CRISTO Y HOMBRES
Confieso lo
difícil que es la labor pastoral. Porque es el continuo tirar de la brida de la
derecha y de la izquierda con ese delicado tacto en el que nunca prevalezca
tanto el acento en una parte que se pierda de vista el otro. Porque san Pablo está reprochando claramente
a los cristianos galatas que se apoyen en e cumplimiento de obras para ser
salvos, cuando él les ha mostrado a Cristo, que es quien realmente y únicamente
salva. Y a eses cristianos llega a reprocharles su insensatez. In-sensato equivale a falto de sensibilidad, a
carente de juicio para discernir, a claudicación ante el error. Y les dirá después: ¿Tan estúpidos sois?
Verdaderamente lo que le duele a Pablo es que habiéndoles presentado la
Persona de Jesucristo, único Salvador,
ahora caigan en la insensatez de apoyarse en sus “prácticas” para obtener la
salvación.
Imaginemos por un instante que los
gálatas se hubieran dado tan de lleno a que Jesucristo es el que salva, que
ellos dejaran de hacer lo que les toca hacer.
Un poco esa tendencia actual de que “Dios es tan bueno” que nos sentimos
dispensados nosotros de hacer lo que manda Dios. Dios es tan bueno que ya nos
sacudimos las palabras gordas de pecado,
condenación, abnegación, fidelidad, escucha de la Palabra de Dios… Toda la manipulación en la que se ha “cubierto”
la conciencia de muchos para expresar la fatídica frase: “yo creo a mi manera”.
Todavía otro supuesto: ¿y si los gálatas estuvieran tan angustiados
por su salvación que vivieran esa desesperación de los escrupulosos que jamás se quedan tranquilos…, que jamás se
sienten personados, que jamás piensan
haber “barrido su casa” como para que no vaya a venir detrás Dios para
acusarles y condenarles por la pelusa de un rincón? Son personas que ni han olido la confianza, el
abandono, la fe verdadera en el Dios verdadero
Por eso es tan difícil la labor
pastoral. ¿Dónde poner el punto? Y la verdad es que es algo tan peculiar que
tiene que ir por delante la doctrina
evidente de que la Salvación ha sido ya realizada por Cristo, y a la vez
hay que seguir poniendo a los fieles de cara a sus propias búsquedas y
realizaciones…, a su hacer y quehacer diario porque sólo los esforzados entran en el reino. O hay que ir delante de los angustiados para
quitarles todo sentido de pecado –de “esos sus
pecados”-, que más entran en la patología…, en la deformación adquirida o
recibida.
Por eso yo siento hoy una
identificación con Pablo, que llega a tildar de estupidez a los que pretender
ser ellos los que se salvan con sus obras. Y me remito a Santiago que pone
puntos sobre las íes con esa batería de concreciones de hechos y formas que o
se cumplen, o estamos en el limbo de la estupidez.
No hace mucho
que me enviaban el escrito de alguien que desde sus conocimientos teológicos,
caía en la tan evidente salvación que nos viene de Cristo, por sus méritos y
acción redentora, que tildaba la espiritualidad de los Ejercicios ignacianos
porque llevan al ejercitante a un continuo
examinar y a una ascesis contante para el dominio de sí…, el ordenar la vida… Es verdad que Cristo es el único
Salvador. Y la misma verdad que quien quiera venir detrás de mñi, tiene que
negarse a sí mismo, tomar la cruz, despreciar al mundo para gana r vida eterna…,
perderse para encontrarse. O en
expresión de San Agustín. Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti. Que encierra todo el misterio de la libertad
humana, por la que la salvación obtenida por Jesucristo necesita la aceptación
por parte de la persona. Lo que en
teología tradicional se llamó: Redención objetiva (hecha por Cristo) y
redención subjetiva (nuestra parte en aceptar esa salvación).
Para más abundamiento, el Evangelio es una insistencia muy fuerte
de Jesús a que pidamos, llamemos,
insistamos, nos hagamos “inoportunos” en nuestra insistencia de oración,
porque Dios siempre está a la escucha y quiere que sintamos el valor de nuestra
pobreza humana que, como tal “pobre” necesita PEDIR Y PEDIR E INSISTIR. Lo que
bien nos dice que una parte de esa incorporación nuestra a la salvación que nos
ha ganado Cristo, necesita de continuo pedir.
Si ya para otras cosas, de otro valor muy inferior, hemos de saber pedir
e insistir, ¡Cuánto más en lo que concierne a realidades tan inmensas como el
de la fidelidad, la confianza, la esperanza que no duda, la mano en el arado
sin volver la cabeza atrás…
Y pienso que aquí nos está haciendo
mucha falta que nos demos cuenta si volvemos la cabeza atrás…, y hasta más de
la cuenta…, y hasta improcedentemente…, y hasta cargados del propio orgullo que
sale por encima de las convicciones espirituales más fuertes…, pero que se
desmoronan como sal en el agua el día que no salió nuestra “petición” (nuestra
posición) adelante y al modo en que tal persona la ha concebido. Por eso Jesús
concluye con gran sabiduría divina que Dios dará Espíritu Santo… ¡Y buena
falta nos hace! Es lo contrario de la “insensatez”
de los gálatas…, de la “estupidez” de querer salvarse “a la propia manera”.
Necesitamos una venida tumultuosa de Espíritu Santo y poder así asentarnos en terreno
firme, para saber lo que queremos, para saber lo que estamos haciendo, para
corregir nuestras salidas de madre, para ocupar nuestro puesto de “pobres” que
se han entregado de verdad los brazos de Dios, y sólo en Él ponen su confianza,
sus cuitas, sus necesidades, y aun las reacciones que van surgiendo ante
cualquier evento que trae la vida. ¡Y
Dios sobre todo!
Pablo pregunta: ¿Quién los ha ofuscado para que no le hagan caso a la verdad?
ResponderEliminarEn otro lugar dice:
¿Quién os ha embrujado?
Yo diría, quien NOS HA/OS HA trastornado las mentes de esa forma, que muy pocos son hoy los que viven su fe siguiendo a Jesucristo en su Santa Iglesia Católica?
¿Tan insensibles somos/sois que no sabéis/sabemos distinguir que donde hay discordias, envidias, rencores y cosas similares, no está el Señor?
¿Que haremos/hareis para que la salvación que nos ha ganado Cristo se haga efectiva? ¿Que vamos a hacer para que el mundo crea en Jesucristo en este año de la FE? ¿Habrá algún cambio? ¿Tendré interés por mejorar? ¿Me esforzaré por cumplir la Palabra de Dios en mi vida? ¿Seré un cristiano coherente, sal de la tierra, luz del mundo, actuando como testigo de Jesucristo en medio de mi vida? ¿O mereceré que se me llame insensato por no saber distinguir, por no importarme más que vivir "mi religión", "a mi modo" y creerme que soy bueno y que los demás son peores que yo?
Hoy mi comentario no guarda relación con las lecturas de la Misa del día.La pérdida de mi párroco Don Salvador (q.e.d.)me hace pensar que la muerte nos da grandes lecciones para la vida.Nos enseña a vivir con lo necesario,desprendidos de los bienes que hemos de usar,pero que dentro de un tiempo,siempre corto,hemos de dejar;llevaremos para siempre el mérito de nuestras buenas obras.
ResponderEliminarAprovechemos gozosamente,cada día,como si fuera el único sabiendo que ya no se repetirá jamás.
Perdón por no ceñirme al tema, pero me ha impactado la noticia. D. Salvador me bautizó y recibí con él la Primera Comunión. Sencillamente, un gran párroco. Ya goza del Señor.
EliminarFue tan sólo hace unos días cuando D. Salvador atendió amabilísimamente a los voluntarios de Radio María que este sábado vamos a realizar la transmisión del Santo Rosario desde su Parroquia. Ahora participará con nosotros desde el cielo, ya gozando en la presencia del Señor.
Eliminarqueridos conpañeros como estay
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