PRIMER VIERNES
Hoy nos reuniremos muchos que vivimos gozosa y gustosamente el valor de
nuestro BAUTISMO y de la EUCARISTÍA, y la sentimos como espoleta de nuestra
misión en la Iglesia de Jesucristo como apóstoles de su Palabra, de su Vida y
de su obra. Los que cada mañana ponemos
todo nuestro ser en manos del Padre, por medio de Jesucristo –ofrecido en la
Eucaristía para la salvación del mundo.
Que nos sentimos impulsados por esa fuerza dinamizadora y reconfortante
del Espíritu, el mismo que recibió María para dar su respuesta plena al deseo
de Dios.
NOS REUNIMOS A LAS 17’30
EN EL SALÓN DE ACTOS DE LA CASA DE LOS JESUITAS, en la Plaza de San Ignacio.
A las 7 tendremos una
Oración dirigida ante el Santísimo Sacramento en la Iglesia del Sagrado
Corazón, para acabar con la SANTA MISA a las 7’30.
NO SOMOS UN GRUPO CERRADO NI AISLADO;
ESPERAMOS A TODO EL QUE
QUIERA SER PARTÍCIPE DE ESTE BIEN.
DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS
Una parada en el camino. Un curso
que comienza y uno que ha pasado. Unas cosechas recogidas y la tierra preparada
para la sementare. Los bien nacidos, llegamos a Dios reconociéndonos objeto de
sus dones incontables. Bienes en lo material
humano; en mil detalles que posiblemente ni supimos advertir, y que –sin embargo-
han jalonado nuestras existencia del curso que acabó con las últimas
recolecciones del campo. Y que nos levan
a hacer también recordatorio agradecido a los otros bienes que no se pesan ni
se miden. Y que hasta es posible que ni
n os costaron el trabajo de cuidar, regar, abonar…, con el esfuerzo del
agricultor. ¡Tantos bienes que nos hemos
encontrado! Y si bien es verdad que
somos más capaces de contabilizar “los males”, esa es ya nuestra mira pequeñita
que está más atenta al YO caprichoso que al TÚ que nos fue llevando en brazos,
en sus palmas bondadosas y divinas.
Pero seríamos miopes si sólo
pusiéramos la mirada en esos bienes materiales o humanos (que por supuesto hay
que agradecer, como nos invita y exhorta la 1ª lectura), sino que San Pablo nos hace elevar ahora la mirada
hacia los inmensos e imponderables beneficios de que hemos sido adornados y
regalados en la realidad de nuestro ser completo de humanos a los que se nos
dio la joya de la fe. Dios nos ha dado
ser otras
criaturas…, otra realidad nueva y grande de personas salvadas y
elevadas por Dios mismo por medio de su Hijo, que Dios envía para qué podamos
ser reconciliados, sin pedirnos cuenta de nuestros fallos. Y a la par, cada uno de nosotros ha de hacer
de “Jesús” para los demás, siendo mediadores también, unidos a la mediación
infinita y total de Jesús. Creo que era
más completa la traducción: “dejaos reconciliar por Dios” que la
que ha quedado oficial: “os pedimos que
os reconciliéis con Dios”, porque la realidad es que nosotros por nuestras
fuerzas no podemos añadir un milímetro a nuestra estatura. Pero sí hemos de ser rescatados y
reconciliados por esa fuerza y amor infinito de Dios, y su AMOR EXPRESADO EN
CRISTO, hecho puro Corazón, puro amor, y del que recibimos nuestra salvación.
De ahí que el Evangelio nos lleve hacia la única salida que tiene el pobre
hombre: actuar como pobre…, y por tanto, PEDIR.
Y el que pide a Dios, llama a su Corazón y busca en el piélago infinito
de su misericordia, ya puede estar muy seguro de que va a ser escuchado. Cierto que en la miopía humana nos empeñamos
en que nos el pez… Pero Dios es “más
largo” y nos da la caña de pescar, porque nos corresponde aprender, poner
nuestra parte…, y dejar a Dios que Él
nos dé COSAS BUENAS… (porque Él no sabe dar cosas malas; ¡ni puede!). Siempre nos dará algo mejor que lo que hemos
pedido. Y ante el curso nuevo que se
abre ante nuestros ojos, nos abandonamos a esa mano abierta de Dios, a ese
Corazón abierto de Jesús, para que desde ahí nos vengan los bienes que él sabe
que necesitamos.
SI PUEDO, TRATARÉ DE AÑADIR más
tarde LA REFLEXIÓN QUE HUBIERA CORRESPONDIDO
A HOY VIERNES, si no hubiera venido esta fiesta mayor del día de “Témporas”,
o de ACCIÓN DE GRACIAS.
Es mi deseo elevado a Dios, que este sea un curso especialmente intenso en lo que se refiere a la oración en común, perseverando en la enseñanza de los Apóstoles que nos transmite la Iglesia, en la verdadera comunión unos con otros que da el verdadero sentido de la Eucaristía, juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, para que el Señor añada cada día y de el crecimiento oportuno.
ResponderEliminarToda la vida de Jesús,es una continua acción de gracias al padre.No seamos nosotros ingratos.este año por el que damos gracias,ha estado lleno de dones del Señor:uno claro y visible;otros,a veces más valiosos,han pasado ocultos:peligro del alma y del cuerpo de los que nos ha librado nuestro Padre Dios.
ResponderEliminarDemos gracias al Señor en todo tiempo y lugar,en cualquier circunstancia,pero de modo muy particular en la Santa Misa,la Acción de gracias por excelencia.