8 SPTBRE: Ntra. Sra. de la VICTORIA y 23-C domingo

8 sptbre: “Las mil Vírgenes”

             Con el 15 de agosto, la fiesta de HOY -conmemorando el nacimiento de la Virgen María-, estamos ante esas fechas que la piedad popular ha designado como el día de la mil Vírgenes.  Muchas ciudades, muchos pueblos, muchas personas…, celebran su día patronal u onomástico –de alguna advocación mariana- entre estas dos fechas.  En todos los santos se celebra el día de su muerte como fecha definitiva de su ida al Padre, vencido el obstáculo de tal pecado. En Jesús (evidentemente, porque Él es Dios) se celebra su Nacimiento: Él no pudo tener pecado. En Juan Bautista, porque fue santificado en el seno mismo de su madre, antes de nacer, y tampoco fue manchado por el pecado. Y en María, porque fue ya concebida sin pecado.  Ese nacimiento de María es el que hoy celebramos.

             Pero al mismo tiempo, el patronazgo de María se hace solemne en Málaga con la celebración de María bajo su advocación de la VICTORIA. Una victoria que evoca una protección particular de María sobre esta ciudad, y una proyección mucho más al fondo: María como signo y como estímulo de victoria en la fe de un pueblo.

             Las Lecturas –menos directas al tema- se expresa primero la profecía del nacimiento del Mesías Salvador. Nace porque hubo quien se plegó a la voluntad de Dios en todo…: había nacido aquella niña, aquella MUJER bíblica, que daría a luz al Salvador.  En los eternos designios de Dios, dice la 2ª l.  que Dios predestina, llama a la existencia, santifica y da la gloria de la vida y los dones particulares. El Evangelio recoge la fidelidad de María a los proyectos de Dios, y cómo concibe un hijo, sin intervención de varón, porque el Espíritu Santo ha extendido sobre Ella el manto de su fuerza divina; un niño al que el propio José le impondrá el nombre de JESÚS, expresando que tal niño es el Salvador que Dios envía.  [Es claro que el Evangelio no recoge el nacimiento de María.

             En Málaga no tenemos hoy las Lecturas del Domingo 23-C, que corresponderían.  Pero creo que puede ampliarse el tema primero con una ida a esas lecturas, que siempre aportan una riqueza mayor y más comprensible pedagógicamente.

             Se abre la enseñanza con una pregunta de fondo: ¿Quién conoce los designios de Dios? Partamos del hecho de que nuestros conocimientos se equivocan, se desvían… Que nuestras tendencias naturales nos hacen de lastre, y que todo este mundo humano nos abruma y nos oscurece la mente para comprender los designios de Dios. Sólo cuando el corazón sea recto, aprenderemos lo que agrada a Dios, y haremos de ello norma de vida.

             La 2ª lectura es una auténtica pieza modelo de esa necesidad de traspasar los sentidos de pecado, obligaciones mandadas o prohibidas, etc. La carta de Pablo al discípulo Filemón es todo un planteamiento del cambio de tendencia que exigen los planes de Dios.  Filemón es un discípulo cristiano, y buen cristiano. Su esclavo Onésimo –también buen cristiano-  le ha hecho alguna mala pasada a su amo, y Filemón lo expulsa. Onésimo se va a Pablo (que está en la cárcel) y allí le sirve y ayuda eficazmente. Podría Pablo quedarse con él para que le pudiera hacer más llevadera la prisión, pero opta por enfrentar a Filemón con su la FE cristiana que profesa, la que tiene que buscar agradar a Dios.  Y le envía a Onésimo y le dice: toma contigo a Onésimo; pero ahora no como esclavo sino como un hermano. Si te debe algo, “me lo apuntas en mi cuenta”.  Pablo ha enfrentado a Filemón con una superación cristiana, esa que agrada a Dios, sobrepasando las obligaciones.

             En el Evangelio lo expresa todo Jesús como principios de vida. Y lo primero: No hay amor humano alguno que pueda contraponerse y sobreponerse al amor a Dios y a Cristo. No el propio madre o madre, ni los hermanos/as. Para ser discípulo mío hay que ir tras de mis huellas. Por eso, habéis de saber calibrar vuestras fuerzas. Por ello se concluye en Evangelio del domingo con un claro: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.  Y es muy claro que el “bien” que defendemos siempre es el PROPIO YO, las propias maneras de querer resolver, y ese entramado de verdades, medias verdades, disimulos, escurridos de hombros, justificaciones…

             Ahí se centra hoy el tema del domingo, ahí se plasma hoy el sentido de PAZ (paz desde el dominio de sí), y el Signo Sacramental de la UNIÓN, que tenemos en la Eucaristía, y de ella participamos.  El SIGNO ha de pasar a hacer REALIDAD esa unión, esa PAZ…, que tenemos como misión. Y se habrá realizado el proyecto de Dios, que llevaba ya consigo un vivir menos dependiente de “obras”, y más centrado en buscar y hallar lo que a Dios le agrada.

             Esa fue la vida de Maria.