INVIRTIENDO EL
ORDEN
Hoy
habría que leer las lecturas en orden inverso. San Juan (11, 45-56), como la sentencia de muerte de Jesús…, aunque
sin juicio previo. Que ya dice mucho para comprender después el juego infame
del proceso religioso en que fue condenado “formalmente”. Ahora es Caifás y los dirigentes judíos
quienes legan a la inaudita conclusión de que si Jesús hace muchos milagros, hay que acabar con Él, no sea que la gente
se vaya tras Él. Lo que no se
preguntan es por esos milagros, por quién está detrás de esos signos de poder y
divinidad. NO DUDAN (¡gran pecado de tantos…! Y lo que ahora tienen ya decidido
(que obliga a Jesús a retirarse para evitarlo), será adonde llegarán en el
momento que puedan realizar su decisión tomada.
La
1ª lectura pasaría a ser la luz tras el ocaso. Porque lo que se anuncia en
Ezequiel 37, 21-28 es el triunfo
definitivo de David, con reinado eterno, gozando de una alianza eterna de Dios,
que multiplicará su descendencia y morará entre ellos, que serán pueblo de Dios, consagrado a Dios para
siempre. Lo que en David no se podía
realizar, se realiza en el Hijo de David…,
el que viene en el nombre del Señor, cuyo reinado será para siempre.
“Rey
de los judíos”
Fue
el título de la Cruz que Pilato sostuvo, pese a las protestas de los ancianos y
sacerdotes. Ahí acertó Pilato. Por una vez fue hombre. Ese Cristo agonizante
que muere en una cruz, en el tormento físico más duro y en lo más humillante
para una persona…, y ese hilito de aire cada vez más tenue que puede alimentar
sus pulmones y corazón, tiene aún que soportar los vergonzosos insultos de la
chusma que –alimentada por los propios sacerdotes- hacen leña del árbol
caído. Porque no le bastaba a Jesús su
propio sufrimiento…, sino que esa turba sin corazón y ávida de sangre todavía
hace más doloso aquel momento. El
demonio que lo dejó “para otra ocasión” está metido en esa gente que retan al
crucificado con la ya vieja tentación del desierto de lanzarse desde el tejado
del templo…, solo que ahora, sin fantasías ni composiciones catequéticas, se
vive a lo crudo en el desafío a Jesús: Si
eres Hijo de Dios, baja de la cruz y creeremos en ti, Era también el engaño diabólico del “yo soy el dueño del mundo y lo doy a quien
quiero; si tú quieres tener parte, dobla
tus rodillas ante mí y adórame, y te lo doy”. “Baja de la cruz y creeremos en ti”. ¡Qué tentación más fuerte! Jesús había venido a que creyeren en el Hijo
del Padre, que viene a salvar. Le están
ofreciendo creer en Él si baja de la cruz…, si hace el gran milagro de un
crucificado que vuelve la vida junto a los demás… Y todos caerán de rodillas
adorándolo…, ¡adorando a Dios que dio tal fuerza los hombres!.
¡Cuánto
engaño, cuanta mentira, cuanta falsa promesa, cuánto infeliz que se deja
seducir por la bagatela que le ofrece cualquier novela moderna o cualquier
debate o espacio televisivo, o cualquier inventor de panfletos periodísticos
que cuenta son contrastar, que envenena sin conciencia, que vende más cuantas
más tonterías dice! ¡Cuántos creyentes
que se dejan embaucar por la primera novelería que publica un llamado “periodista”
o “novelista” que lanza su invento malintencionado contra los valores sagrados
de la Religión! “Si eres el Hijo de
Dios, baja de la cruz”…, y muchos, ¡demasiados!, se bajan de ella al instante
para irse tras las fantasías de último cuño.
¿No
era eso la pasión que HOY vivió Cristo…, en ese HOY que permanece, mientras que
EL HOMBRE, el verdadero Hombre, el HOMBRE por antonomasia, no se baja de la
cruz y no se deja engañar por la mentira del mundo…, por la esclavitud
vergonzosa de un mundo que está enredado en las redes de su hedonismo…, su
egocentrismo patológico, su endiosamiento?
Jesús
no bajó de la cruz. Y bien que tenemos
que agradecerle. Porque de la cruz que cada uno hemos de llevar no nos podemos
bajar aunque queramos, y hubiera sido muy desmoralizador que hubiéramos visto
que Jesús abandonaba su puesto al primer desafío. ¡Gracias, Señor, porque sigues ahí en tu cruz! Porque ahora la cruz, aunque instrumento de
martirio, ya empieza serlo también de victoria.
Porque la cruz no es de quita y pon al gusto del momento. Porque yo necesito QUE SIGAS EN LA Cruz,
porque voy a tener que aferrarme a ella –a la mía- en mil momentos de mi vida…
Porque si estoy enfermo, o si me surge una contrariedad…, si sufro en mí mismo
o veo cómo sufren tantos…, porque al asomarme la vida veo ese reguero de cruces
de mil tamaños…, miro al Calvario y veo
que TU NO TE BAJAS DE TU CRUZ. Y al
contrario de aquellos mentirosos retadores, yo CREO EN TI, precisamente porque
no te bajas de la cruz. Porque sigues
ahí desde la fuerza mucho más grande de tu fidelidad a la misión, de tu
obediencia al Padre, de tu dignidad de hombre que no deja las cosas a medias. Pero entiendo, Jesús mío, que aquel momento
fue para ti muy doloroso. Por la mofa…, por el reto…, porque podrías haber
bajado y dejado sin aliento a aquella chusma…
Y sin embargo llevaste dentro de tu pecho el consuelo de tu misión
cumplida…, y de tantos que veníamos detrás y precisamente encontramos la fuerza
de nuestra fe en que Tú no bajaste de la Cruz.
No era necesario tanto tormento.ËL pudo haber evitado aquellas amarguras,aquellas humillaciones,aquellos malos tratos,y la vergüenza del patíbulo....Pero quiso sufrir todo eso por tí y por mí.No ya de modo genérico"por nosotros"sino por mí ,como si fuese único,EL HIJO NDE DIOS ME AMÖ Y SE ENTERGÖ POR MÏ.
ResponderEliminarAMEN SOLO UNA COSITA EL NO ESTÁ NI SIGUE CRUCIFICADO EL YA RESUCITÓ AL TERCERD DIA
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