Liturgia
Reanudamos los domingos del Tiempo Ordinario, los que nos
ponen ante los ojos la vida de la Iglesia, desgranada a través de 33 domingos
durante el año.
Hoy es como una apertura general a la salvación universal, que comienza por la vocación de Israel, el
pueblo elegido por el Señor. Isaías 49, 3. 5-6 es una manifestación de Dios
sobre ese pueblo del que está orgulloso. Pero es poco que Dios se quedase sólo
en la llamada a Israel. Israel ha de ser luz
de las naciones para que mi salvación
alcance hasta el confín de la tierra. Por eso la elección de Israel es
como una condensación de fuerzas para que luego ese pueblo sea el mentor del
mundo entero, la chispa que prende en el cañaveral.
Esa realidad se verifica en Jesús. Juan Bautista (Jn 1,
29-34) va delante y cuando ve venir hacia sí a Jesús, lo declara ante los demás
como el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. El “cordero” era una
figura muy utilizada en el Antiguo Testamento para expresar –de muchas formas-
expiación por el pecado. El “Cordero de Dios”, en boca del Bautista, es la
presencia ya entre los hombres del Salvador, el que va a quitar el pecado de
toda la humanidad.
Se va a pasar del bautismo de agua de Juan Bautista,
meramente simbólico y que no realizaba ningún efecto, al Bautismo con Espíritu Santo, que sí es efectivo
porque realiza lo que expresa. Porque es el Bautismo que trae Jesús, por el que
asume él el pecado de la humanidad y lo deja perdonado por su muerte en la
cruz.
Desde entonces el bautismo cristiano es una repetición de
esa muerte de Cristo para quitar el pecado, porque lo que muere es el pecado y
lo que queda es la vida misma como la de Jesucristo resucitado por la fuerza
del Espíritu de Dios.
La Iglesia nace desde esa muerte de Cristo, y la
resurrección es ya la vida que el Espíritu de Dios hace presente en nosotros, y
que realiza dentro de nosotros porque para eso Jesús ha nacido hombre y ha
tomado sobre sí la vida de la humanidad.
El Bautista es testigo del momento en que todo eso se hace
posible, y dice expresamente que él no
conocía al Cordero de Dios, pero que “he contemplado al Espíritu que bajaba del
cielo como una paloma y se posó sobre él”, y el Bautista había recibido una
revelación por la que descubría que “Aquel
sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que va a
bautizar con Espíritu Santo”.
Nosotros hemos entrado a ser miembros vivos de la Iglesia
porque hemos sigo ungidos y consagrados por el Espíritu Santo, que se nos
infundió el día de nuestro Bautismo. Hemos recibido en ese instante el germen
de la fe que se ha ido desarrollando en nosotros y que nos hace hoy miembros de
Cristo. Y agradecemos a nuestros padres aquella nueva vida que nos procuraron
llevándonos a ser nuevos miembros de la Iglesia, en la que estamos y de la que
nos sentimos hijos.
¡Qué pena la de esas criaturas a quienes sus padres no dan
la oportunidad del bautismo cristiano y de la fe! ¡Qué pena la de esas familias
que han perdido el norte de su propia fe, y no saben descubrir el valor de
proporcionar a sus ambientes ese don inestimable del bautismo con el Espíritu Santo…, y el conocimiento de ese Jesús, Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo! Porque con ello cierran el paso a la participación de la Eucaristía,
el misterio mismo del amor.
Nosotros hoy viviremos esta Eucaristía en acción de gracias
por poderla participar…, por la plenitud que nos ha dado nuestro Bautismo…, por
la fe con que ahora vamos a encontrar a Cristo presente, y porque en este
sacrificio único de Jesucristo, nuestro pecado ha sido quitado.
Se celebra hoy el día de LA MIGRACIÓN y se pone el acento
concretamente en los niños migrantes y refugiados, que son los más vulnerables
en toda esta tragedia humana. La Iglesia quiere hacerse oración por ese mundo
tan doloroso, y elevar así sus peticiones a Dios para que se resuelvan esos
problemas favorablemente.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Roguemos con
fe y confianza para que todos los hombres y pueblos sientan la salvación que
Jesús ofrece a todos.
- Por el
papa, los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, para que movidos por el
Espíritu Santo trabajemos por la novación del mundo en que vivimos, Roguemos al Señor
- Por los
políticos y los organismos internacionales, para que adopten todas las medidas
necesarias que aseguren a los niños emigrantes protección y defensa; Roguemos al Señor.
- Por todos
los fieles y comunidades cristianas para que sean luz para nuestro tiempo, y de
esta manera trabajen en favor de mayor justicia y fraternidad en nuestro mundo;
Roguemos al Señor
- Por todos los
menores migrantes que a causa de la guerra han tenido que huir de sus países y
especialmente por aquellos que han sido violados y utilizados; Roguemos al Señor.
- Por esos
otros migrantes menores que se arriesgan a pasar al otro lado de la frontera, solos
y sin defensa; Roguemos al Señor.
- Por todos
nosotros aquí reunidos, para que nuestros corazones estén abiertos al drama de las
familias y sus hijos menores que sufren por las barreras y las fronteras entre
las naciones; Roguemos al Señor
Oración: Señor
Jesucristo, danos la determinación y el valor para ser luz en medio del camino
de tantos que buscan la dignidad y la paz. Envíanos tu Espíritu, Señor, y sé
nuestra fortaleza ahora y por los siglos de los siglos. Amén
"Te he hecho luz de las naciones para que mi salvación llegue hasta los confines de la tierra"El Evangelio nos presenta a Jesús a través de Juan; aparece como Quién ha venido a cargar sobre SÍ los pecados, no solo de Israel, sino del mundo entero.Juan dice que se ha dado cuenta de que Jesús es Aquel que estábamos esperando y se atreve a dar testimonio de que "Este es el Hijo de Dios".
ResponderEliminar