ORAR
Tienen mucho
que decir las lecturas de hoy. Porque san Pablo sigue poniendo ante los ”insensatos gálatas” su propio aval
de ser mensajero de un único evangelio. Su trayectoria de perseguidor y convertido ya
sería suficiente. Pero es que no es un
recién convertido ni un convertido de superficie. Cuando él fue derribado por Jesús, estuvo tres
años retirado en oración y profundización.
Ahí, dice él, recibí el evangelio
por revelación de Jesucristo. Y tras
esa larga inmensa experiencia interior de transformación, todavía se pasó 15
días de contrastación con Juan, Santiago y Pedro, columnas de la Iglesia,
discípulos predilectos del Señor. Y tan
estaba en la verdad de Jesucristo que los tres le tendieron la mano en señal de comunión.
Todavía presenta una garantía más –y
muy al caso para las desviaciones judaizantes de aquellos cristianos (que él
había engendrado para el Evangelio): que el día que Pedro, llevado de su
intento de no molestar a los judaizantes, se retrajo de su modo normal de
actuar, libre de corazón, en que comía fraternalmente con los no judíos. Y ese retraerse no procedió –le dijo Pablo- conforme a la verdad del Evangelio. Y por eso, tal como afirma el Apóstol, “me encaré con él”, porque o eres libre
de leyes o estás llevando a otros a disimular también. ¡No pequeño aval para Pablo, que en defensa
del Evangelio auténtico, corrige al propio Pedro! Claro: desde la verdad del Evangelio, y por tanto, construyendo. No fue de los que acusan sin más, por
prejuicios. Fue el hermano que corrige
al hermano desde su amor de hermano y su responsabilidad de ser auténtico.
Corrige para mejorar una situación; corrige porque la verdad del Evangelio ha de mantener libre de todo lo demás. Un evangelio que –por serlo- siempre lleva LA
BUENA NOTICIA, la noticia alegre e ilusionada a que su granito de arena ayude a
formar la playa plagada de arenas limpias, en donde todos los de buena fe
quedarán beneficiados.
El Evangelio repite por 3 veces la palabra ORAR. Hasta para enseñar
Jesús una manera de ORAR QUE DISTINGUE, no se limita a que “recen”. Él venía de
ORAR a solas… Y ORAR siempre supone un corazón que se derrama en Dios y deja
que Dios vaya entrando en uno, con sus mil maneras de comunicación. Y porque viene de esa fuente honda de entrar
en el Corazón de Dios, ahora enseña a ORAR.
Orar dirigiéndose a Dios en forma
que nunca se había usado, ni a un judío se le podía ocurrir: llamar PADRE a Dios. Si es Padre, ya puede
uno abandonarse confiadamente en Él, sin dudar ni poder dudar. Y si yo lo llamo Padre, y el otro y el otro…,
nos lleva a un Padre común. Y lo que más desea un padre es que sus hijos entre
sí se comporten como hermanos.
Por tanto, lo que distingue no es
pronunciar una palabra sino adentrarse en la infinita profundidad de ella…, en
sus exigencias, en el gozo de sus efectos.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE. ¡Ya es Dios “SANTO” sin necesidad de pedirlo…! Pero no se trata de que lo sea ya, sino en
qué se refleja en la santidad de esos hijos que le llaman “Padre”. Se trata de que cada hijo refleje la santidad
de ese Padre…, y esa bondad del alma y de las obras repercuta en que viéndolo otros, alaben a Dios…: hagan
brillas la santidad de Dios que se extiende en sus hijos y dejan así visible la
santidad de Dios.
VENGA TU REINO… Seas nuestro Rey. Seas quien nos conduzcas. Sea el Reino de
Dios, que trae Cristo, el que inunde y avance a nuestro alrededor y en todo el
mundo. Dicho de manera muy concreta: que
nos zambullamos en el Evangelio como ese mar infinito que no tiene fronteras,
que nunca se acaba, que siempre da más de sí…:
que desde él, el Espíritu Santo
ORA en nosotros…, nos va ayudando a adentrarnos y a encontrar el mundo
siempre nuevo que nos va metiendo el el Corazón de Cristo y de Dios.
Por eso, San Lucas expresa la otra
petición como “adelantarnos Dios a hoy el
pan del mañana. Ese ”pan del mañana”
es ya el Cielo, la visión de Dios, la santidad de Dios. Esa pedimos que no se quede “para la vida
eterna” sino que YA HOY empecemos a vivirla.
Y eso es el gran distintivo del cristiano, porque aunque no hablar, su
vida ya es un grito que expresa que Dios es Santo.
PERDÓNANOS; NOSOTROS YA HEMOS PERDONADO. ¿Queréis que os confiese el escalofrío que me
produce observar que estamos muy en la primera parte?…, ¡pero cuando nos tocan
un pelo del YO…! Y surge esa pregunta
hasta las raíces: ¿realmente perdonamos como para llegarnos a Dios y poder
pedirle ese perdón claro que necesitamos?
NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN. Y casi que aquí se nos va el pensamiento “al
demonio”…, ese que nos sirve de coartada para seguir nosotros “en las nuestras”
y esperar que caiga el milagro de “no caer en la tentación”…, cuando nos estamos
metiendo en ella a toda marcha. Esa
tentación que tiene muchos nombres: “yo”, “no tengo tiempo”, “no me apetece”, “lo
hace todo el mundo”, “la culpa la tiene siempre el otro”, “yo me guío por mi
conciencia”, “está muy bien el evangelio PERO en este caso mío…” Y así sucesivamente. “No nos dejes caer…”, pero yo me meto en el
toro a cada paso. “Que venga Dios y haga
el milagro”; “que Dios me libre de…”
Por eso ORAR es tan distinto de la rutina que nos deja como estamos, y
no hincamos el diente en el caso concreto.
OREMOS, pues.
Esta mañana en nuestra charla matutina delante del Señor, hemos hablado de la oración, y luego he leído su comentario en el que coincido mucho. Precisamente comentaba con Ana Mari esta mañana el tema de las oraciones (rezos) mecánicos, y decía yo que eso no es oración, y que ese no es el sentido de la oración. También pienso que la oración no se circunscribe sólo a la lectura y meditación de la Palabra de Dios, sino que orar es también dialogar con Dios. No es necesario decir muchas palabras, pues Dios ya conoce, pero si es bueno recordar que debemos pedir a Dios las cosas que necesitamos, dar gracias, pedir perdón. Eso es orar. Los rezos son otra cosa. Esta es mi experiencia personal. A ti, que me lees, seas quien seas, te digo que lo importante es que tengas una relación PERSONAL con Cristo, y seas sincero/a contigo misma. en Por el momento, solamente saludo
ResponderEliminarFrancisco Javier
Decía yo esta mañana, aunque ha desaparecido después la primera entrada de la mañana, y con ella mi comentario, así que aprovecho para extender el comentario.
ResponderEliminarLa oración es diálogo con Dios y que los rezos mecánicos, la repetición a modo de papagayo, mirando dormido, quien entra y quien sale, pensando en nuestras cosas, distraidos, no son verdadera oración, son un simple ocupar el tiempo hasta que llegue la hora de hacer otra cosa. El catecismo de la Iglesia explica los modos de orar. Oración vocal, meditación y contemplación. Tres modos. Lo que importa es que seas sincero/a contigo mismo cuando oras. Yo soy muy ignorante todavía, pero confío en aprender aunque sea un poco a orar como Dios merece, ya que el quiere que oremos-adoremos en Espíritu y en verdad.
Un ejemplo de la eficacia de la oración en una comunidad cristiana que va bien es Hechos 4:31, y la oración eficaz nos debe llevar a practicar lo que dice el versículo 32.
¿Nos vamos a conformar con menos?
Ni me había dado cuenta que el comentario había sido trasladado aquí, bueno, dos por el precio de uno, jeje
EliminarCuando decimos a Dios:Padre nuestro no le presentamos solamente nuestra oración sino la adoración de toda la tierra.Oramos por todo los hombres,por los que no supieron orar nunca,por los que no quieren orar o por los que ya no saben.Damos gracias por los que se olvidan de darlas.Pedimos por los necesitados que no saben que tienen tan cerca la fuente de las gracias.Ponemos ante nuestro Padre Dios las necesidades del mundo entero. En la Santa Misa,el sacerdote reza con los fieles las palabras del"padrenuestro".Y considerando las diferencias horarias de los distintos paises,se está celebrando continuamente la Santa Misa y la Iglesia recita sin cesar esta oración por sus hijos y por todos los hombres.La tierra se presenta así como un gran altar de alabanza continua a Dios Padre,por su Hijo Jesucristo,en el Espíritu Santo. RUEGO,UNA ORACIÓN POR MI PARROCO DON SALVADOR DE LA IGLESIA DE FÁTIMA QUE ESPERAMOS SU ENCUENTRO CON EL SEÑOR.QUE EL SEÑOR LE RECOMPENSE TODOS SUS DESVELOS POR SUS FELIGRESES.
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