9 sptbre.: La
mala fe
De
nuevo tenemos el episodio del hombre de
la mano paralizada en la sinagoga un sábado. El proceso cíclico de los
evangelios en la liturgia de la Misa, nos lleva a repeticiones de temas. Estamos
a ahora en San Lucas, y ya sabemos que los tres evangelistas sinópticos (Mateo,
Marcos y Lucas), pueden ponerse a tres columnas casi paralelas en muchos de los
HECHOS de Jesús. Luego, cada uno da
algunas variantes, pero el núcleo es el mismo. En eso estamos ahora, y nos encontramos
en una sinagoga, un sábado y una necesidad que se ha presentado a la vista de
todos.
No
dice San Lucas si Jesús fue invitado a subir al estrado y explicar desde la
Cátedra. De hecho le gustada al pueblo fiel que fuera Jesús quien tomara la
palabra. Estaban cansados de la monotonía de sus doctores en la Ley, porque no
tenían “inventiva”, no daban vida a la Palabra, eran meros repetidores, y
carecían de unción. En cambio de Jesús era el “buen padre de familia que
siempre saca cosas nuevas de su arcón”…; Jesús no era un simple “repetidor”.
Jesús decía algo nuevo, daba enfoques más vivos, tenía esa capacidad de “autor”
que podía dar autoridad a lo que leía
y explicaba.
Jesús
llegó a la sinagoga para asistir a la exposición de la Palabra. Entraba y se topó
de frente con un hombre con un brazo paralítico. ¿Estaba allí –a la entrada- de
pura casualidad? Dice el evangelista que los
fariseos estaban acechando para ver si curaba en sábado y tener así de qué
acusarlo. ¿Estaba, quizás, colocado
allí como cebo previsto por los propios fariseos y doctores de la Ley?
Es
evidente que Jesús iba a verlo y se iba a conmover ante aquel hombre… Por lo
pronto, le dijo al hombre: Levántate y
ponte ahí en medio. Lo situaba como un escaparate del dolor. ¿Qué hacer ahora? Era consciente Jesús del “marcaje”
a que venían sometiéndole los fariseos. Y se cuida de no provocar con una acción
suya sin más. Y opta por ponerse delante
del auditorio, y hacer una pregunta…: ¿Qué
está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal; salvar a uno o dejarlo
morir? Es lógico que Jesús ponía en
evidencia a los fariseos, y precisamente delante del pueblo fiel. O sea: lo
mismo que habían intentado ellos…, pero al revés. Y cuenta San Lucas que Jesús fue haciendo una
mirada en torno por toda la sinagoga. Sostenía la mirada y esperaba una respuesta…,
cosa que no podían hacer los fariseos, que optaron por bajar los ojos como el
mal estudiante que intenta así que no le pregunten la lección. Los “fieles de pie”
tampoco miraban, o no movían un músculo. Ellos estaban de parte de la curación
del hombre enfermo, pero tenían que cuidarse de los fariseos, no fuera que los
expulsasen de la sinagoga.
Sabía
Jesús que no iba a encontrar respuesta en los fariseos, demasiado orgullosos
para dar su brazo a torcer, o para saber ponerse en la situación de un enfermo
que puede ser curado… Pero ellos no podían asentir porque su mundo religioso
era cuadriculado y falto de espíritu. No dieron, pues, respuesta alguna. Queda
sólo Jesús ante el desafío de un sufrimiento que Él puede curar.
Y
se dirige al hombre y le dice una palabra muy sencilla, que en nada violaba la
santificación del sábado: “Extiende tu
brazo”. Ni Jesús había hecho “un trabajo”, ni el hombre, extendiendo el brazo.
¿Cuántos brazos se habían extendido esa mañana en la sinagoga, como movimiento
natural? No había Jesús violado el sábado en ninguna cosa. Las gentes se congratularon… Los fariseos se
encontraron ridículos ante el pueblo religioso. Y los que no supieron dar la
cara para responder a una pregunta, y que –además- habían acechado para ver si
Jesús curaba para poder acusarlo,
ahora se dan cuenta que son ellos los que han perdido los papeles.
Y
como el mundo judío es así (y siempre fue así), se junta para deliberar qué hacer con Jesús. Las razones no les
favorecen. El pueblo no está con ellos. No tienen materia de acusación contra
Jesús. ¡Y sin embargo Jesús les estorba y ellos hacen el ridículo? ¿Qué hacer
con Jesús?
Yo
vuelvo la pregunta hacia una realidad posible nuestra. Tenemos muy sabido cada
cual que adolecemos de fallos y carencias…, de verdades y sinceras actitudes
que enfrenten nuestra propia limitación espiritual. Que incluso desde fuera,
alguien nos ha tocado en la llaga… Ahora
estamos ante Jesús…; ahora Jesús fija los ojos en cada uno, despacio,
lentamente, penetrando… Y nos hace
alguna pregunta…; nos compromete para una respuesta personal, que nos dice
nuestro interior que necesitamos “extender el brazo” (=ensanchar el alma)…
Y
lo fácil es preguntarnos qué hacer con
Jesús y no plantearnos qué hemos de
hacer con nosotros mismos, con
posturas personales, con actitudes de fondo, con nuestras medias verdades, etc. La verdad es que no resolvemos nada así…,
pero hemos desviado la atención de lo principal…, hemos escurrido el hombro…, y
seguiremos nuestra órbita –como los fariseos- sin haber modificado algo
nuestro. ¿Qué hacer con Jesús?... Y ya
vemos con la facilidad que el mundo de hoy ha inventado el bodrio de su fe-no practicante…, que es una manera de
“hacer con Jesús” un mundo aparte y
falso, por el que es fácil “tener mucha fe”, “rezar mucho”, “tener muchas
devociones peculiares (que nada comprometen), y hacer de Jesús un adorno de referencia, pero que no moleste
demasiado.
El Evangelio de hoy, me lleva a la reflexión de que lo primordial del que sigue a Jesús, es hacer el BIEN al prójimo. No todo lo legitimado es aceptable moralmente, pues está la persona antes que la ley. En esta sociedad que justifica acciones por ser "legales", hemos de anteponer el bien de la persona y el respeto a su dignidad como Hijo de Dios. Jesús no va contra la Ley, sino que está a favor de la persona.
ResponderEliminarEntiendo perfectamente la exposición que hace sobre este pasaje evangélico.
ResponderEliminarA todos nos dice Jesús "EXTIENDE TU MANO"...esfuérzate en esa trama de cosas menudas que componen un día.Luego Jesucristo,va poniendo lo que falta.Aveces muchas metas se quedan sin alcanzar,porque no estamos convencidos de la ayuda de la gracia divina.Para crecer en nuestra vida interior,tenemos que prestar atención a lo que nos dice el Señor.Pidamos ayuda a MARÏA,nuestra Madre para luchar,creciendo,en las pequeñas metas de este día.
¿Funciona el correo del P. Cantero? A mi me devuelve los mensajes que mando.
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