En el Apocalipsis (y en San Pablo) Jesús es definido como el AMÉN.
Jesucristo es el AMÉN de Dios, LA PALABRA única de Dios.
El "amén" es expresión hebrea de seguridad. Por eso el CORAZÓN DE JESÚS es seguridad para nosotros, en medio de un mundo -como el actual: "un mundo líquido"- que no tiene bases sólidas. Pero estamos necesitando de esa seguridad que nos trae Jesús.
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