DOMNGO 3º ADVIENTO - C
Al Adviento
se le ha envuelto frecuentemente de un aire más penitencial que gozoso. En cierto modo este Domingo 3º venía a ser
como un respiro en medio de la exigencia al sacrificio. Incluso se suavizaba el
morado de los ornamentos desde el morado al rosa-lila para dar otro aire.
Si nos remontamos a la realidad
histórica y al esfuerzo de aquellos profetas de Dios que acompañaron a pueblo
en el destierro, su labor era la de levantarles los ánimos con la esperanza…,
con a seguridad de que Dios saldría triunfador…, que el pueblo volvería a
poseer su patria, su Templo, sus instituciones, su Ciudad santa.
A eso responde la 1ª lectura del profeta Sofonías, con
una baraja de expresiones: regocíjate,
grita de júbilo, alégrate, gózate de todo corazón. El Señor ha vencido sobre
tus enemigos… NO TEMAS, no desfallezcan tus manos. El
Señor es Dios…, es un guerrero que salva; y se goza y se complace en
ti; te ama y se alegra con júbilo como
en día de fiesta. Queda muy claro el
sentido de aquel mensaje del largo adviento que les quedaba que recorrer.
San Pablo escribe a sus fieles
filipenses t vuelva a infundir en sus cristianos lo sentimientos de alegría,
que ya no es la de una espera sino la de una realidad presente: Estad alegres en el Señor; os lo repito: estad alegres. Alegres con la alegría auténtica que es
profunda, con mesura, con templanza…
Alegría que procede de que Dios viene y está cerca. Por tanto: que NADA OS
PREOCUPE, No pretende San Pablo
hacer de sus cristianos unos “pasotas” a los que todo les da igual…, o que
dejan para que otro haga lo que ellos no hacen… Los cristianos tienen que
OCUPARSE en este momento que tienen delante y ser en medio de la sociedad en
que viven un auténtico revulsivo de esperanza, madurez y responsabilidad. Pero NO PREOCUPÁNDOSE porque ni el pasado
está ya en sus manos, ni el futuro ha llegado.
Trabajen en el momento que es hoy y sáquenle el mejor provecho y denle
el mejor sentido. Vivan la alegría del
HOY, EN EL SEÑOR. Ahí está la clave. Quien tiene la fe viva, la fe verdadera, va
sabiendo descubrir –“tras cada persona y
cada acontecimiento”, que dice el Prefacio 3º de Adviento- que ES EL SEÑOR…,
que es realidad la venida de Jesús, y que está siempre a la vuelta de cada
esquina, donde menos se espera, y aun con sus disfraces que lo hacen
irreconocible a simple vista, pero muy reconocible con los prismáticos de la
fe.
Y
entonces, VIVID EN PAZ, la paz de Dios,
que sobrepasa todo juicio y que custodia vuestros corazones y vuestros
sentimientos. Ésta es la realidad
del adviento nuestro…; esto es el punto del encuentro intermedio, diario, con
Jesús, al que esperamos.
Juan Bautista –en el Evangelio de hoy- va recibiendo a los
muchos que acuden a él, escuchan su predicación y se encuentran ante una
realidad que deben afrontar: ¿Qué
tenemos que hacer? Es una expresión
que se repetirá siempre que hay un alma que busca sinceramente la verdad y el
encuentro con Jesús. Nosotros, que ahora
vivimos un ADVIENTO REAL -¡que Jesús está cada vez más cerca, y que se va a
venir a nosotros en un encuentro personal!, nos motiva a esa pregunta: ¿Qué
tengo que hacer?
Y Juan Bautista le fue diciendo a
cada estamento de aquellos lo que era verdaderamente la situación de cada cual… Siempre enderezando caminos, el propio camino…,
la propia actitud. Éste sí es el
verdadero sentido de “penitencia”, que supone un ir eliminando defectos,
carencias, fallos, abusos… Si esto lo aplicamos a lo personal, a lo familiar, a
lo relacional de cualquier tipo…, a la misma forma de vivir nuestra vida
espiritual…, eso es lo que está marcando el
bautismo de agua, para penitencia…, para toma de conciencia de algo mucho
más importante: el Bautismo de Espíritu Santo y fuego que trae Jesús, y que
implica ya un enfoque muy diverso en la vida.
ESE EL VERDADERO NACER DE JESÚS que estamos preparando;
esa es la verdadera nueva navidad…,
la que nos queda por delante más que la devota mirada atrás para recordar el
misterio hace 2012 años ocurrido ya.
Y que el mismo tiempo ocurre cada
día entre las manos del Sacerdote que toma un trozo de pan, de simple pan, pero
que se encuentra de pronto entre sus dedos EL NACIMIENTO DE JESÚS, de Jesús
muerto y resucitado, que incita con toda su fuerza a cada uno de los que participamos a hacernos
la pregunta personal: Señor, qué me toca hacer a mí para
que mi vida te acoja, te reciba, cambie…, se disponga mejor al encuentro cierto
que nos queda por delante. Ahí no hay ya figuritas de barro ni montañas de
cartón. Ahora el nuevo Belén es
muchísimo más acuciante para cada uno.
En estas fechas se produce una ambigüedad entre la "alegría" que la sociedad nos ofrece y la ALEGRÍA de la venida del Señor. Como cristianos inmersos en la sociedad, nuestra alegría ha de contagiar: una alegría sin "fecha de caducidad", una alegría que no sobra y la "rebajamos", no nos llega una alegría "a precio de saldo"... sino que nuestra ALEGRÍA es aquella que impregna nuestro corazón por un DIOS que desde la pequeñez, desde la sencillez.. se nos hace Niño para acompañarnos en nuestro caminar. Si realmente dejamos que ese Niño Dios nazca en nuestros corazones, es cuando nuestra alegría primará sobre las dificultades, desesperanzas, contratiempos... que la propia vida trae consigo. En esos momentos es cuando nuestro corazón se transforma en esperanza, en confianza en Dios, en serena alegría que nos lleva a ser firmes en nuestra fe y a amar al Señor por encima de todas las "alegrías" que podamos encontrar en otros ámbitos.
ResponderEliminarN0sotros podemos estar alegres si el Señor está verdaderamente presente en nuestra vida.Cuando para encontrar la felicidad se ensayan otros caminos fuera del que lleva a Dios,al final sólo se halla infelicidad y tristeza.La experiencia de todos los que de una u otra forma,volvieron la cara hacia otro lado (donde no estaba Dios),ha sido siempre la misma:han comprobado que fuera de Dios no hay alegría verdadera.Encontrar a Cristo y volverlo a encontrar,supone una alegría profunda siempre nueva
ResponderEliminar,
Yo tengo título de radioaficionado CLASE A. No tuve nunca idea de cómo funcionaba eso. Mi hermano, un “manitas” manejaba eso y más. Yo pasé horas de noche y comienzos de madrugadas a su lado. No le pregunté cómo o de qué manera. Simplemente VI y ONSERVÉ y lo oí hablar en el extraño lenguaje “Q”. Y aprendí y tengo mi título.
ResponderEliminarNo había tocado un ordenador hasta casi mi jubilación. Vi a quien lo manejaba. Alguna leve pregunta. OBSERVÉ mucho. Practiqué por mi cuenta, equivocándome mucho…, pero medio hago cosas…
Asistí por primera vez a un banquete de boda que estaba preparado muy a “lo elegante” Yo no sabía por qué había tres o cuatro copas, tres o cuatro cucharas, tres o cuatro tenedores, chuchos…, etc. La verdad es que yo no sabía desenvolverme allí. Reojo va y reojo viene, ví cómo se usaba y cuándo cada uno de aquellos utensilios. VI, OBSERVÉ.., fui aprendiendo.
Esa es la “técnica” de la CONTEMPLACIÓN IGNACIANA, la que utiliza un novicio durante un mes entero, a poco de ingresar en la Orden, a base de 84 horas CONTEMPLANDO. Y es tan simple como imaginarse metido en una escena evangélica, y VER, OÍR, OBSERVAR, como vieron, oyeron y observaron los discípulos y las gentes que acompañaban a un ser tan de carne y hueso y tan normal como JESÚS. Y es un ser normal, puesto que es hombre, tiene sentimientos, alegrías, penas, llantos, gozos, explosiones de júbilo, sufrimiento por lo mal que lo entienden. Habla y habla con tonos, matices, admiraciones, preguntas… Y el CONTEMPLATIVO que “está viviendo esa escena”, se limita a VER, OÍR OBSERVAR…, y por consiguiente va aprendiendo…, se le van pegando formas…
Y entonces no hay ni novelas ni sentimentalismos. Hay la lógica de la persona normal que acaba hablando o juzgando o pensando de una manera “contagiada” lo que hace, dice, expresa, siente… Jesús. Y eso se pega.
De ahí la inteligente técnica de usar la imaginación, que o bien es “loca de la casa” cuando se le deja ir sin control, o es un elemento de la naturaleza humana para sacar cosas útiles e interesantes. Y aplicado a la vida espiritual y al hacer al modo de Cristo, es un elemento que ayuda mucho. Si no se tiene ni pizca de imaginación, no pude utilizarse ese método de oración. Pero el que puede, le es un moco muy cordial.
Comprendo perfectamente su comentario y admiro su capacidad para la oración contenplativa.Ojalá todos tuviéramos la misma facilidad para meternos de lleno en el personaje y poder VER y OBSERVAR cuanto usted VE,OBSERVA y COMENTA.
ResponderEliminarSiguiendo la liturgia de la Misa de este domingo Y haciendo un ratito de oración,gozo y alegría,pienso que el Señor siempre llega a nosotros en la alegría y no en la aflicción."Sus misterios son todos misterios de alegría;los misterios dolorosos los hemos provocados nosotros".
Esa argumentación se cae por su base. Simplemente, "imaginar" nunca es "observar". Y se necesita mucha prudencia al "imaginar" cuando, para otros menos preparados, nuestras "imaginaciones" pueden confundirse con "la verdad".
ResponderEliminarEntonces, imaginar puede ser manipular.