20 spbre:
Orando con el Evangelio
HOY COMIENZA
LA “ESCUELA DE
ORACIÓN”,
que abrirá con el PADRE NUESTRO.
El
Evangelio que hoy (Lc 8, 1-3) nos aporta la lectura continua podría hasta
aparecer un poco amorfo a la hora de plantear un reflexión, y que sea una
reflexión útil. Lo divido en dos partes para poder acentuarlas mejor.
La
primera es la propia labor de Jesús:
“caminando de ciudad en ciudad y de pueblo
en pueblo, anunciando la BUENA NOTICIA del Reino de Dios”. Ni iba discutiendo verdades, ni imponiendo
normas, ni prohibiendo algo. Iba sembrando
la Buena Noticia del Reino de Dios. [Al confesionario llegan tantas cosas… Y es
tan evidente que la persona no es una palanca que se conecta o desconecta…
Llegan problemas, situaciones al límite moral, vicios arraigados, repeticiones
permanentes… Yo sé que despisto a más de
uno cuando –una vez manifestadas sus cuitas- yo pregunto directamente: ¿medita
el Evangelio? Más de dos se quedan
descolocados y hasta me quieren hacer nueva confesión de lo que ya han dicho. “Ya
he oído; pero… ¿medita Vd el Evangelio”?].
Jesús
no vino ni a fustigar, ni a establecer una red de normas (es evidente la diferencia
de su predicación con la de Juan Bautista). Jesús vino a poner delante LA BUENA
NOTICIA DEL REINO DE DIOS. Y espera Jesús que eso sea mucho más eficaz que un
código de normas de conducta. Por eso mi
respuesta a quienes vienen a mí con sus “cosas” es: ya ha manifestado Vd lo que
hay “en un platillo de la balanza, con su peso especial; lo que y le propongo
es empezar a cargar el otro platillo hasta que se equilibre”. La pelea contra
un vicio es inútil si se toma por la parte de “quitar”. Tiene posibilidades de
avance y mejoría si adquirimos otra perspectiva e ilusión. Y el EVANGELIO
ilusiona cuando se le empieza a entrar en sus entresijos, con honradez y sin
buscar “falsas salidas de emergencia”. [La ESCUELA DE ORACIÓN quiere contribuir a ello].
La
BUENA NOTICIA, el Evangelio, no está para simple “meditar”, ni para “espiritualizar”,
ni para “mariposear” lo bonito. El
EVANGELIO es algo tan serio como JESÚS MISMO, y sólo cuando la mirada se pone
en Jesús y no es si yo hago o dejo de hacer, es cuando “raspa” las falsas
adherencias de la cómoda conciencia “piadosa”.
Si
alguna vez el Evangelio nos ha levantado los pies del suelo, ¡ESO ES LA BUENA
NOTICIA! Si no nos levantó los pies del
suelo, somos “piadosos orantes”…, pero nuestra vida no entra en el meollo de la
BUENA NOTICIA.
El segundo tema de este evangelio es el
papel de la MUJER en la obra evangelizadora o de la BUENA NOTICIA. Acompañando a Jesús van un grupito de
mujeres, cada una con su papel, y todas en la misma barca: servicio. Unas se
ocuparían de una cosa; otras podían colaborar en la corta economía de aquel
grupo.
Hoy mismo
adquiere una actualidad feroz este tema cuando los periódicos del día subrayan
las palabras del Papa que quiere que la mujer llegue a los altos cargos de
responsabilidad de la Iglesia, dado que la mujer está muy bien preparada y pone
un toque muy especial que humaniza.
La realidad
es que es muy rara la Parroquia que –desde tiempo inmemorial- no tenga a
mujeres en múltiples ocupaciones, cargos y responsabilidades, y que la mujer ha
sido siempre el brazo derecho de la Catequesis, el servicio previo al Altar, la
atención a enfermos y necesitados. El punto que puede acusarse como defecto es
el que el Papa ha llamado: machismo con
faldas. Lo cual tiene doble traducción y muy real: el machismo clerical,
que ha pretendido dar la última palabra, que las cosas se lleven sólo a manera
del “machista”, y que haya habido hasta una falta de respeto a la labor
sacrificada de la mujer que se dio tanto a ayudar y colaborar.
Pero desde el
punto de vista “de acá”, también es de tener la mujer “machista” (con faldas)…,
la mujer que se hace dueña y señora, que se hace exclusiva, que aparta a las
demás, que se deja influir por sus celos y su afán de protagonismo. Etc. Todo debe tenerse en cuenta y saben muy bien muchas
mujeres cómo se les cerró la puerta por parte de otras. Y creo que es una oportunidad para la honda
meditación del caso, por eso mismo de que LA BUENA NOTICIA nos ha de levantar
los pies del suelo.
Ningún
evangelista nos dirá qué hacía cada mujer de aquellas. Pero no se dice ni una
palabra que indique que Jesús tuvo que llamarles la atención, salvo a las
sentimentales plañideras, camino del Calvario, que nada aportaron. Las que se
nombran en este evangelio de hoy, las tres estuvieron firmes junto a la cruz de
Jesús. Ninguna tuvo más privilegio en el acompañamiento de la vida diaria y en
la firmeza del calvario. En la resurrección son las mujeres las primeras en
saber de la Resurrección, y Magdalena será puesta por San Juan como la primera
testigo ocular. Pero a unas y a otras no se les deja permanecer “cogidas a los
pies”, sino unas u otras, cada una en el punto en que está, son encargadas de
IR A MIS HERMANOS PARA ANUNCIARLES LA GRAN
BUENA NOTICIA…
Por tanto:
¡manos a la obra! Para eso está ahí la ESCUELA DE ORACIÓN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!