“AQUÍ ESTOY”
Empezaré diciendo que los hados
informáticos están esta mañana contra mí, y que llevo un buen rato pretendiendo
entrar y se me va ralentizando todo y hasta he tenido que recurrir a otro
ordenador para poder llegar hasta vosotros.
Si es intención del liturgo que
eligió las lecturas o no, lo que yo vislumbro, no lo sé. Extraño es que un
sábado sea cuando irrumpen las lecturas de Isaías (6, 1-8). Lo normal es que el
cambio de decoración (de libro de la Biblia) no se haga en sábado. Yo lo
interpreto (es mera intuición mía) que tras las lecturas de Oseas (muy
parcializadas, evidentemente), en las que ha triunfado la bondad y la ternura
de Dios frente a un pueblo infiel y prostituido con sus infidelidades, hoy
quieren hacer presente toda la grandeza y sublimidad de Dios, y juntamente su
cercanía a la persona.
Se describe a Dios en su Cielo,
en su trono alto y excelso, y la orla de su manto “llenando el Templo”. Ángeles
de la mayor “categoría” –serafines- están junto al trono de Dios, y cantan
ininterrumpidamente ese TRIPLE “SANTO”
que es el cantar eterno del Cielo.
Isaías, ante esta visión, siente
su enorme pequeñez; se siente “perdido”, siendo –como es- humano y de labios
impuros, y en medio de un pueblo adúltero. Piensa que aquella visión es su
última hora porque “he visto con mis ojos al Rey y Señor”.
Y en su temor y en su
humillación de pobre criatura, observa que uno de esos ángeles superiores, un
querubín, se separa del trono de Dios, se viene hacia las brasas del altar,
toma con unas tenazas un ascua y la aplica a la boca del profeta. Y le dice: “Mira: esto ha tocado tus labios; ha desaparecido tu culpa; está perdonado tu
pecado”. [Ya merecería la pena detenerse en esa palabra: cuando Dios se
acerca a la criatura y “toca” su vida, el pecado HA DESAPARECIDO. Todas las “vueltas
atrás” de personas que no se reconcilian con su pasado o permanecen siempre
dudosas, no han entendido a Dios, aún no se han dejado “tocar por Dios”. Porque si se dejaran tocar, también en ellas desaparecería
su pecado, hasta dejarlo como no sucedido].
Siguiendo con la visión del
profeta, cuando ya ha sido purificado, escucha una voz que pregunta: “A
quién enviaré; quién irá por mí? Isaías no puede menos que decir ya,
incondicionalmente: AQUÍ ESTOY, envíame.
“AQUÍ ESTOY” es realmente una
actitud de vida. Puede tener muy distintas “traducciones”. Una es la más
simple: “aquí estoy”, vivo, me he levantado
esta mañana. Puedo volver a empezar. Me has dado vida hasta ahora. Estoy. AQUÍ
ME TIENES, es una actitud de disponibilidad. Es decirle a Dios: haz de mí lo que quieras. Tú tienes la palabra. No pongo
condiciones. AQUÍ ME TIENES es un grito de gozo del alma, una acción de
gracias, un volver a mirar el día como un estreno formidable que se me ha dado
ver.
Es el eco de otro AQUÍ ESTOY…, que es el de Dios. El Dios
providente que SIEMPRE ESTÁ…, que ES EL QUE ES, y NUNCA DEJARÁ DE SER. O tal
como hoy nos llega el evangelio (Mt 10, 24-33), en que Jesús nos abre el alma
cn esa realidad de un Dios que SIEMPRE ESTÁ AHÍ. Ese Dios que se cuida de los
lirios, y los viste de belleza cada mañana, aunque se agostan por la tarde. AHÍ
ESTÁ DIOS. Y cualquier persona inteligente se encuentra absorta ante esa
maravilla, interminable de secretos, que es la naturaleza. DIOS LA VISTE DE
HERMOSURA. AHÍ ESTÁ ÉL. Y los pájaros
comen, viven, alegran los aires, y ni trabajan ni hacen nada…: y Dios los
alimenta y les da la vida. AHÍ ESTÁ… Y si algún pájaro cae en la trampa del
cazador, es porque Dios lo ha dejado caer en ella, porque también el cazador
tiene que comer…
Porque ¡cuánto más ESTÁ AHÍ DIOS PARA
VOSOTROS, hombres de poca fe!. Nos está diciendo Dos, constantemente:
AQUÍ ESTOY. Por eso y no nos debe preocupar ni el cabello que cae de nuestra
cabeza, porque ese día Dios permitió que cayera. Pero Dios no ha dejado de
estar cuando sucedió eso u otra cosa.
Por eso, la palabra que debe
llenarnos y tranquilizarnos siempre es: AQUÍ ESTOY, aquí me tienes, ENVÍAME,
haz de mí lo que quieras; sea lo que sea, te doy las gracias. Que también un
día pueden llamarme “Beelzebul”, y no pasa nada. A Jesús ya se lo dijeron. Pero
Él, nosotros, y Dios mismo, nos afirmamos en esa palabra del amor y del abandono
confiado: AQUÍ ESTOY.
San Ignacio desarrolla todos sus
Ejercicios de un mes, a través de la vida de Jesús. Y cuando se han acabado esas
contemplaciones de su vida y ya se ha ido al Cielo, parecería concluido el
camino espiritual que tenía que modificar la vida del ejercitante, y plantarlo
ante un ENVÍAME. Es entonces cuando
el Maestro de los Ejercicios sitúa ante ese “trono de Dios” del que han salido
y salen todos los beneficios y regalos que uno tiene, y hace experimentar al
ejercitante que es un puro regalo de Dios…, un regalo trabajado por el mismo
Dios día a día, hasta crear esa maravilla de verse y sentirse como reflejo del
mismo Dios. Y el AQUÍ ESTOY se concreta en ese ofrecimiento incondicional, como
Isaías: Toma, Señor y recibe, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento;
toda mi voluntad. Todo lo que soy y tengo. Tú me lo diste; a ti, Señor lo
devuelvo. TODO ES TUYO, Dispón de mí a tu voluntad. DAME TYU AMOR Y TU GRACIA.
Que ésta me basta.
Esa es mi oración que repito muchas veces al día. Me gusta , me concentro en ella y veo lo poco que soy . Todo lo pongo en sus manos y El me guía en la jornada .Con su ayuda y su gracia me basta para empezar y terminar mi trabajo.
ResponderEliminarBuenas noches a todos, en relación a la lectura de hoy, una se queda entre pasmada y triste, de ver a cuánta gente que no sólo no crea que existe Dios sino que afirma que si existiese no permitiría que hubiese tantos niños enfermos, terremotos, catástrofes, etc.., el sábado pasado sin ir más lejos, en la cena de celebración del cumpleaños de una amiga mía, había una chica de esas, yo sintiendo el alma y corazón Arder ante tal afirmación amablemente se lo rebatí diciendo que los males del mundo son culpa del hombre, porqué Él nos hizo libres y no puede intervenir , iba a seguir discutiéndola pero la homenajeada cortó la discusión diciendo que no era momento de debatir, la verdad es que tenía razón, pero yo me sentí muy orgullosa de defender mi fé y no haberme callado. Cada vez desgraciadamente hay mas personas así, que tienen la gran desgracia de no creer en éste Dios que murió por todos nosotros, todo BONDAD, AMOR, MISERICORDIA, que nos llena el alma y corazón de júbilo.
ResponderEliminarCada día me siento más orgullosa de la fé que me enseñaron desde pequeña y de ser miembro de esta comunidad tan hermosa y acogedora del Apostolado de la Oración, propagar la palabra de Dios a quién y donde se tercie.
Yo también repito entre otras esa oración, siendo consciente de mi pequeñez , pero sabiendo que Dios me ama y me guía