PUERTA ESTRECHA
Ayer se
dirigía San Pablo a los esposos, creando esa nueva relación, absolutamente
novedosa de dos personas a la misma altura y unidas por el lazo del amor
respetuoso recíproco, que nada quita al amor pleno que evita las chabacanerías,
la falta de respeto en ambas direcciones.
Hoy le toca a otros dos grupos:
Padres/hijos; esclavos/amos. Siempre tratado desde una visión positiva para que
los hijos y padres vivan la relación paterno-filial con esa misma dosis de
respeto y cariño que antes había recomendado a los esposos. El hijo tiene su puesto y al hijo le toca –en
principio- aprender y honrar a sus padres. A los padres les toca una educación
creativa, que haga avanzar, y nunca una forma autoritaria que exaspera y más
bien crea rebeldía y rechazo. Padres e
hijos de nuestro tiempo pueden muy bien dar testimonio de eso. Hijos que se quejan porque no se les exigió a
tiempo, y eso hizo de ellos temperamentos amorfos sin capacidad ni fuerza para
enfrentarse a la vida (que lleva en sí tanto sacrificio y renuncia y
lucha). Y tantos padres que se culpan a
sí mismos –muchas veces con razón, pero no siempre- porque no educaron a sus
hijos para esta realidad. Aunque ¡tantos
sí lo hicieron, pero los hijos no honraron a sus padres!
El tema de los amos/esclavos era
otro tema de mucho calado. No podía San Pablo entrar directamente en la oposición
y negación de esa forma de vida, donde el esclavo era una realidad normal. Pero sí puede Pablo, y así lo hace, entrar en
esa exhortación a los esclavos cristianos para que en su servicio pongan amor y
profundo respeto, mirando que en ese servicio están prestándole un servicio al
propio Jesucristo. No es aprobar la
esclavitud, sino elevar el sentido del servicio, de modo que el esclavo sea
libre en su interior, porque no está ejerciendo su labor por el temor a los
golpes, sino porque sirve a Cristo, que se hizo esclavo por nosotros. Pero simultáneamente habla a los amos, que
tienen que saber estar a la altura de esa misma realidad, no amenazando, no tiranizando,
sino mirando al Amo que tienen en el Cielo, y que no les lleva con temores y
amenazas sino con actitud imparcial hacia los de arriba y los de abajo. Y desde luego, si alguien quiere entrar en a
enorme profundidad de exigencia de Pablo para con los amos respecto a sus
esclavos, que lea la carta a Filemón, que es una pieza maestra pedagógica y
cristiana, hasta el extremo.
El Evangelio es –en San Lucas- una síntesis de pasajes de otros
evangelistas. Habla Jesús de la PUERTA
ESTRECHA con exhortación a entrar por ella, aunque hay que vencer dificultades;
no e entra de corrida. Hay que dejarse
un poco de piel en el intento. Pero quien quiere entrar, puede.
Aquí no habla de “caminos” ancho o estrecho, aunque ya se supone
que no se puede transitar por autopistas de la comodidad y la falta de dominio
del Yo. Luego también entremezcla lo que
San Mateo explica con más dramatismo en la parábola de las jóvenes sensatas o
insensatas. Entra en el banquete quien está preparado cuando tiene que estarlo.
No entra quien se ha tomado a broma esa actitud de expectativa, y se piensa que
ya tendrá tiempo. Tal persona llega tarde, por lo general, con
la puerta cerrada, y –con lo que es peor- como desconocido. Porque las formas externas y superficiales…,
descuidadas en la práctica de la voluntad de Dios (que tiene siempre algo que
decir), equivale a no tener nombre en ese Reino donde Dios reina y donde Jesús
es conductor a través de su vida, pasión y muerte. Que quien así se presentó –esperando- a las
puertas del banquete, ese vive también y reina también en el Reino de Dios.
Dos FIESTAS podemos evocar hoy de
dos almas que supieron estar a la espera en días de calor y de frío, bajo
tormentas y en apacibles tiempos de serenidad:
uno, SAN ALONSO RODRÍGUEZ, el Hermano Portero del Colegio jesuítico de
Mallorca. Hombre de inmensa sencillez e inmensa santidad. El religioso que se
define a sí mismo como niño de teta ante
con su madre, que ni se sabe elevar ni puede, porque es niño. No cabe duda
que “el que se hace como niño, posee el Reino”.
¡Y cuánta falta haría que nos convenciéramos que así tenemos que ser y
vivir! Y que cuando lo hacemos al revés,
hacemos el ridículo ante los semejantes y no crecemos ante Dios.
Otra celebración es el aniversario
de la muerte de la BEATA MADRE MARÍA DE LA PURÍSIMA, de la Compañía de Hermanas
de la Cruz. Tengo el gozo de haberla conocido y de haber dado Ejercicios a dos
centenares de Hermanas en ese santuario donde yace incorrupto el cuerpo de
Santa Ángela de la Cruz. Beatificada a
los muy pocos años de su muerte en 1998, destacaría yo en esta Religiosa su positividad. Hablando de la
abnegación del Yo, o de la vida de unión con Dios, de la fe o de la pobreza…,
¡de lo que sea que hablara o escribiera!, su forma de exhortar es siempre
constructiva. El “NO” negativo lo emplea muy pocas veces, porque aun para
corregir, lo hace moviendo hacia adelante, exhortando al más, a lo que es
mejor. No utiliza las amenazas ni los miedos para hacer observaciones a sus
Hermanas de Congregación.
He traído a colación estos dos
ejemplos porque el Evangelio de hoy está hablándonos de ENTRAR PR LA PUERTA
ETRECHA. Y la puerta estrecha exige,
pero no cierra el paso…, como no sea a los “gordinflones” tan llenos de “grasa
de amor propio” que no entenderán nunca de la abnegación de su propio YO…,
porque nacieron para estar como la espuma…
Es muy grato a Dios el reconocimiento a su bondad que supone recitar un"Te Deum" de acción de gracias,siempre que acontece un suceso extraordinario,sin dar peso a que sea,favorable o adverso:porque viniendo de su mano de PADRE,aunque el golpe hiera la carne,es también una prueba de AMOR,para acercarnos a la perfección.
ResponderEliminarEl Salmo 144 es un himno a la grandeza y bondad de Dios,es un himno de alabanza.Nos enseña a alabar a Dios por su infinita gradeza y por la maravillosa obra de sus manos.Pero,sobre todo por su inmensa bondad,por su misericordia y generosidad,ya que todo lo que somos y podemos ser a Él se lo debemos.
El Salmo se termina por donde empezó:expresando su deseo de bendecir a Dios,en unión de todos los seres vivientes.
Pienso que Unamuno escribiría este poema tal día como hoy, después de leer el Evangelio de Lucas. Por si alguien no lo conoce lo copio.
ResponderEliminar“Agranda la puerta, Padre,/ porque no puedo pasar;/ la hiciste para los niños./ Yo he crecido, a mi pesar./ Si no me agrandas la puerta, / achícame, por piedad, / vuélveme a la edad bendita/ en que vivir es soñar”. (Miguel de Unamuno)
No quisiera ser como esos “gordinflones llenos de grasa de amor propio”, como nos dice nuestro querido P. Cantero. Quisiera que al llegar a esa Puerta definitiva, el Señor me reconozca y, con un abrazo amoroso, me invite a pasar, señal que me “he achicado” con la inocencia de un niño.
Benedicto XVI dice que la “Puerta de la fe está siempre abierta para nosotros”. Aprovechemos para entrar, aunque suponga un camino que dure toda la vida.
Dos apreciaciones:
ResponderEliminar- Por un lado, me aterra ese ser un DESCONOCIDO para Dios. El nos crea para darnos auténtica vida, no para que por nuestra dejadez y laxitud de vida lleguemos a ser un desconocido para El.
- Por otro lado, he oido esta mañana una síntesis de la vida de San Alonso. Qué maravilla la de llegar a la santidad desde la simplicidad. Todo un ejemplo de vida.