El papa Francisco inició este sábado, día de sus 80 años,
celebrando muy temprano una misa en la Cappella
Paolina en el Vaticano, junto con los cardenales que residen
en Roma.
Francisco en la homilía se dirigió a ellos improvisando y habló
de memoria y gratitud, de gracia y pecado, de alegría y fidelidad. Les
agradeció “porque me acompañan”, y añadió que “desde hace algunos días me viene
en mente una palabra que puede parecer fea y asusta: vejez”, y si bien se dice
que la vejez es sed de sabiduría, “esperemos que lo sea también para mi”.
Y ha citado el poema de Plinio que dice: ‘La vejez se nos viene,
llega de golpe. Pero también es una etapa de la vida, para dar vida, alegría y
esperanza. La vejez es tranquila, religiosa y también fecunda’.
“Recen –le ha solicitado el Papa a los presentes– para que la
mía sea así: tranquila, religiosa y fecunda. Y también gozosa”. Les ha
invitado además a no perder “la gracia de la memoria”, porque “es parte
del amor mirar la historia, de donde venimos, a nuestros padres y predecesores,
el camino de la fe”.
Ha precisado que “mirar hacia atrás” nos ayuda a “ir mejor hacia
adelante”, porque como dice el Evangelio, recorriendo la vía de los recuerdos
pasados “siempre encontramos gracia y pecado” lo que nos “hace sentir la
necesidad de la salvación”. Y justamente esta “es nuestra seguridad, porque
cuando necesitamos la salvación es que confesamos nuestra fe”.
Se trata, señaló el
Pontífice, de un camino vigilante de espera y preparación hacia el “encuentro
definitivo” con el Señor, sin olvidarnos de todo lo que hizo por nosotros. Así
se entiende, precisó, “por qué la Iglesia nos hace leer este pasaje de la
genealogía de Jesús que puede parecer un poco aburrido, y que es la
historia de un Dios que ha querido caminar con su pueblo, hacerse hombre, uno
de nosotros”.
Ha precisado que “mirar hacia atrás” nos ayuda a “ir mejor hacia adelante”
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