Madre del buen consejo
De nadie bien nacido se puede esperar un mal consejo. Una
persona leal, aconseja bien. El que está liberado de pasiones, no tiene en su
alma un resentimiento. El que ha sido ofendido pero es de corazón noble, no
lleva la ofensa hasta el recelo y la venganza. ¡Tantos más casos que podéis
añadir! De una MADRE bien nacida y bien cultivada por Dios…, leal y limpia de
pasiones (que no sean la pasión del amor), y de sentimientos nobles, nunca
podrá salir un mal consejo. Al contrario: de su corazón limpio van a surgir
todas las disculpas, todas las buenas ideas, todas las consideraciones más
blancas, toda la nobleza que se alberga en un corazón donde sólo cabe el amor.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4RJaWp4RhNh2PTASmkGqx8E3Mkn9Gn5uaxUFed2wxzYr98z8H4AUVdw6D8SA1fJcK1oJTo2Apsw673_nYrS2Aj8YgyzPiBvtwbs7sFIthjQNlv1jMmm9teWO0dO2YqdCEVHIzhTawUjQ/s400/Virgen+Perpetuo+Socorro.bmp)
Pienso que si de cada trance en que somos víctima,
tuviéramos un minuto de mirada a María, y le contásemos lo que nos ha ocurrido,
acabaríamos encontrando una “explicación” en el corazón de esa Madre… Lo que no
hallaríamos jamás es un juicio peyorativo de aquella persona, y menos aún una
incitación a tomar represalias, a actuar correspondiendo con una violencia.
María es MADRE DEL BUEN CONSEJO y ella nos va a llevar siempre a ese lado de la
bondad en el que nosotros también acabemos juzgando bien, encontrando una
explicación o una mitigación a aquello, y quitándole importancia…, y ¡a empezar
de nuevo porque aquí no ha pasado nada!
¿Alguien puede pensar que después de una “consulta” con la
Virgen María, puede salir uno con sus malos pensamientos y sus malos ímpetus?
Se me viene al recuerdo la anécdota real de aquel
desesperado de la vida que decidió ahorcarse para no sufrir más. Pero muy
devoto de María, quiso hacerlo como una oblación a la Virgen del Carmen.
Preparó un rústico altarcito en la torre de su casa, colocó una imagen de la
Virgen con sus dos velas, y echó la soga por la viga para dejarse caer y morir
ahorcado. Pero con cierta “prudencia” no se dejó caer de pronto sino que fue
probando poco a poco hasta que la soga empezó a hacerle daño y sintió que
aquello no era un juego tan rápido. Y echando una mirada a la imagen, y
separando la soga del cuello con sus dos potentes manos, le dijo a la Virgen: Marecica: ¿vamos a dejarlo p’a luego? La
Virgen había sido MADRE DEL BUEN CONSEJO, desde su improvisado altar de la torre
de aquel desdichado. Y como esos ¡habrá tantos!
Siempre encomendaremos a María nuestros momentos difíciles,
nuestras decisiones, nuestras reacciones que iban a ser espontáneas…, nuestros
problemas, nuestras desesperanzas, nuestros desánimos. Incluso nuestros pecados
que nos atormentan y que nos avergüenzan…, esos que muchas veces no sabe uno
cómo expresar y va dilatando la confesión porque no se atreve… Consultarlo a
Maria, Madre del buen consejo, y hallar el modo de salir de ese atolladero (y
no es hablar de memoria ni de situaciones que nunca se hayan dado). María
aconseja, pone palabras en la boca y sentimientos en el corazón. Con María
hallaremos la salida.
Jn 16,5-11 trae más “materia” sobre la que detenerse. No me preguntáis ‘adónde vas” sino que por
haberos dicho que ‘me voy’ os ha invadido la tristeza. Sin embargo os conviene
que me vaya porque si no, el Paráclito no vendrá a vosotros. Y cuando venga Él,
dejará convicto al mundo del pecado de no haber creído en mí; de una justicia y
santidad y triunfo de la bondad, porque voy al Padre, y de una condena: la
condena de este mundo porque con mi muerte el príncipe de este mundo quedará
condenado.
Creyó el mundo haber triunfado contra Cristo el día que lo
llevó a la cruz y pensó haber acabado con él y con su doctrina. Sin embargo
queda iluminada la gloria de Dios (la JUSTICIA=SANTIDAD de Dios), y tendrá que
acabar creyendo en Jesús (mal que le pese), porque ese mundo y sus principios
contra Cristo y su Evangelio van a quedar condenados para una eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!