Liturgia
Casi que me limito a hacer acto de presencia porque hoy no dispongo del
tiempo necesario para dar más contenido. Me limito a una observación que me
llama la atención. Ayer, en la carta dirigida a los fieles de Antioquía, se
decía en la conclusión: Nos ha parecido
al Espíritu Santo y a nosotros… El Espíritu Santo está muy presente en la
Iglesia, y los apóstoles tienen conciencia clara de que las discusiones que han
tenido y las decisiones a las que han llegado, no han sido mera elucubración
humana. Han estado inspirados y presididos por el Espíritu Santo.
Y tan es así que hoy (Hech 16, 1-10), por dos veces se hace
una referencia al Espíritu Santo como protagonista de la misión: El Espíritu Santo les impidió anunciar la
palabra en Asia… Intentan entrar en Bitinia y el Espíritu de Jesús se lo impidió. Y aquella noche Pablo tiene una
visión de un macedonio que le rogaba:
“Ven a Macedonia y ayúdanos”. Bien podemos decir –en la línea en que se
está desenvolviendo el relato- que esa “visión” no es simplemente un sueño de
Pablo sino una inspiración del Espíritu que viene a abrirles ahora esa puerta,
mientras les había cerrado las otras.
Leído todo eso con espíritu de fe nos dice cómo la acción
del Espíritu de Dios está presente en la Iglesia y, en medio del misterio de lo
invisible, va marcando pautas. La historia reciente de la Iglesia nos pone de
manifiesto cómo ha ido habiendo unos Papas muy diferentes, cada uno desde su
carisma peculiar (Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto
XVI y Francisco, que cada uno en su línea han sido una bendición para la
Iglesia. El Espíritu Santo ha soplado en diversas direcciones, y en ellas sigue
soplando e insuflando vida en la Iglesia, diríamos que “sin repetirse a sí
mismo” sino trayendo una novedad en cada Pontífice de los que hemos conocido en
nuestros tiempos.
Jn 15, 18-21 es un aviso fuerte de Jesús: Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado
a mí primero. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero
como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso
el mundo os odia.
No deja de picarme la primera condicional: si el mundo os odia. Porque me puedo
preguntar si a mí me odia el mundo o sencillamente pasa de largo porque yo no
le estorbo al mundo, porque allá en la realidad profunda, ni pincho ni corto
para ese mundo. La pregunta que me surge es si el mundo en el que me
desenvuelvo llega a sentirse cuestionado por mi vida y mi obra o si allá en la
realidad ese “mundo” puede convivir conmigo sin que yo le sea un grito de
repulsa a sus formas y estilos.
Y dado que el siervo no es más que su amo, y al amo lo ha
odiado el mundo, la pregunta que puede surgirnos es si ese mundo nos persigue o
si no le estorbamos con nuestra forma de religión cómoda y tranquila.
Sencillamente me cuestiono. Y no saco más consecuencias, pero quiero trasladar
la pregunta a tantos que vivimos nuestra fe sin que se produzca ninguna
alteración a nuestro alrededor.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)
ResponderEliminarQUINTO MANDAMIENTO:"NO MATARÁS"
"El nacimiento del Señor es el nacimiento de la paz".
¿QUÉ ES LA PAZ?.-La paz es la consecuencia de la justicia y la señal del amor hecho realidad. La paz terrena es imagen de la paz de Cristo, que ha reconciliado el cielo y la tierra.
La paz es más que una ausencia de guerra, más tambien que un equilibrio de fuerzas cuidadosamente sopesado (" el equilibrio del miedo").En estado de paz los hombres pueden vivir seguros con su propiedad justamente adquirida y cultivar el libre intercambio entre sí.En la paz se respeta la dignidad y el derecho de autodeterminación tanto del individuo como de los pueblos.En la paz la vida en común de los hombres se caracteriza por la solidaridad fraterna.
¿QUË ACTITUD TIENE UN CRISTIANO ANTE LA IRA?.-San Pablo dice:"Si os indignáis, no lleguéis a pecar; que el sol no se ponga sobre vuestra ira".
La ira o cólera es en primer lugar un afecto natural, como reacción a una injusticia experimentada. pero cuando la cólera se convierte en odio y se desea el mal del prójimo, lo que es sentimiento natural se convierte en una falta grave contra la caridad. Toda ira incontrolada, especialmente el deseo de venganza está dirigida contra la paz y altera" la tranquilidad del orden".
Ante la pregunta ¿el mundo me odia? me surgen un montón de dudas. Si mi comportamiento en la vida laboral, metido en pleno mundo hubiera sido que me odiaran está claro que no habría trabajado dos días seguidos y con eso tampoco podría haber dado el mas mínimo ejemplo de comportamiento, creo que hay varias vertientes la del trato social debe ser impecable, la actividad profesional todavía mas impecable, detrás tiene que verse que eres seguidor de Cristo. Cualquiera de éstas cosas hace que la actuación correcta se convierta en la conciencia de los que están en el entorno y ahí surgen los aprecios y odios todos ellos juntos.
ResponderEliminarMi punto de vista ha de ser distinto por necesidad del de un sacerdote.
Los cristianos vivimos en el mundo como hijos de Dios; procuramos amarlo como el Padre lo ama y, fieles a nuestro Bautismo, ayudados por el Espíritu Santo, somos colaboradores de Dios en su construcción según su proyecto. Hoy Jesús nos recuerda que una parte del mundo no lo ha aceptado y tampoco ha aceptado su mensaje; le es contrario o indiferente.También nosotros podemos encontrarnos en situaciones semejantes por llevar el nombre de Cristo. Cuando esto nos ocurra, debemos agarrarnos con mayor fuerza y con mayor fidelidad a Aquel que nos ha escogido.
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