14 spbre.: LA
CRUZ COMO TRIUNFO
Una
nueva duplicación de fiesta. La cruz sangrante, patíbulo de muerte, dolor del
Cristo fracasado, del Viernes Santo, tiene hoy acento de gozo, alegría y
exaltación en esta fiesta de LA SANTA CRUZ.
El
marco que hoy nos expresa todo el inmenso valor de esa Cruz, lo ha plasmado San
Pablo en ese sublime párrafo de su carta a los fieles de Filipos. Dios siempre
es Dios y no deja de serlo. Pero al Amor es capaz de milagros que superan toda posibilidad
humana. Y Dios hizo el prodigio inconmensurable de que el Verbo de Dios pudiera
replegar su divino fuego y resplandor, “apagar” sus luces…, no presentarse bajo
la grandeza de su divinidad, y hacerlo como un simple hombre, igual a cualquier
hombre, porque así se emborrizaba de pleno con la humanidad a la que venía a
elevar. Y para que su experiencia de
humanidad propia fuese extrema, máxima, en su periplo humano vino a encontrar
el grado máximo de pequeñez, que es la muerte… Obediencia natural de todo
hombre, que nace con un destino claro en la muerte. Pero que en el caso del
Hijo de Dios humanado, lo hace con la muerte más vergonzosa y terrible y
humillante: la de la CRUZ. Y ahí donde
la cruz que aplasta y quita hasta el nombre en la tierra de los mortales, Dios
lo exaltó y le dio un Nombre sobre todo nombre, para que el Nombre de Jesús,
rinda adoración todo ser, en la tierra, en el Cielo y aun en el abismo. Porque
Cristo ha sido exaltado por Dios a lo más alto.
Así,
la 1ª lectura nos lleva a aquel
momento en que el Pueblo de Dios, caminando por el desierto vino a caer –sin saberlo-
en una zona plagada de víboras. Como
buen judío, el autor hace a Dios protagonista de aquellas serpientes venenosas
para castigar al pueblo. En realidad hay
mucho más recorrido, ¡y más verdad de que Dios no manda ese mal! El pueblo protesta contra Dios. El pueblo
quiere corregir la plana a Dios. El pueblo se rebela contra Dios y quiere saber
más que Dios. ¿Se diferencia mucho de lo ocurrido en el Paraíso, con aquella
serpiente infernal que se presenta a Adán y Eva para que pretendan ser como dioses, y con ello rompan el
mandato de Dios? La serpiente maligna
siempre expresa el pecado o rebeldía del hombre contra Dios. No tiene pies ni
cabeza que sea Dios quien lo organiza malévolamente. Pero cuando en el pueblo están muriendo como
consecuencia de las picaduras venenosas, Moisés ruega a Dios una medicina. Y
Dios le dice que haga un símbolo de serpiente y que la ponga en un estandarte
alto, bien visible, y que quien mire a ese signo, quedará curado.
El
SIGNO iba mucho más allá. Puesto en alto
queda Jesús –como Jesús explicó a Nicodemo- para que todo el que mire a la
Cruz, de donde pende, pueda quedar librado de su pecado y de su fracaso. La
Cruz es instrumento de salvación, aunque originariamente fuera patíbulo de
tormento. Puesto Jesús en alto, salvará a todo el que lo mire, aunque a esa
cruz ha subido por los mil pecados de los que –recelosos, envidiosos, de mal
corazón, pecadores de todo género- llevaron (llevamos) a Jesús hasta allí. Y
por ese milagro del amor supremo, vino a tener la respuesta que Dios mismo daba
para nuestra propia salvación.
Para
gentes de hoy la cruz se ha despersonalizado tanto que se ha convertido en
adorno al cuello sin referencia a su origen. Han conseguido quitar de la cruz
al Crucificado, Han vaciado de contenido el inmenso símbolo da la salvación.
Han llegado al híbrido de una cruz sin sentimientos, a una cruz sin corazón. Y
sin embargo eso es la aberración misma de la vida. ¿Se entiende que se colgara
la gente al cuello una horca, una guillotina, un garrote vil?
La
Cruz tiene sentido total porque en ella está Jesús que amó hasta el límite extremo;
la cruz revienta de contenido profundo cuando al mirar al Crucificado
encuentra al Hermano mayor que allí muere por amor a cada uno (dando la vid por la persona que ama). Y
allí, en el Crucificado, en su Corazón, se agolpan –a reventar- todos los
sentimientos de quien amó tanto que cada
uno puede decir: TODO ESTO, POR MÍ.
Y
cuando dio toda la vida por mí, aún le quedaba el reventón del Amor hasta el
extremo, hasta que no pueda quedar ni la más leve duda de que dio todo y se
quedó sin nada: aquel gesto, humanamente tan estúpido y sin sentido del soldado
que atraviesa el costado del cadáver de Jesús, nos llega a mostrar toda la
infinita grandeza de la Cruz (que toma dimensiones infinitas, inconmensurables):
de aquel Crucificado, tan inmenso de Corazón y muerto en plenitud de amor, aún
quedan últimos tesoros de amor y de amor que se prolonga: lo que el soldado no
sabía es que su alanceamiento abría la fuente que manaría sangre (Eucaristía) y agua (Bautismo)…, y entre esos dos
extremos, toda los ríos de vida de la Iglesia, que son los sacramentos. Y no ha acabado… A Él ya no le queda más por
dar. Y sin embargo su costado abierto hasta abrir el propio Corazón, nos deja
la imagen perfecta de la EXALTACIÓN DE LA CRUZ, que PUESTA EN ALTO y mostrando
su infinita riqueza, A TODOS NOS ATRAE A SÍ para que TENGAMOS EN JESÚS,
crucificado y exaltado en la Resurrección, VIDA ABUNDANTE.
La fiesta que celebramos hoy Da mucho para pensar y coger con alegría la cruz que todos tenemos en esta vida.Muchos huyen de la CRUZ de CRISTO en desbandada,y se alejan de la alegría verdadera,de la eficacia sobrenatural que llena el corazón,de la misma santidad:huyen de CRISTO.
ResponderEliminarCuenta una piadosa tradición,que a principios del siglo VII,los persas saquearon Jerusalén y se apoderaron de las sagradas reliquias de la SANTA CRUZ,que serían recuperadas más tarde por el emperador Heraclio.Y la tradición cuenta,que cuando el emperador,vestido con las insignias de la realeza,quiso llevar personalmente el SANTO MADERO hasta su primitivo lugar en el CALVARIO, su peso se fue haciendo más y más insoportable.Zacarías,Obispo de Jerusalén,le hizo ver que para llevar a cuestas l SANTA CRUZ debería despojarse de las insignias imperiales e imitar la pobreza y la humildad de CRISTO,que se había abrazado a ella desprendido de todo.Heraclio vistió entonces unas humildes ropas de peregrino y, descalzo,pudo llevar la SANTA CRUZ hasta la cima del Gólgota.