2º domingo de Adviento.-C
Los domingos
de Adviento tienen un rango muy especial en la misma fuerza que un domingo del
año puede tener en el plano litúrgico. Por decirlo de una manera vulgar, son
domingos “más festivos” que cualquier domingo del tiempo ordinario. Y es que el ADVIENTO (o preparación al advenimiento
de Jesús), constituye el meollo de la actitud cristiana, que no puede ser otra
que la de tomarse en serio que no podemos esperar pasivamente a Jesucristo… Que
no podemos estar aquí esperando a que nos las den todas resueltas, y que el
Adviento no es un tiempo que vamos dejando pasar más o menos. La misma fuerza
que le otorga la liturgia está significando ue nosotros tenemos que tomar en
serio que es un momento de gracia del Señor para hacernos más abiertos a una
novedad en nuestra vida. Quiero decir: que
nosotros tenemos que darle una novedad a nuestro vivir diario; que no cabe estar esperando…, viendo pasar…
Baruc –en la 1ª lectura- levanta la ilusión en Jerusalén –lo que quiere decir
que en todo Israel- porque ya es inmediata la vuelta del pueblo a su patria y a
su lugar santo, el Templo. Y por tanto lo primero es ya quitarse las ropas
de luto y aflicción, y vestirse de fiesta, con diadema y galas de alegría, y
envolverse en el manto real de la bondad y santidad de Dios. Dios se pone ya a
la cabeza de esa caravana que va a dirigirse a su patria. Si salieron de ella
llorando, obligados por sus carceleros, ahora vuelven cantando, felices, con la
ilusionada alegría de volver a ver su patria. Jerusalén puede asomarse a sus
montes y torreones y ver caminando hacia ella caravanas que llegan de un lado y
de otro, con el gozo del Espíritu de Dios, que lo conduce. Dios se ha encargado
de que los montículos se allanen, los baches se rellenen, lo torcido se
enderece: quiere que vuelva su pueblo
seguro. Los árboles les darán sombra y fruto. La llegada de ese momento es todo
el triunfo de una nación a la que Dios mismo salva con su mano poderosa.
Pero ¿cuál es, de hecho esa “nación”? Históricamente es Israel, ese pueblo “nodriza”
donde Dios concentró sus obra de liberación de la humanidad.
Pero el Evangelio nos abre el horizonte.
A cualquier lector que llegue al texto de San Lucas, casi pasará por
alto las referencias cronológicas y temporales que aporta para introducir la
obra de Juan Bautista. Sin embargo San
Lucas está yendo a un núcleo mucho más esencial: reseña los dirigentes civiles y los
dirigentes judíos. Reseña, pues, un panorama universal. Juan Bautista no es un
profeta que queda reducido al marco de Israel y a anunciar la liberación de
Israel. La predicación del Bautista y su
bautismo de conversión va dirigido a todos los pueblos de la tierra.
Y el mensaje repite el anuncio de
Baruc: a cada cual corresponde abajar sus soberbias, allanar sus carencias,
enderezar su vida…, preparar al Señor ese camino suyo a cada alma, para que no
encuentre obstáculos en su venida.
Partiendo nosotros de que el advenimiento
de Jesús (su momento de encuentro de cada uno con Jesucristo), no es una
imaginación ni una ciencia ficción, sino que a no mucho tardar nos vamos a
encontrar cada cual cara a cara con Él, ese tema de allanar, abajar, enderezar, preparar caminos, no es un tema que
puede tomarse pasivamente, como el que deja pasar tiempo y esperar…
Por eso Pablo escribe a los fieles
de Filipos y les dice que siempre pide por ellos y lo hace con gran alegría,
porque ellos han sido colaboradores en
la obra… No ha sido una comunidad cristina pasiva que haya estado ahí “a verlas
venir”. Se alegra Pablo de tener allí una comunidad que ha madurado y que camina
con fuerza hasta el día de Cristo Jesús. Y que su oración insiste ante Dios en
que sigan
creciendo en penetración para apreciar los valores. Porque así llegaréis limpios e irreprochables,
cargados de frutos de fidelidad, a gloria de Dios.
Tenemos cada día en la
EUCARISTÍA esa venida intermedia de Jesús, entre el nacer en la tierra y la
venida última en la que Jesús viene con toda certeza, y que son venidas que
espolean y llaman a más. Que esas venidas se hacen también reales cada vez que
acudimos con sinceridad a la Palabra de Dios, o cuando hacemos una buena obra…,
y cuando nos tomamos una cerveza con la familia y con los amigos… Que la venida de Jesús no es un hecho de
extraterrestres…, de OVNIS que van a invadir nuestro espacio, sino mucho más
real, más diario, más propio de lo que es el vivir cotidiano…, pero ¡a ver cómo
lo vivimos, cómo hacemos para que Jesús pueda llegar festivamente a nuestro
encuentro!
EL PASADO PRIMER VIERNES
Ya se anunció que
este Primer Viernes teníamos la reunión habitual, sin que fuera obstáculo el puente. Ya se supone que alguno no puede venir y que
hay circunstancias. Y una es el
acobardamiento típico malagueño a la lluvia.
El hecho es que estuvimos menos de los debiéramos haber estado, y que el
tema que se trató era de mucho calado, en la profundización de esa palabra
repetitiva de LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, en
la que se trató de una reflexión muy seria sobre el sentido personal y “hacia
adentro” que se encierra en ese término. Hubiera sido interesante para muchos.
En este tiempo litúrgico la Iglesia propone a nuestra meditación la figura de Juan Bautista.Desde el seno materno tenía determinada su msión:preparar a Jesús un pueblo capaz de recibir el reino de Dios y dar testimonio público de El.Juan no hará su labor buscando una realización prersonal,sino preparar al Señor un pueblo perfecto.No lo hará por gusto,sino porque para eso fue concebido.También ahora,el PRECURSOR señala el camino a seguir
ResponderEliminarNosotros somos testigos y precursores.Hemos de conducirnos de tal manera,que los demás puedan decir,al vernos:este es cristiano,porque no oedia,sabe comprender,porque está por encima de los instintos,porque no es fanático,es sacrificado,porque manifiesta sentimientos de paz,porque ama.