El papa Francisco, en la homilía de la misa celebrada este
jueves en Santa Marta, ha recordado que la vida cristiana “es un lucha”, ha
advertido sobre las tentaciones que nos llevan por el camino equivocado y ha
recordado que Jesús vino a destruir la influencia del mal en nuestros
corazones.
El Santo Padre ha reflexionado sobre el pasaje del Evangelio que
narra de la gran multitud que seguía a Jesús con entusiasmo y que venía de
todas las partes. Al respecto, el Pontífice ha invitado a preguntarse: “¿por
qué venía esta multitud?”. El Evangelio cuenta que eran “enfermos que buscaban
sanarse”. Pero también había personas a las que les gustaba “escuchar a Jesús,
porque hablaba no como sus doctores, sino que hablaba con autoridad” y “esto
tocaba el corazón”. Esta multitud “venía espontáneamente”, ha comentado con
amarga ironía, “no la llevaban en los autobuses, como hemos visto muchas veces
cuando se organizan manifestaciones y muchos tienen que ir allí para
‘verificar’ la presencia, para no perder los puestos de trabajo”. Esta gente
“iba porque sentía algo” al punto que Jesús tuvo que pedir una barca para ir un
poco lejos de la orilla. A esta multitud –ha añadido– le atraía el Padre: era
el Padre que atraía la gente hacia Jesús. Y a este punto Jesús no
permanecía indiferente, como un maestro estático que decía sus palabras y
después se lavaba las manos, ha subrayado el Papa. Esta multitud, ha asegurado
Francisco, tocaba el corazón de Jesús. El Pontífice ha revelado que no son las
argumentaciones las que mueven a las personas, no son “los argumentos
apologéticos”. Es necesario “que sea el Padre el que atrae hacia Jesús”.
Por otro lado, el Santo Padre ha observado que es “curioso” que
en este pasaje del Evangelio de Marcos en el que “se habla de Jesús, se habla
de la multitud, del entusiasmo” y del amor del Señor, termina con los espíritus
impuros que cuando lo veían gritaban: “¡tú eres el Hijo de Dios!”.
En esta línea, Francisco ha reconocido que una vida cristiana
sin tentaciones no es cristiana: es ideológica, es gnóstica, pero no es
cristiana. “¡Cuando el Padre atrae a la gente hacia Jesús, hay otro que atrae
de forma contraria y te hace la guerra dentro!”, ha advertido. Un lucha “para
vencer, para destruir el imperio de satanás, el imperio del mal”, ha proseguido
Francisco.
Asimismo ha recordado que para esto vino Jesús para destruir “a
satanás”, “su influencia en nuestros corazones”. El Santo Padre ha invitado a
interrogarse: ¿yo siento esta lucha en mi corazón? ¿Entre la comodidad o el
servicio a los otros, entre divertirme un poco o hacer oración y adorar al
Padre, entre una cosa y otra, siento la lucha? ¿Las ganas de hacer el bien o
algo que me para, me vuelve escéptico? ¿Yo creo que mi vida conmueva el corazón
de Jesús?
Finalmente, el Pontífice ha invitado a buscar en el corazón cómo
va la situación allí. Y pidamos al Señor –ha exhortado– a ser cristianos que
sepan discernir qué sucede en el propio corazón y elegir bien el camino sobre
el cual el Padre nos atrae a Jesús.
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