JUNTOS COMO HERMANOS. LA FRATERNIDAD.
La 2ª lectura de hoy es
clave para entender el significado de la EUCARISTÍA, que –a veces- olvidamos.
El Evangelio nos lleva al
sentido de VIDA PLENA (como decíamos ayer para expresar que no sólo es para
vida eterna sino para vivir aquí la vida más comprometida en las realidades
diarias). Pero eso no es todo: tiene un efecto que refuerza –junto a nuestra unión
a Jesús- que nos hace CUERPO: la relación que tenemos que tener con los
hermanos porque todo el que come el mismo pan, forma un solo cuerpo.
El Concilio Vaticano II
define la Eucaristía como centro, culmen y fuente de la vida de la comunidad
cristiana. De ahí que Pablo tenga que advertir a sus fieles de Corinto que
acudían a la Mesa del Seño con diferencias llamativas económicas (los que no tenían
y los que acudían ya borrachos), que no
podéis celebrar la fiesta, o –tal como él lo dice-: eso no es celebrar la Cena del Señor,
eso es ya una fiesta humana.
La Eucaristía no es sólo
estar unidos individualmente al Señor, sino considerar al que está junto a mí
como parte de ese cuerpo, que es
el cuerpo de CRISTO. Sin eso, la Eucaristía pierde un aspecto fundamental.
¿Tiene sentido dar la paz a
quien nada me importa? ¿Cómo rezo el Padrenuestro si no veo en el otro a mi
hermano? ¿Cómo sentirme unido al Corazón de Cristo, a su corazón humano, si me
siento ajeno a lo que Cristo ama?
La Eucaristía es fundamentalmente
germen, culmen y fuente de la vida de la Iglesia. Por eso en este día de Corpus,
CARITAS instituye el día de la CARIDAD. Es tender la mano al Cuerpo de Cristo,
representado en los más débiles. Nace de que comemos el mismo PAN y formamos un
solo cuerpo.
Adorar al CORAZÓN DE JESÚS
es adorar a todos aquellos por los qu él se estremeció; que no se queda
detenido en él, porque él se dio y se compadeció. En esa misma actitud
mostraremos nosotros nuestra adoración al Corazón de Jesús.
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