HOY ES LA
ONOMÁSTICA DEL PAPA
PRIMER
VIERNES DE MES
Acto
inaugural del “Apostolado de la Oración”
de
nuestro Grupo de Málaga
4 octubre: Lo que duele al Corazón de Cristo
Es
difícil tomar hoy a secas, como pieza aparte, el texto del Evangelio del día
[Lc 10, 13-16]. Casi no sabría uno a qué viene ese momento de disgusto de
Jesús. Pero si lo leemos –como realmente es el texto mismo- en continuación con
lo anterior (leído ayer), ya se ve por dónde va. Ayer era el anuncio del envío de 72 discípulos
a preparar por aldeas y ciudades próximas la llegada de Jesús. El gran anuncio
era que está cerca el Reino de Dios. Y eso, acepten a los discípulos, o
no los acepten. Lo que queda claro es que siempre
irán en son de paz, y que Jesús no fuerza a nadie. La CLAVE está en esa acogida en paz. Si no la hay, no hagan otra cosa que retirarse y
buscar lugar que tenga y viva esa paz. Al retirarse, no se dejen ni el polvo en
los pies. Ante esa actitud beligerante, concluía ayer: Os aseguro que en el día final
se usará menos rigor con Sodoma que con aquella ciudad.
Eso
es lo que enlaza con esta exaltación de ánimo y de sentimientos que hoy expresa
Jesús. Corozaín, Betsaida y –de modo muy
especial- Cafarnaúm, eran ciudades en las que más se había prodigado Jesús con
sus enseñanzas y obras. Pero era ciudades de negocios, embebidas en sus idas y
venidas… Y poco caso prestaron al “predicador”. Poco eco tenían sus obras
liberadoras del mal, cuando en esas ciudades lo que importaba era el trasiego
de sus mercancías.
Y
cuando Jesús va a enviar a sus 72 discípulos con esa misión que anuncia la
llegada del Reino, sabe Jesús que van como corderos entre lobos…, que no va a haber
el clima de serenidad que es necesario para dejarse tocar por un acontecimiento
como aquel del Reino. Y ahí exclama
Jesús sus lamentos por aquellas ciudades… No tienen paz. Son beligerantes. Van
por otros intereses. Son insolidarias. Viven el egoísmo de su prestancia
económica…
Y
Jesús dice: Si en ciudades paganas como
Tiro y Sidón, se hubieran hecho las obras que se realizaron en vosotras, hace
tiempo que se hubieran convertido. Por eso el pecado de esas ciudades judías es
mayor.
Basta
recordar que el pecado de Sodoma y Gomorra fue pecado de carne. Y Jesús declara
que es peor el de esas otras tres ciudades judías. Lo cual nos abre los ojos a
un dato importante para valorar nuestra conciencia: el pecado de insolidaridad,
de egoísmo, de hacer la guerra, de enfrascarse en el negocio…, de mirar hacia
afuera para enjuiciar a los otros…, es peor que el de Sodoma. Sodoma –dice Jesús- se hubiera arrepentido y
convertido si a ella hubieran llegado las acciones de Jesús. En cambio, las
otras ciudades ni dejan tiempo a plantearse que el Reino se acerca y hay que
cambiar muchas actitudes diarias, muchos modos de proceder. [Recordamos aquella
penitencia colectiva de Nínive, que les libró de una destrucción. Algo de eso
es lo que Jesús está expresando].
Ahora,
pues, es el momento del envío de los 72, y Jesús establece la autoridad que
llevan en esa misión: Quien a vosotros
escucha, a mí me escucha. Quien a mí me
escucha, escucha a Dios. Hay una “escalera”
muy clara. Los discípulos van en nombre
de Jesús. La escucha que se les preste a ellos, Jesús la considera y siente que lo están escuchando a Él. [No deja de
tener su importancia para esos que hacen sus divisiones de “iglesia, curas…, pero que creen en Dios”. Desmonta Jesús ese modo de pensar. Porque no
sólo es que escuchar a sus mensajeros es escucharlo a Él, sino que escucharlo a Él es escuchar a Dios.
Esos
mensajeros llevarán dos mensajes esenciales e imprescindibles: el Reino está cerca (de hecho Jesús está
a las puertas), y la paz es constitutiva
de ese Reino. Dios no se echa atrás
en esa llegada de su Reino. Pero la persona, los colectivos, los pueblos…, son
capaces de no acoger ese Reinado que les haría grandes y les traería libertad a
sus almas y a sus gentes.
Y
como LA PERSONA es lo que “tenemos más cerca” (ahí dentro de nosotros mismos),
ya es posible de plantear temas concretos ante el mensaje de Jesús, Temas que
tienen siempre su punto directo en la propia familia, en el círculo de trato habitual,
en el lugar social o de trabajo en que cada cual se desenvuelve. En el propio egoísmo, beligerancia, el
prurito de juzgar (como si la vida tuviera que pasar por el propio tamiz), los
juicios, las expresiones que desdoran o minusvaloran; la siembra de pesimismo o
negatividad, los prejuicios, la pretensión de que la vida y los demás tienen
que ser a la manera del que piensa…
¿Verdad
que se pasa más de largo sobre esas cosas que sobre el “mal pensamiento o deseo” que pudiera rozar la virtud de la castidad?
No dejemos de ser finos en lo uno y en lo otro. Desde luego Jesús lo ha dicho
bellamente en ese texto, cuando piensa que Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm –las ciudades
que se creen superdotadas- son menos abiertas al arrepentimiento y a la
penitencia…, al cambio y a la aceptación del Reino.
Mis mejores deseos para todos en el inicio de un nuevo curso. Que la escuela de oración no sea un mero oír o un pasar sólo una buena tarde (que también), y que la semilla de la Palabra de buenos frutos, recordando como funcionaba la Iglesia más antigua de todas:
ResponderEliminarAcudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones (Hch 2,42).
Y no olvidando cumplir el deseo de Dios, "Padre, que todos sean uno" (Jn 17,21) (para que el mundo crea)
Un especial saludo al padre y hermano en Cristo, Manuel Cantero, por el cual pido a Dios que le de fuerza y salud para llevar adelante la misión que le fue encomendada.