El “misterio
del hombre”
Cuando
me pongo delante unas determinadas lecturas de un tal o cual día, el primer
sentimiento que se me viene es: aquí hay
materia; o bien: esto tiene poca defensa.
Y tengo que confesar que hoy es de los días que siento que “tienen poca defensa”.
Oseas
10, 1-3, 7, 8-12 es –de entrada- una
constatación: Israel recibía los cuidados de una viña predilecta. A más
recibir, más se apartaba, A más apartarse, menos recibía. Y así se labraba su
propia ruina. En cambio, como en un giro de 180º, concluye el párrafo con una
nueva promesa, condicionada; Sembrad
bondad, y cosecharéis misericordia.
Es
un “comprimido” sintético de toda la Historia de la Salvación. Dios eligió su
viña y la cultivó. La viña dio agraces en vez de uvas y se acarreó su ruina.
Dios le sale al paso una vez más y le pone delante el camino que le ha de traer
misericordia: poneos a sembrar justicia y
lealtad.
El
Evangelio es también “muy simple”: lo que se queda uno, casi como el “todo”, es
la lectura de los doce elegidos por Jesús. Pero la “instrucción” es muy
significativa: Jesús eligió a sus doce
discípulos, y les dio autoridad para expulsar demonios y curar toda enfermedad
y dolencia. No dólo es una elección “de amigos”, sino una elección de
envergadura: Primero por la autoridad
que les da. Jesús “tenía autoridad”, como era reconocido por las gentes. Y eso
expresa una fuerza interna de sus palabras, de sus obras y aun de su mismo
porte. A ellos les da “autoridad”, lo que supone un calidad en la misión, de
tal índole que llevan en sus manos una de las características más típicamente
mesiánicas: expulsar espíritus inmundos.
Y lo que podía ser su equivalente –o el lenguaje “normal” para nuestros
tiempos: para curar toda enfermedad y
dolencia. [Exactamente dos características que se señalan como propias de
Jesús]. Hasta ahí, ¡nada menos que hasta ahí, llegaba la “elección”!
Y
ahora, a continuación, van apareciendo nombre tras nombre los DOCE ELEGIDOS, y
elegidos para esas dos finalidades que se han señalado. Y conforme se va oyendo
la voz de Jesús que pronuncia un nombre, parece sentirse el impulso que viven
los aficionados de un equipo, a medida que se van diciendo los nombre por la
megafonía: el público corea con un ¡BIEN!...
Simón…, ¡BIEN!, Andrés…, ¡BIEN!, Santiago…, ¡BIEN!..., y así sucesivamente con Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Tadeo, el otro Santiago y el otro Simón. Y cuando nos suena: Judas el de Keriot, se nos pasa de pronto un escalofrío… Porque hay que decir: ¡BIEN!, por cuanto que es un elegido de Jesús, igual que los otros y para los mismos fines…, y sin embargo… Sin embargo se nos ahoga en la garganta ese grito de aprobación. Judas ya nos hiela el aliento.
Simón…, ¡BIEN!, Andrés…, ¡BIEN!, Santiago…, ¡BIEN!..., y así sucesivamente con Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Tadeo, el otro Santiago y el otro Simón. Y cuando nos suena: Judas el de Keriot, se nos pasa de pronto un escalofrío… Porque hay que decir: ¡BIEN!, por cuanto que es un elegido de Jesús, igual que los otros y para los mismos fines…, y sin embargo… Sin embargo se nos ahoga en la garganta ese grito de aprobación. Judas ya nos hiela el aliento.
La
realidad de Oseas la tenemos aquí a la mano. Cuanto más se volcó él con su
mujer, más adúltera fue, Cuanto más cuidó Dios su viña, más agrazones le dio:
más altares idolátricos, más lejos quedaba del respeto a su Dios. Más le salía
Dios al paso destruyendo sus altares…, más cardos brotaban en los corazones
soberbios de aquel pueblo… Y Dios pone ya un paso de solución a un pueblo tan
díscolo y soberbio: Sembrad bienes y
cosecharéis misericordia
Judas
aceptó la elección. Nunca sabremos de sus últimas intenciones. Judas echó
demonios de otros posesos. Sabemos que no supo expulsar los “propios demonios”
de su corazón, que acabaron devorándolo. Fue en misión con los compañeros, hizo
lo que ellos… Escuchó las mismas palabra que el Maestro dirigía a todos juntos.
¿Recibía Judas aquello como quien ha de purificar instintos, o “construía nuevos
altares egolátricos” en su interior? ¿Judas acogió la Palabra liberadora de su
Maestro o fue pensando que “era dura aquella palabra”?
¡El
“misterio del hombre”!, que es la
propia libertad del ser humano. Y en la libertad, la capacidad de responder en
una dirección o en otra. Y hasta la especial capacidad de estarnos pensando
ahora mismo en Judas (y su mundo personal ambicioso), y estar nosotros como
quien ve los Sanfermines desde el balcón…: sólo ver correr… Porque la
experiencia nos debiera llevar a aquello de que cuando veas las barbas de tu vecino rapar, pon las tuyas a remojar.
Sí,
en efecto: A Judas le perdió su actitud recalcitrante… Judas pudo venir equivocado. Pudo aceptar la elección en buena fe,
y sentirse contento con aquella novedad. El problema no estuvo ahí, sino en que
esa momento privilegiado no lo encauzó, no lo reflexionó… No se plateó el giro
que le brindaban en su vida. No se dio por aludido en su interno sentir. Y
quizá pensó que podía vivir agazapado y dejarse llevar… Pero ni él había
aceptado el mesianismo de Jesús, ni se dejó cambiar por la bondad y misericordia
del Maestro. Se mantuvo en esa prostitución de la mujer de Oseas…, en esa
actitud díscola y soberbia de Israel. [En mi libro: "TRASPASANDO LA VENTANA", hago un "estudio" detallado de este personaje]
Dice
San Ignacio que cuando el sujeto que ha venido a hacer Ejercicios no es capaz
de entrar en sí mismo y afrontar su realidad, se le den unas meditaciones
sencillas y se le despida: NO SIRVE para algo tan esencial como es el estudio
profundo de sí mismo. No podrá dar más de sí. Y no porque no pueda sino porque
está parapetado en su YO. Y de ahí ya no es posible hacerle salir, porque ¡ni
lo advierte!
Elección de los doce Apóstoles. El Evangelio nos dice sus nombres.Loa nuestros , nuestros nombres no los menciona pero tambien están en el Evangelio.Basta escoger un pasaje , cualquiera y nos veremos reflejados en él. ¿En que pasaje?.Yo diría que en todos , pero en algunos con la mirada de Jesus mas penetrante.
ResponderEliminarMe viene a la memoria unas palabras de Santa Tersita de Lisieus " SIEMPRE, SENOR, ME HAS DADO LO QUE YO DESEABA.ME HAS HECHO DESAR LO QUE TÚ QUERIAS DARME."