombres y mujeres de su
tiempo”, que “se enfrentaban a una situación límite y desesperada, hacia la
verdadera esperanza en Dios”.
Del mismo modo, ha asegurado que ella enseña que, “ante las
situaciones difíciles y dolorosas”, “el camino a seguir es el de la confianza
en Dios”, y “nos invita a recorrerlo con paz, oración y obediencia”. Haciendo
también –ha añadido– todo lo que esté en nuestra mano para superar estas
situaciones, pero reconociendo siempre y en todo la voluntad del Señor.
El Santo Padre ha subrayado que como Ella, “tenemos que
mirar más allá de las cosas del aquí y el ahora”, y “descubrir que Dios es
un Padre bueno que sabe todo lo que nos hace falta mejor que nosotros mismos”.
Por otro lado, ha explicado que nosotros “podemos pedirle todo
lo que necesitemos”, pero “siempre con la humildad necesaria para reconocer su
voluntad y entrar en sus designios”, aunque a veces “no coincidan con los
nuestros”, “pues Él es el único que con su amor puede sacar vida incluso de la
muerte, conceder paz en la enfermedad, serenidad en la soledad y el consuelo en
el llanto”.
A continuación, ha saludado a los peregrinos de lengua
española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica.
Recordando que hoy celebramos la fiesta de la conversión de san Pablo y
concluye la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, ha invitado a
que, conscientes de que el amor de Cristo nos apremia, “no dejen nunca de rezar
para que los cristianos trabajemos, con respeto fraterno y caridad activa, por
llegar a la tan deseada unidad”.
Después de los saludos en las distintas lenguas, el Santo Padre
ha dirigido unas palabras a los jóvenes, los enfermos y los recién casados. De
este modo, ha deseado que la figura de Pablo sea para los jóvenes “modelo del
discipulado misionero”. A los enfermos les ha invitado a ofrecer sus
sufrimientos “por la unidad de la Iglesia de Cristo”. Y finalmente, ha
exhortado a los recién casados a inspirarse en el ejemplo del apóstol de
las gentes, “reconociendo el primado a Dios y a su amor en vuestra vida
familiar”.
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