La oración de Jesús
Hoy es el primer día de Junio. Junio es el mes del Corazón
de Jesús. Nos acercaremos al evangelio del día desde esa perspectiva del
Corazón de Jesucristo, que rezaba su última oración en la tierra, antes de
padecer, y que con el corazón muy blando ruega por todos los que en el tiempo
vayan a creer en él.
Ayer, con la festividad de la Visitación, no tuvimos el
evangelio de San Juan: en él Jesús rogaba al Padre por sus apóstoles, esos que
el Padre le dio, y para los que pedía que fueran UNO con esa unidad fuerte que
refleja la unidad del Padre y del Hijo.
Hoy extiende su petición a todos los que crean en él (17,
20-26) por la palabra que él nos ha dado. Y quiere que SEAMOS UNO como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que
ellos sean uno en nosotros para que el
mundo pueda creer que tú me has enviado.
No cabe duda que un poco de escalofrío siente cualquiera
ante la realidad que comprobamos en la vida real. Falta unidad. Sobran recelos
y tensiones. Hay envidias y rechazos. Hay quien no perdona la ofensa recibida.
Y no me refiero a “los enemigos”. Hablo de los que “creemos en Cristo”, de los
que seguimos muchas cosas de las de Cristo, de los que estamos en la misma
barca y con los mismos ideales cristianos, pero remamos en diversas
direcciones, que a veces son “encontradas”. Hablo de facciones dentro de los
mismos fines, con el consiguiente juicio negativo y peyorativo del que está en
la otra labor. Y creo que es muy fácil aterrizar en esta visión, cada uno desde
nuestros puestos.
¿Puede el mundo CREER en el envío que hemos recibido de
Dios si nos llegan a ver sin esa unidad que Jesucristo pedía y determinaba para
sus seguidores?
Pero el CORAZÓN DE JESÚS no se desanima, no se queda en esa
visión. Por eso continúa orando a su Padre: También
a ellos les di la gloria que me diste, para
que sean uno como nosotros somos uno, yo en ellos, Tú en mí, para que sean completamente uno.
¡Corazón de Jesús!: abres el mes dedicado a ti con una lectura que es hermosa y
que es exigente; que llega a pedir una COMPLETA UNIÓN, a la que necesitamos
responder quienes creemos en tu Corazón y tomamos en serio tu Palabra.
Y como las cosas tienen que ser concretas para llegar a ser
verdaderas, habría que comenzar por quien tenemos más a la mano…, y quizás no
más acordes con él, con ella o con tal género de vida y de espiritualidad.
Sabemos que no vamos a coincidir con su modo de enfocar la vida (incluso el
estilo espiritual), y sin embargo con él
debo hacerme completamente uno, acoger su estilo y manera y alabarla. No
será mi estilo, no entraré yo a formar parte de esa expresión religiosa, pero
acepto que hay formas y formas de servir al Señor dentro de esa cancha del
Evangelio. [Que lo que ya se sale del Evangelio y son formas extravagantes de
espiritualidades ajenas a la unidad de Jesús con el Padre, a eso no nos
adherimos, ni admitimos como expresión de estas palabras de Jesús sobre la
unidad].
Padre, éste es mi
deseo: que los que confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi
gloria. Si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido y éstos han conocido
que tú me enviaste.
El mundo está carente de amor. Por eso el mundo no conoce a
Cristo. El “amor” del mundo es falso y vacío, y no se sostiene: se hunde a la
primera de cambio, porque no es amor. El “Corazón de Jesús” está en desuso
porque el mundo se ha acogido a unos ídolos de cartón que duran unas horas. El
amor de Cristo, la misericordia de Cristo, la verdad de Cristo, dura siempre. Y
ese término de perennidad lo ha borrado el mundo actual. Por el eso el mundo no
ha conocido a Cristo ni –así- lo puede conocer.
A nosotros se nos ha
dado a conocer y nos dará a conocer el Nombre de Dios, para que el amor que me
tenían esté en ellos, como también yo estoy en ellos.
Todo esto es para meditarlo, adentrarlo en el corazón y acogerlos
con el corazón. Porque de corazón a CORAZÓN es como podemos entendernos. Y
nosotros queremos vivir un MES muy unidos al Corazón de Jesucristo, captando
sus sentimientos y llevando a la práctica sus deseos. Y no perdamos de vista
que es expreso el deseo de QUE TODOS SEAN UNO, con una unidad que reproduzca la
unión del hijo y el Padre.
Jesús quiere que seamos UNO.Él predica la unidad, no la uniformidad. Quiere que seamos uno en el amor y en el mensaje.Él quiere que a través de nuestras obras vean a Cristo como en Él veían al Padre. Su Oración Sacerdotal nos llena de esperanza. Jesús pide por los suyos porque sabe que los envía a un mundo que los aborrece y, tambie´n pide por nosotros porque encarnamos unos valores que el mundo no comprende.Apesar de todo pide por nosotros para que nunca perdamos la confianza en Él.
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