Liturgia
Esteban es el primer mártir por Jesucristo. Ha sido acusado ante el
tribunal, y Esteban les acusa a ellos de haber matado a Jesús (Hech. 7, 51-59),
realizando ellos en Jesús lo que sus antecesores habían hecho en los profetas.
Aquel discurso de Esteban les exacerba y se abalanzan sobre él y le empujan
fuera de la ciudad, donde el pueblo lo apedrean hasta la muerte. Esteban ha
visto el cielo abierto y a Jesucristo triunfante a la derecha de Dios, lo que
indigna más a sus verdugos. Muere pidiendo a Dios que no les tenga en cuenta
ese pecado.
Jn 6, 30-35 expresa la conversación de Jesús con las gentes,
a propósito de lo sucedido en la multiplicación de los penes, lo que les
suscita un cierto paralelismo con aquel maná que Dios dio a sus padres en el
desierto. Y Jesús entonces se define a sí mismo, diciendo: Yo soy el Pan de la Vida. El que viene
a mí no pasará nunca hambre y el que cree en mí no pasará nunca sed.
VIDA GLORIOSA
En el transcurso de aquel desayuno se ha ido abriendo la
luz de los ojos de aquellos apóstoles y han ido descubriendo a las claras a
Jesús. No se han equivocado creyendo que ES EL SEÑOR, y ahora están gozando de
su presencia, y de ese desayuno que le tenía preparado.
Cuando acabó aquel momento, Jesús toma a Simón y le
pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me amas
más que éstos? Podemos preguntarnos por qué fue aquella pregunta, ¡esa
pregunta en concreto! Los Santos Padre de la iglesia han visto en ella una
evocación de la Cena, cuando Pedro se las dio de más fuerte que sus compañeros,
diciendo que aunque todos te nieguen, yo
no te negaré. El hecho había resultado al revés porque Simón había sido
precisamente quien negó oficialmente. Ahora viene la cauterización de esa
llaga. ¿Me amas MÁS?, ¿te sitúas por encima?
Cabe perfectamente otra interpretación más válida. Jesús
iba a encargar a Simón el primado de su naciente Iglesia. Y Jesús pregunta si
su amor es mayor. Pero Simón no quiere anteponerse a nadie y responde con una
humildad y seguridad absoluta: Tú, Señor,
sabes que TE QUIERO. Ni voy a decirte que más o que menos, aunque tú –que lo
sabes, puedes saber qué grado de amor es el mío; que no te amo con un amor
cualquiera sino que TE QUIERO con un amor de amigo. Ya dijo en otra ocasión: “Daré
mi vida por ti”, y ahora en “te quiero” lo está reafirmando pero con unos
fundamentos mucho más profundos que entonces. TE QUIERO, y tú lo sabes, es toda
la confesión del discípulo amigo que se ha rendido ya a Jesús. Y Jesús le
encarga su Iglesia: Apacienta mis
corderos
Y Jesús le repite otra vez, sin preguntarle por el más o
por el menos, si me amas, Simón, hijo de
Juan. Así, muy identificado, no genéricamente… Ese Simón concreto, ese que
está ante Jesús en este momento. Y Simón vuelve a “corregir” la pregunta del “amar”
y la responde por el TE QUIERO. Y tú lo
sabes. Simón se quiere asegurar en el propio conocimiento de Jesús, porque
Simón no quiere fiarse de sí. Pero se fía completamente del conocimiento de
Jesús. Jesús vuelve a encargarle a su Iglesia: sus ovejas.
Una tercera vez, y cambiando Jesús la palabra y preguntando
precisamente si ME QUIERES (la
afirmación misma que ha hecho Simón), descolocó al apóstol que se entristeció,
porque ya había dicho todo lo que sentía y no podía decir más. Pero se rehace y
quema ya las naves en la respuesta más abandonada que puede dar en el corazón mismo del Maestro: Señor
tu sabes todas las cosas y TU SABES QUE TE QUIERO. Ninguna confianza en
mí mismo. Toda la confianza en ti. Y Tú
sabes todas las cosas…; sabes cuando me siento y cuando me levanto…, todas mis
sendas te son familiares (que dice el salmo). No puede decirlo mejor ni más
claro, ni más humildemente. Su seguridad ya no es la suya sino la seguridad que
le da echarse plenamente en el corazón de su Maestro. Y Jesús concluye con el
encargo repetido Apacienta mis corderos.
Algunos comentaristas se preguntan por la diferencia de “corderos”
y “ovejas” que Jesus encarga a Pedro. No sé si con mayor o menor fuerza de
razones, las aplican a los corderos:
los que llevan las responsabilidades de esta naciente iglesia, y a las ovejas, el pueblo fiel. Sea como sea, lo
que está ahí en ese relato es la primacía de Pedro como el que queda en el
lugar mismo de Jesús para apacentar a la Iglesia, dirigirla y conducirla al
corazón mismo de su Maestro y, en definitiva, a la mayor gloria de Dios.
ESCUELA DE ORACIÓN. Málaga. Viernes 15, 5’30 tarde
En mi comentario de ayer, involuntariamente omitì un "no" que puede causar duda sobre esta reflexión.Corrijo.Decìa:" que en los países de tradición cristiana, los cristianos, no sòlo reclaman la protección estatal del domingo, sino que no exigen a otros que realicen el trabajo que ellos no quieren hacer en domingo".Perdòn y gracias.
ResponderEliminarCATECISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA (Continuación
ResponderEliminar"AMARÀS A TU PRÒJIMO COMO A TÌ MISMO"
Jesús dice "Amaos los unos a los otros como yo os he amado"
La respuesta de Jesús a la pregunta que le hacen sobre cuàl es el primero de los mandamientos, Jesús responde: "El primero es: "Escucha Israel, el Señor , nuestro Dios,es el único Señor, y amaràs al Señor tu Dios con todo , con toda tu alma, con toda tus fuerzas". El segundo es:"Amaràs a tu prójimo como a tì mismo".No existe otro mandamiento mayor que èstos"(Mc 12,29,31).
El apóstol san Pblo lo recuerda: "El que ama al prójimo ha cumplido la ley".En efecto, lo de,"no adulteraràs","no mataràs"," no robaràs","no codiciaràs" y todos los demás preceptos, se resumen en esta fòrmula. "amaràs a tu prójimo como a tì mismo". La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es,por tanto,la ley en su plenitud.
Continuarà
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Oración: "Yo soy el Pan de la Vida"
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=4cQk8sOAHH0