23 agosto: Hombres de “primer mandamiento”
Empieza en evangelista diciendo
que los fariseos vieron que Jesús había dejado callados a los saduceos… La
lectura continua no ha presentado expresamente un encuentro de Jesús con los
saduceos. Claro que el episodio anterior ha sido ante los sacerdotes y el
Senado religioso, que solía estar dominado por la secta saducea. Y cómo Jesús
los había dejado callados con aquella parábola del Rey, que acaba prescindiendo
de los invitados primeros (el Pueblo escogido), y se sale “a los caminos” (en una clara alusión a la apertura del Reino al
mundo de fuera, al no judío, a los que ellos consideraban “paganos”…, y que al
final son los que acuden a comer del Banquete.). Grave toque de atención que les supone a los
jefes perder su hegemonía y radio de influencia porque el Reino de Jesucristo y
de Dios se les quita a ellos y se da a pueblos paganos…
Entonces hoy vienen los fariseos
con su sospecha a cuestas: ¿Está Jesús
con la fe de Israel, en la profunda adoración al Dios Yawhé? Esa duda la quieren acabar pronto los
fariseos, Y su arma “infalible” es saber si Jesús sigue la fe básica y el
principio distintivo. Se acercan a Jesús
y le preguntan cuál es el principal mandamiento de la Ley, Para Jesús era una
delicia poder expresarlo, puesto que Jesús vivía a tope la fe de Israel. Y
Jesús recitó con el corazón aquellas palabras sagradas; “Amarás al Señor tu Dios con toda tu mente, con todo mi ser”. Y aunque con eso ya bastaba como respuesta a
los tentadores fariseos, Jesús recalcó un segundo
mandamiento semejante al primero, No hay amor a Dios si no hay amor al
prójimo. Y los fariseos se fueron sin
haber podido coger a Jesús en palabras tramposas…, y hasta viendo a las claras
que estaba en la ortodoxia substancial de la fe de aquel Pueblo. Se habían dado por satisfechos. Tengo que decir que se habían quedado en lo
más exterior, Porque son las obras y no las palabras las que dan cuenta de la vida
de Jesús, haciendo el bien por doquier, y de fidelidad a Dios y en todo el
proyecto de la redención mesiánica. Que ya había advertido Jesús que no eran
las palabras “Señor, Señor” las que
significaban algo a Él, porque donde Él se fija –donde está la esencia- es en hacer la voluntad de Dios, Lo demás es construir sobre
arena, que a la primera envestida, la edificación da en tierra por carecer de raíces
y cimientos.
Tomemos una amplia
representación del mundo actual. Pidámosle que se definan cristianos con la
oración distintiva de Cristo. Estoy seguro que hay un gran mayoritario porcentaje
que la rezan con los ojos cerrados. Sería ingenuo concluir que ahí tenemos unos
verdaderos creyentes. Cualquiera que trate con esa pléyade de tales “creyentes” puede deducir que más allá de
ese Padre Nuestro no queda mucho más que un barniz de buena fe, y una difusa
creencia (y sentido “religioso” más difuso todavía de relación con Dios, esa
que constituye el tuétano de LA FE y LA PRÁCTICA de esa fe verdadera).
No Hablo de memoria. Cada año
tengo en mis manos las respuestas a un cuestionario que cumplimentan parejas en
orden a su matrimonio “por” la Iglesia. En un porcentaje del 98% se confiesan
creyentes, y que son de familia religiosa, formados en enseñanza religiosa…, y
que quieren casarse ante Dios. Algunos añaden sus pertenencias a Hermandades, clases
de catequesis, pertenencia a ONG. Pero
en el apartado de su vida sacramental, o están bajo mínimos, o claramente deficitarios,
o declarándose no practicantes. O “no tienen tiempo”, o “el ambiente”, “los
turnos de trabajo”. Eso sí: par la otra “práctica”
de “la nueva religión” del futbol, las motos, los coches, los cantantes…, hacen
un huequecito.
Entonces: ¿realmente ha tenido validez
auténtica la confesión de su “fe” en el Padre nuestro…, en el Dios Padre, en
Dios Persona que tiene algo que decir y pide una sinceridad de relación (=Religión). Así como esa
pareja en aras de su amor, ha de ceder de aquí o de allí, porque la otra parte
tiene sus gustos y necesidades…, y no contar con eso sería puro egoísmo
devastador, ¿no hay que contar también con los gustos, mandatos, tiempos…, que pide la relación con Dios, o se está minimizando a Dios hasta el punto que
le queda e la vida el penúltimo lugar?
Ojo, que estas reflexiones me
caen de lleno. Hago oración diaria; examino mi conciencia, respiro el oxígeno
vital de mis Sacramentos, repito con fuerza y fruición que amo a Dios sobre todas las cosas… Y luego me queda en pie aquella
palabra de Jesús: ¿No estaré llenando el
zurrón de “cosas”, y mi vida real, mi práctica
de mi fe se me pueda estar difuminando entre tantas “cosas espirituales”? Más allá la interrogante que queda ahí es si estoy haciendo lo que Dios manda…, si estoy construyendo
sobre roca, o si hay una duna viva deslizante donde toda construcción está
llamada al derrumbamiento?
Perdonadme: merecería la pena si
cada uno hiciéramos con cimientos de rocosa honradez ese mismo análisis de la
propia vida. Porque aunque nuestras iglesias están tan poco frecuentadas, salvo
por los “católicos de siempre”…, ¿no sería una respuesta agradable a Cristo y
útil a la Iglesia, que esos mismos católicos-apostólicos-romanos
se cuestionaran hasta dónde llega su práctica
AL MODO DE CRISTO y según la enseñanza de Cristo.
Ciertamente, creo (al menos en mi caso), que carecemos de ¿tiempo?, ¿serenidad? ¿momento adecuado? ¿...? (excusas pueriles)... o más bien de ¡valentía! para escudriñar en nuestro corazón la última cuestión a la que hace usted referencia.
ResponderEliminarPADRE NUESTRO
ResponderEliminarSi es PADRE, hay relación: “Padre-hijos”. Y si hay relación, es PERSONA. Y si es Persona, comunica, expresa, Y si expresa, hay que oírlo, escucharlo… Hay que atenderlo. [Él, por su parte, siempre nos atiende…, con amor de Padre]
QUE ESTÁS EN EL CIELO. Estamos ya en relación; hablamos con Él. Y lo bueno es que Él está en posición de doble ventaja para nosotros: Padre cercano que escucha, pero PADRE con poder de CIELO, con poder de Dios.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE. Sea nuestra vida una alabanza a Dios. Escuchemos como para responder. No puede ser que yo rece que Dios es Santo y que yo no actúe acorde con esa santidad y bondad suya. Sería incoherente.
VENGA TU REINO. El que Jesús trae, enseña, predica, instituye…, el que es EVANGELIO y marca una vida mucho más hermosa que la del simple cumplir obligaciones.
HÁGASE TU VOLUNTAD. Aquí está la clave final; SU VOLUNTAD…, porque Dios tiene su gusto, su deseo, su modo… Y eso hay que tenerlo en cuenta. Porque somos DOS PERSONAS, DOS VOLUNTADES, UNA RELACIÓN, UN AMOR. Y donde se dan esas circunstancias, la relación con Dios supone atender también a sus gustos, a “sus maneras”. Y sería incoherente y falso pensar que puede uno CREER EN DIOS y prescindir de sus deseos.
Es que la fe y el amor siguen el mismo ritmo. En tanto se ama en cuanto que uno busca agradar al otro, aunque suponga renuncias personales, pero en aras a UNA UNIDAD que es propia del amor.
¿Por qué en "Comentarios" esta estupenda reflexión sobre el Padre Nuestro y no en la Página principal? ¿Por qué solo la mitad?
EliminarGracias, Padre, por compartir su espiritualidad.