El día 7, PRIMER VIERNES,
jornada de oración por el Papa
Liturgia: San Francisco Javier
San
Francisco Javier tiene para los jesuitas una importancia muy grande, porque
representa como un icono en la formación de la Compañía de Jesús. De ahí que
hoy se celebre este día como fiesta litúrgica en las iglesias de los jesuitas,
con lecturas propias.
Francisco
Javier representa el modelo de misioneros, por el inmenso celo de las almas que
siempre mostró, y que le llevó a recorrer naciones, siempre en el deseo de
alcanzar almas para Cristo, y que así fueran salvadas. Se dice que había
momentos en que le dolían los brazos de tanto bautizar a los paganos de la
India y Japón. Y murió a las puertas de China, porque allí pensaba que podía
estar la clave de la conversión del continente.
De
ahí la 1ª lectura: 1Cor.11,32-12,
2. Que expresa –en palabras de Pablo- su celo ardiente por la conversión
de las almas: Hermanos: El hecho de predicar no es
para mi motivo de orgullo. No tengo más remedio y ¡ay de mi si no anuncio el
Evangelio!
Con
palabras de Pablo aplicadas a Francisco Javier, Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo seria mi paga. Pero, si
lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Se siente
misionero en la médula de su vida, y por eso
su “paga” es dar a conocer el
Evangelio, anunciándolo de balde. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los
más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me
he hecho todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y todo lo hago
por causa del Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
En
el evangelio de Marcos. 16,
15-20 tenemos el mandato de Jesucristo para ir a anunciar el evangelio: ≪Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación≫. Ese fue el acicate que impulsó a Francisco
Javier a lanzarse a esos amplios mundos por los que él fue llevando la buena
noticia. Y como Jesús dijo: El que crea y
sea bautizado se salvara; el que no crea será condenado, Francisco Javier
tuvo verdadera obsesión por bautizar a aquellas gentes que fue encontrando.
A los que crean, les
acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les
hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedaran sanos. Ya se sabe que hablaba Jesús en
símbolos, porque no era la parte física la que le preocupaba más. Eran esos
demonios del pecado y de los vicios…, o ese nuevo lenguaje que se deriva de
haber acogido el evangelio lo que realmente le llenaba su interés.
Los
enfermos del alma, la carencia de la fe, eran las enfermedades que buscó
socorrer, en sus largas jornadas de apostolado, en las que algunas veces iba
tan agotado de fuerzas que él dice que tenía que agarrarse a la cola de los
caballos para poder desplazarse de un lugar a otro en el Japón de sus sueños.
Y
pudo tener la satisfacción de ver que el
Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Y eso que no llegó a llenar su sueño de entrar en la China, adonde no sabía si
le esperaban los mandatarios o las cárceles, si se atrevía a entrar en aquel
misterioso imperio.
La
muerte le llegó en la isla de Sanchón, a la vista de China, pero sin entrar en
ella. Es un verdadero ejemplo de celo apostólico, que le ardía en su pecho, por
la gloria de Dios.
San
Francisco Javier es el patrono del Apostolado de la Oración.
Una
breve reseña de la liturgia de este lunes de la 1ª semana de Adviento:
Is.2,1-5: el profeta tiene una visión en la que al final de los días estará firme el monte del Señor, encumbrado sobre
las montañas. Porque de Jerusalén saldrá la palabra del Señor, que será el
árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. Es el anuncio de esa
llegada del Mesías salvador, que hará un mundo nuevo en el que de las lanzas de guerra se harán podaderas
de jardines. Caminemos, pues, a la luz del Señor. Por su parte el evangelio, tomado de Mt.8,5-11, nos presenta
la obra sanadora de ese Mesías, en el caso concreto del siervo del centurión.
Jesús atribuye la curación a la fe de aquel hombre, lo que nos está incitando a
vivir nosotros una fe tan grande como la de aquel personaje romano.
Este santo me gusta mucho.
ResponderEliminar