NOVENA AL
SAGRADO CORAZÓN.- Día 1
Se tiene la idea de que “la devoción” al
Corazón de Jesús proviene de unas manifestaciones privadas por las que una
Religiosa, Santa Margarita María de Alacoque expandió el sentido del culto al
Sagrado Corazón, como consecuencia de lo mal tratado que era el Santísimo
Sacramento durante los días del Corpus (en jueves) y su octava. Y había que
crear una fiesta de adoración y
desagravio por las muchas ofensas y desprecios recibidos en el Santísimo
Sacramento, expuesto solemnemente en esos días. Se habilitaba, pues, el día
siguiente, viernes, como tal día de reparación. Y con el tiempo se establece en
ese día la FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.
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Pío
XII dio la visión completa de esa realidad, en la impresionante síntesis que
hace del amor de Dios, ya manifestado en el Antiguo Testamento, y expresado de
múltiples maneras a través de hechos y de dichos de los Profetas, que nos
trasmiten las delicadezas de Dios con su pueblo, y que tienen su eclosión perfecta
en la persona de Jesucristo: El Corazón
de Jesús es manifestación de la misericordia de Dios…, el AMOR DE DIOS…
[Encíclica “Haurietis aquas”, que
puede leerse en este mismo blog, gracias a la labor meritoria de su creador:
Francisco Javier Madueño].
Ahora bien: es un hecho
universal que el amor siempre se representa con un corazón. Se dice: “te amo de
corazón”, o se dibuja el amor de dos enamorados con un corazón (o dos
corazones) atravesado por una flecha. El amor es incisivo, y la flecha penetra
el corazón. Quizás adelantándome a otro tema, tenemos en el evangelio de San
Juan el episodio significativo del Crucificado muerto, que aun después de
muerto, todavía nos ofrece la imagen de un costado abierto, un corazón abierto
(esa es la realidad), en la que la lanza del soldado ha penetrado (atravesado)
el Corazón de Jesucristo. Y ese Corazón ha “devuelto” la ofensa emanando la
última gota de su sangre –ya entremezclada con el suero del pericardio- para
decirnos que el amor de Dios no se queda en palabras de los profetas ni en
dichos emotivos, sino que ha derramado su sangre completa como manifestación de
su amor a los hombres. Dios ha querido mostrarlo y como el Hijo es el que se ha
encarnado, el Hijo nos traslada al propio Corazón de Dios para decirnos cuánto
nos ama Dios, cuánta es su misericordia…, y con términos bíblicos, hasta dónde
alcanza la JUSTICIA DE DIOS, que no puede entenderse de otra manera que en esa
obra justificadora por la que Dios nos ha perdonado…, muy lejos del sentido
justiciero del “castigo del pecado”, y hasta dándonos una profunda lección de
cuál es la verdadera REPARACIÓN, que no es tanto la que nosotros podemos
ofrecer cuando la que ha ofrecido el propio Cristo para pagar por el pecado de
la humanidad.
Nuestra idea de Dios, nuestra forma de
relacionarnos con Él, tiene que ser desde lo pequeño nuestro…, desde las
actitudes de misericordia, perdón cercanía, delicadeza…, que nosotros tengamos
con los semejantes, acercándonos a la imitación de SU GRAN MISERICORDIA, de su
GRAN CORAZÓN. Nuestra idea de Dios se hace visible en la persona de Jesucristo,
que es el Hijo encarnado, y que es el SACRAMENTO DEL PADRE, es decir, el que
nos hace visible el amor del Padre. [Ya sabemos que “un sacramento” es un signo
visible y eficaz que nos lleva al conocimiento y la vivencia de lo invisible.
Así el agua del Bautismo nos limpia por dentro y nos otorga la fe, aunque el
agua es sólo un “signo” exterior. Pero bajo las palabras del Sacramento, opera
interiormente. Así, Cristo con su misericordia manifestada en múltiples maneras
y ocasiones, nos está siendo el “signo eficaz” de ese amor infinito del Padre
Dios. Por eso Jesucristo es el Sacramento
del Padre].
La pedagogía de este primer día de la
novena está en que una sola idea es repetida para que más profundamente pueda
entrar en las mentes de los fieles. Y esa idea puede uno revivirla en cada
lectura serena que haga del Evangelio, y hasta –para los más avezados- en la
esencia del hilo conductor que se desliza a través de la historia del Antiguo
Testamento, en cuando que se sepa entresacar de entre las narraciones, la
acción salvadora de Dios, que va dirigiendo la historia hacia la entrada en el
mundo del Salvador: de JESUCRISTO, del CORAZÓN
AMOROSO DE JESUCRISTO, de sus sentimientos. Así el verdadero culto al
Corazón de Jesús está en que nuestros sentimientos y nuestras actitudes se
conviertan en actos de amor a Dios, concretados en el amor a nuestros otros
hermanos. Que “reparemos” a esos prójimos con el bien que podemos hacer a
nuestro alrededor. Que nos hagamos “amor visible” a los otros.
El culto al Sagrado Corazón de Jesús, en España, está muy arraigado, sobre todo en Galicia. El Corazón de Jesús está entronizado en los hogares y se le adora todos los días. En Junio, cuando se termina el Mes de Mayo que dedicamos a la Virgen, se coloca el icono del Corazón de Jesús y se hace el culto especial que no es de desagravio propiamente dicho, es un culto de amor desde la pobreza; todos los días tenemos que ofrecerle lo que tenemos: faltas de correspondencia; pero el Sagrado Corazón es UNO más de las familias; para todo se cuenta con Él. Parece que se ha perdido un poco la costumbre de "entronizar" y consagrarles la familia a los Corazones Sagrados de Jesús y de María.Será bueno volver a esta práctica tan recomendable
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