PRIMER VIERNES DE MES,
Jornada Mundial de Oración por
las intenciones del Papa.
MÁLAGA: 17’30 Acto
19’00: Hora Santa. Oración ante el
Santísimo.
19’30.- EUCARISTÍA
Aparte de las intenciones que señala el Papa, y que se
desarrollarán en la HORA SANTA, nos hemos de proponer seriamente la oración por
el mismo Papa, que está encontrando en los propios fieles cristianos una
aversión que raya en la calumnia. Por desgracia esos fieles no tienen más
información que la que –muchas veces tendenciosamente- dan los medios de
comunicación. Se desconoce la verdadera realidad de lo que el Papa dice y lo
que el Papa propone. Y dejados a las desinformaciones de la prensa y la
televisión, acaban por ver en el Papa al propio Satanás. No puede extrañarnos.
Ya se dijo eso del mismo Jesús. Y es que en cuanto no dice el Papa lo que esos
cristianos quieren que diga (y que tiene que ser lo que ellos piensan de
siempre…, ¡y que no los saquen de sus casillas!), se acaba diciendo que “actúa
con el poder de Beelzebú. Nada nuevo bajo al sol. A Jesús lo acusaron los
fariseos de todo lo que se les ocurrió, porque Jesús no coincidía con sus
cómodas ideas religiosas que nada comprometían.
Pidamos por el Papa y pidamos por esos cristianos que se creen
más sabios que el Papa para enjuiciar los problemas de la Iglesia, y para afrontar
las soluciones.
Liturgia:
San Pablo experimenta un dolor
intenso por el pueblo judío (Rom9.1-5), el pueblo de los Patriarcas y de las
promesas de Dios, el pueblo del que vino el Mesías, Cristo Jesús. Ese pueblo “los
de mi raza”, están alejados de la verdad. Y en un alarde de celo apostólico,
Pablo declara que él querría ser “un
proscrito lejos de Cristo” con tal que ese pueblo se acercase a la
salvación que el mismo Cristo ha traído. Pablo ha llegado a la exaltación de su
sentimiento y a decir lo imposible: que él quedara lejos de Cristo. Aunque en
cierto modo es la postura misma de Jesús, quien se entrega –él, uno solo- por
el bien de todos los hombres.
Lc.14,1-6 es muy semejante a otro hecho acaecido en la
sinagoga y que teníamos como reflexión hace unos días. Hoy sucede en casa de un
fariseo que, un sábado, ha invitado a comer a Jesús. Y en medio del banquete
aparece por el patio un hombre enfermo de hidropesía. Ya tenemos la escena
semejante a otras, porque pone a Jesús en un brete. Puede prescindir de la
situación o afrontarla. El hecho es que el enfermo no ha entrado allí por
casualidad. Y Jesús, al verlo, pregunta a los comensales: ¿Es lícito curar en sábado? Jesús quiere que se impliquen ellos,
que razonen, que comprendan y admitan que hacer el bien está por encima de las
normas y de las costumbres.
No hubo respuesta. No podían decir que no porque era un
absurdo negar hacer el bien. No podían decir que sí porque se oponía a sus
costumbres normativas sobre el sábado. Optaron por un silencio y a mirar todos
al suelo para no encontrarse con la mirada de Jesús.
Jesús se pone de pie, toca al enfermo y lo cura y lo
despide. En realidad no ha hecho ningún trabajo. Ha sido el mínimo (pero
expresivo) gesto de tocar al enfermo…, de crear ese fluido entre Jesús y el
hidrópico, un fluido o fuerza que cura.
Jesús vuelve a su lugar y les dice a los comensales: ¿Si a vosotros se le cae al pozo el buey o
el burro ¿no lo saca enseguida aunque sea sábado? La respuesta tendría que
haber surgido inmediata. Porque era natural que no iban a dejar caídos a los
animales. Pero tampoco podían asentir porque supondría darle la razón. Y
optaron por no responder. O casi mejor, como dice el texto, quedaron sin respuesta.
Jesús nos enseña que hay slgo que obliga más que la Ley: la Caridad. Esta virtud no va contra la Ley; pero sabe que puede utilizarse para justificar el prejuicio contra el prójimo. Actualmente no lo hacemos con la Ley de Moisés. Hablamos mucho de derechos , intereses...sin amor se contaminan los más puros ideales. No evitamos las discotdias ni los juicios temerarios.
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