Pongo por delante mi
agradecimiento a todos los que habéis pedido por mis intenciones familiares,
que ya os comuniqué y que de una y otra manera os habéis interesado por
ello. GRACIAS A DIOS, todo se desarrolló
muy bien esta mañana temprano de lunes.
También, pues, gracias a vosotros
todos.
ADVIENTO, historia
apasionante
Ya ha llegado el adviento. Su liturgia, en las primeras lecturas es muy
bella, llamativa, llena de imágenes significativas y hasta tan orientales que
resultan exageradas, porque Isaías (que
prevalece en la mayor parte de este período), da al pueblo desterrado unas
esperanzas que le animen y le saquen de su postración. Y anuncia al Mesías de forma casi rompedora,
sobrepasando las mismas leyes naturales.
La razón de ello, aparte de que lo dicho, es expresar la realidad de
unos tiempos novísimos que traerá el Mesías…, un mundo tan nuevo que sería como
romper “las leyes”, porque será pasar de
tiempos de sufrimiento a un tiempo en que el Rey será Dios, que todo lo
hará nuevo. No voy a entrar en ello.
Por mi parte voy a irme al
evangelio de San Lucas (prescindiendo por ahora del seguimiento de los
evangelios correspondientes). A Lucas se
le llama “el evangelista de la infancia
de Jesús”. Es llamativo. Él no fue apóstol, no fue discípulo de Jesús. Lo que escribe, tal como él dice expresamente),
lo ha hecho preguntando a los que fueron testigos oculares de los hechos. De
ahí que –al tocar temas tan íntimos como el de la primera infancia de Jesús, la
creencia de muchos fue que se había valido precisamente de María, la Madre de
Jesús. No es que esto lo den como evidente
los estudiosos más profundos de este evangelio. Pero es evidente que eso ni
quita ni pone. El hecho es que lo que está en el texto es mensaje de Dios.
[¡ojo, que digo: “lo que está en los
textos”, no sea que haga, alguno que otro, un problema “de fe” –o de mala
fe-como con el concienzudo estudio del Papa en su libro: La infancia de Jesús, tergiversado por la prensa y medios de
comunicación, diciendo lo que el Papa no ha dicho. Basta que se lea el libro para que se
descubra la falacia que nos trasmite “lo mediático” en cuanto se trata de un tema de la Iglesia Católica]
En lo que a nosotros nos toca,
nos quedamos con los textos, y que sea el Espíritu Santo quien nos haga brotar
su mensaje profundo. Que Él sí que puede hacerlo aunque sea desde una
parábola; no sólo las “oficiales” que contó
Jesús sino las que hasta podría ser que las cuente un evangelista para
trasmitir la catequesis o mensaje que quiere trasmitir como mensajero de la
Palabra que le comunica Dios. Mal estará
la comparación pero cualquier pedagogo cuenta un ejemplo para ilustrar una
enseñanza. ¿Por qué le vamos a negar a un evangelista esa capacidad de
trasmisión y comunicación con sus discípulos, y en definitiva con los actuales
lectores de su enseñanzas. Claro que
sólo aprenden los que quieren aprender, los que van sin la intención de coger
el presunto gazapo al que le llevan
su prejuicios.
Lucas ha preguntado, se ha
informado, ha contrastado. Y ahora dirige su evangelio al excelentísimo Teófilo Este
tal no es un personaje concreto. La palabra concreta es un nombre compuesto imaginario
cuya etimología significa: amante de Dios. No puede dirigir un mensaje de Cristo a quien
no ama a Dios, no cree en Dios, o incluso está contra Él. Pero TEÓFILO va a ser
capaz de recibir su evangelio con ojos limpios y oídos abiertos. Por eso podrá contar muchas cosas que
conduzcan a la trasmisión de la fe a sus fieles, sin un mero rigor de historia
(al modo que nosotros entendemos la historia y que no es la finalidad del Evangelio), sino yendo a lo que de fondo
quiere trasmitir, y que es la gran HISTORIA DE LA SALVACIÓN, HISTORIA SAGRADA,
HISTORIA DE LA REDENCIÓN.
Todo esto, que sobrepasa una
simple narración, es lo que podría muy bien hacernos leer meditativamente ese prólogo breve de Lucas, pero que en su brevedad
marca la intencionalidad y el modo que va a llevar este evangelista.
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