JUEVES SANTO
No
sé si me equivoco al pensar que el JUEVES SANTO tiene para muchos un sentido
más festivo que en lo que en realidad es. Puede ser que nos quedemos en la
parte que de verdad hemos de celebrar como fiesta suprema, pero que no acabemos
de llegar al fondo de lo que contiene, hacia donde va, en donde acaba.
La
liturgia del día nos sitúa. En el Éxodo 17, 1-8; 11-14, encontramos el origen
de la celebración de la pascua judía, el paso de la esclavitud a la libertad,
la fiesta sacrificial con la que los hebreos (judíos) preparan a prisa el momento
de su liberación. Su casi huida. Porque mientras los primogénitos egipcios van
cayendo heridos por una plaga inexplicable para ellos, los hebreos comen de
pie, báculo en mano significando marcha, un cordero, al que se le ha extraído
la sangre y con ella se han marcado las puertas de sus casas, como una sangre
que es seguro de vida.
Me detengo en un punto que
fácilmente puede pasar desapercibido. El cordero o cabrito que han de ofrecer
al Señor en acción de gracias y como símbolo de liberación, no puede ser el
primero que se coge, ni el que pueda ser menos útil para criarlo. Ha de ser animal
sin tacha. Y esto me suscita muchas
cosas. Y es que a Dios no se le puede ofrecer algo a medias, algo que pueda
estar manchado, algo que fuera como lo menos útil, o lo que sobre o lo que
queda para el final. A mí no se me pasan
estos detalles. Porque me temo mucho que no tengamos el mismo cuidado en
nuestros modos de relacionarnos con Dios. Que no ofrezcamos las primicias del
día, que “no tengamos tiempo”, que Dios se nos quede como “devoción” (es antes la obligación que la devoción),
y que al final estemos viviendo ante Dios sin contar sinceramente con Él en
realidades muy concretas de la vida real: familiar, mirando al sentido del
matrimonio, cuidando formas de trato a cualquier nivel, con nuestros egoísmos a
cuestas, y con esas mezquindades con las que fácilmente nos “dispensamos” de aspectos
básicos doctrinales y morales, personales y sociales, en lo individual y en lo
relacional… ¿Realmente podemos decir que
el mejor cordero de mi rebaño es el
que ofrezco al Señor cada día?
San
Pablo [1 Co 11, 23-26] nos pone ahora en la realidad de lo que fue un símbolo
anunciador de aquella salida de Egipto. Aquel paso=pascua que variará la vida de un pueblo y lo pondrá en
libertad, era un trasunto de una realidad de orden infinitamente superior.
Porque lo que nosotros celebramos ya no es la pascua judía, ni una liberación
de esclavitudes humanas. Lo que ahora
celebramos es el PASO desde una realidad de esclavitud del pecado a la libertad de
una vida nueva y radicalmente diferente. Pablo lo ha recibido de los que lo vivieron
directamente y así –tal cual- lo trasmite: ahora no hay cordero (que era un
símbolo). Ahora es Cristo el que se sitúa como Cordero en el centro de la
celebración. Ahora no hay sangre de animal para asegurar la vida del pueblo de
Dios. Ahora es LA SANGRE DE JESÚS, la que se derrama por vosotros y por todos para el perdón de los pecados. Ahora no se come a prisa, sino que lo que
allí está haciendo Jesús, quedará para todo el tiempo de la existencia terrena
del nuevo pueblo de Dios. Y el PASO va a
ser el que Jesús mismo lleva en sí: morirá pero su muerte no será definitiva,
porque en su misma muerte lleva ya la semilla que germina en Resurrección. Y
así es Pascua del Señor, que da el paso
de la muerte a la vida, del pecado a la salvación, del dolor a la posesión. [He dicho que quedará para todo el tiempo…
Y eso es nada menos que el inenarrable momento en que Jesús instituye el
Sacerdocio cristiano, el de la NUEVA ALIANZA, para perpetuar su único
sacrificio, cuya potencia es tal que seguirá teniendo eco perenne mientras la
vida sea vida: Cuantas veces lo hagáis,
revivís la muerte del Señor hasta que Él vuelva].
Pero
el Evangelio –tenía que ser de Juan (13, 1-15)- nos traslada a la profundidad
mayor de la Eucaristía, su misterio de sacrificio y amor. Y es que donde esa
Eucaristía tiene su plenitud y a donde conduce- es a repetir el amor
el Maestro y Señor, que si lava los pies de sus apóstoles, es para que ellos
sepan lavarse los pies [servirse,
amar al prójimo más que a sí mismos…] los unos a los otros. Si Él lo ha hecho, ha sido para que nosotros así
lo hagamos. ¿Y no pone un poco
de escalofrío pensar la falta de amor que palpamos a derecha e izquierda? ¿No
nos está matando el egoísmo y el afán competitivo, el falso protagonismo, el
espantoso egocentrismo en el que nos estamos desenvolviendo… (¡y el que esté
sin pecado que tire la primera piedra!)?
Pero
es que la celebración del Jueves Santo no se acaba cuando hemos vivido los
Santos Oficios de la Cena del Señor. El
Señor permanecerá en el “Monumento” toda la noche y hasta los Oficios del
Viernes. Es el tiempo en que se
desarrolla la Pasión cruenta de Jesús… Es la terrible noche de las burlas, los salivazos,
los juegos con el preso…, y las negaciones –hasta con juramento- del amigo: No conozco a ese hombre. Y Simón cayó en la cuenta y lloró. ¿Nos hemos
puesto a pensar si lloró Jesús en su soledad de espera hasta el juicio de la
madrugada? [Por eso aquella costumbre
que tantos hemos vivido de pasar la noche en adoración y cercanía de amor y
acompañamiento junto a ese “Monumento”, como una necesidad del alma a acompañar
a Jesús en momentos tan fuertes… Porque al fin y al cabo, cuanto sucede en esta
noche y en la mañana siguiente, no hubiera tenido que suceder si no fuera
porque se hizo Cordero que quita mis
pecados y los pecados del mundo].
Que de alguna manera buscáramos hacer de esa noche algo más que un
sueño, o un pasarla como si nada ocurriera…, y la supiéramos “adornar” de algún
aspecto o formas más íntimas cristianas, no sería una mera “piedad”.
Jesús se nos da en la Eucaristía para fortalecer nuestra debilidad,acompañar nuestra soledad y como un anticipo del Cielo.A las puertas de su Pasión y Muerte,ordenó las cosas de modo que no faltase nunca ese Pan hasta el fin del mundo.Junto con la SAGRADA EUCARISTÏA que ha de durar hasta que el SEÑOR venga instituye el SACERDOCIO MINISTERIAL.
ResponderEliminarEl Jueves Santo es un día de enormes contrastes. "Chorrea Amor" de Dios para con los hombres y ésto ya es motivo suficiente para que fuera un gran festivo, pero esa demostración de Amor se ve perturbado en su esencia por el sufrimiento del SER que nos ama y que sufre precisamente por eso, nos ama.
ResponderEliminarLa Iglesia inventó la festividad del Corpus Christi para permitirnos alegrarnos por ese Amor.