ADVIENTO, palabra mágica
No pretendo hacer un título literario. Es posible
que con ese título os trasmita una peculiar experiencia íntima de mi alma. La
llegada del ADVIENTO me es una fuerza de profunda esperanza. La liturgia se
hace nueva, la historia de la vida se hace nueva, porque adviento es el punto
de inflexión entre algo que se acaba y algo que comienza, y que comienza con
toda una riqueza inmensa de esperanza. Ya fue una fuerza que sostuvo siglos al
maltrecho pueblo de Israel… Que luego fue como acercando el plano, cada vez
más, hasta hacerlo de perentoria expectativa inmediata a l realización del gran
sueño de aquel pueblo elegido: la llegada del Mesías, el que sería su
libertador. Tantos años de exilio, de
humillación, de fracaso, de pérdida de sus grandes símbolos esenciales: su
nación, su ciudad santa Jerusalén, y su Templo, el lugar de la Presencia de
Dios. Y todo eso, de manos de un Mesías
salvador y liberador, al que concebían en esa dimensión humano divina, por
cuanto que –enviado por Dios (que lo había prometido), ellos lo consideraban el
Guerrero eficaz y vencedor que les liberaría de sus enemigos, y les liberaría
de la opresión de pueblo dominado por un Imperio extranjero que, ahora,
finalmente, les tenía subyugados como invasor de su Nación santa.
La Liturgia de este DOMINGO 1º, en
su Ciclo C, parecería regresar a las
calamitosas narraciones que hemos tenido esta semana pasada y que,
precisamente, eran presagio de final. Y
cualquiera puede preguntarse cómo ese evangelio de hoy puede expresar la alegría
que se presupone anunciar el Adviento. Y
sin embargo ANUNCIA UNA LIBERACIÓN, el nacimiento de una nueva era…, LA LLEGDA
TRIUNFAL DEL HIJO DEL HOMBRE, HIJO DE DIOS, porque llega sobre las nubes del cielo. Y
eso ya es para levantarse de la postración, alzar la cabeza que estaba hundida
por la pena, y saber que esos signos de apariencia de fracaso, indican realmente
que SE ACERCA VUESTRA LIBERACIÓN Manteneos, pues, DE PIE ANTE EL,HIJO DEL
HOMBRE. “De pié”; no abatidos, sino
dispuestos; no fracasados sino viendo ya a la mano el triunfo. Naturalmente aquí no se nos está hablando de
ternuras emocionales. Es verdad que la historia tendrá un primer paso en el nacer de ese Mesías en el mundo nuestro,
pero eso ya sucedió. Y a lo que nos
abocamos ya es a una realidad futura y real: somos llamados a un ENCUENTROM DEFINITIVO
CONN JESUCRISTO SALVADOR, del que ahora estamos más cerca que cuando nacimos.
Ahora ya caminamos hacia esa realidad que va a producirse: nuestro encuentro personal con el Salvador nuestro.
Eso es lo que –con proclama de gozo-
nos pone de manifiesto la 1ª lectura:
Mirad que llegan días –oráculo del Señor¸
no invención de hombres- en que cumpliré
la promesa que hice a vuestros padres: en aquellos días y en aquella hora, suscitaré
un vástago a David, que traerá la bondad a toda la tierra. En aquellos días se
salvará Judá y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán: “el Señor,
nuestra Salvación”.
En este ciclo tienen su parte
activa de engarce las segundas lecturas,
y ahí se van poniendo las condiciones para que ADVIENTO no sea un mero nombre o
un mero período litúrgico postizo, sino una actitud nueva nuestra…: en la que el señor nos haga rebosar de amor mutuo, a todos, porque así lo hizo Él
con nosotros. Y que esa fuerza y
presencia de Dios en nosotros, nos
fortalezca internamente, para que cuando Jesús vuelva acompañado de sus santos
–vuelta, pues, que mira al encuentro final y
triunfal de Cristo- nos
presentemos ante Él santos e irreprensibles.
Y eso no es simplemente “libres de
pecado”, como si ahí se encerrara lo nuclear de un cristiano… Lo que nos hará
así –santos e irreprensibles- es proceder para agradar a Dios en adelante.
Hemos saltado desde el “no-pecado” a la grandeza de quien ama tanto a
Dios –y lo vive así en su reflejo hacia los demás-, que ya no está dependiendo de “evitar el
pecado· sino de agradar a Dios. Lo cual es un elemento de nobleza y perfección que distingue al
raquítico del robusto; al vulgar, del
santo; al beato cumplidor, del CRISTIANO
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En los próximos inmediatos
días no puedo aseguraros mi aparición en
el blog. Marcho de viaje para un tema
importante de familia, que no puedo garantizar que me deje espacios para muchas
otras posibilidades. A QUIENES sois
creyentes y apóstoles de LA ORACIÓN, os pido acompañéis estos días con vuestra
súplica al Señor.
También aprovecho este
momento para pediros oración por Loly, nuestra secretaria, que está recién intervenida
quirúrgicamente, y necesita el apoyo de la fe de quienes sabemos acudir a Dios
para expresarle nuestras necesidades y súplicas.
En ambos casos, cuente con mi humilde oración.
ResponderEliminarTiempo de esperanza.Tendré presente en mis oraciones de una manera muy especial a quienes en estos días más las necesitan.
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