El que usó de misericordia
Los
evangelios son “preciosos”. Dan unos pensamientos “lindos”. Pero una cosa es
predicar y otra dar trigo. Hoy nos llega
el “piadoso” doctor de la Ley con su “inocente” pregunta a Jesus: “Maestro, ¿cuál es el principal mandamiento
de la Ley” Jesús le devuelve la
pregunta: Tú ¿qué lees en la Ley? Y el docto entendido responde aquel consabido
primer mandamiento del amor a Dios sobre
todo y con todo el ser; y al prójimo como a uno mismo. Hay que reconocer que haber completado con
esa segunda parte ya era un valor. Pero
su pregunta, tan inocente como tonta (o como intencionadamente para poner a prueba a Jesús), tiene una respuesta muy importante. Hazlo.
Lo sabes de memoria. Ahora, llévalo a la práctica. El jurista tenía que justificar su pregunta
(porque de otra manera quedaba por tonto.
Y preguntó: ¿Y quién es mi prójimo?
Yo digo siempre que al orar “me
descarrilan” las ideas preconcebidas. Y
hoy me ocurrió eso. Y me cogió de lleno la respuesta final: prójimo fue el que tuvo misericordia. Y Jesús que otra vez no deja que se quede en
palabras, y le dice HAZLO IGUAL.
Y se me ha ido el pensamiento a
tantas personas que están en el ámbito de mi vida. Y me he ido preguntando: ¿Tengo misericordia
con él/ella)? ¿Cuál es mi misericordia?
¿En qué se plasma mi misericordia? ¿Qué acepción de personas “criba” mi “misericordia”? Y aquí ya la he experimentado entre
comillas. Porque me da miedo, recelo,
sospecha, temor de que la “misericordia” la he entendido “empezando por mi
mismo”. Desde luego que no soy el que voy al caído por instinto del corazón. No
porque experimente la llamada del corazón ante una miseria o necesidad, sino
porque mi YO está en medio y ese es el que “quiere <misericordia> de los
otros conmigo”. No me he visto
llegándome al caído y comprometiendo mi yo, mis posibilidades, mi tiempo, ante
ese “pobre” “herido”. No. He buscado los recodos de mi personal camino
para acabar siendo YO quien pone “el distinto evangelio” que satisface mi Yo, mi pensamiento, mi reacción, mi
amor propio. No me he puesto en el lugar
del otro. Yo he encontrado todas mis
justificaciones; ninguna en el otro que está “al otro lado”. Esa míseri-COR-dia, no ha sido la que dispuso
Jesús: COR=corazón, ante el “mísero”… San Pablo entonces se pone ante los
fieles de Galacia para decirles: Me ha sorprendido que tan pronto hayáis
abandonado al que os llamó por amor a Cristo, os hayáis pasado a “otro
evangelio”. Y añade: NO ES QUE HAY
OTRO EVANGELIO. Lo que pasa es que algunos os turban para volver del revés el Evangelio de Cristo. Y añade: Si alguien enseña otro “evangelio”, aunque
sea un ángel o fuera yo mismo, ¡maldito sea! ¿Se habrán enterado? Pues si no, se lo repite
otra vez.
El tema del PRIMER VIERNES fue UN MUNDO DESCORAZONADO, UN CORAZÓN
NECESITADO. ¡Misericordia al canto!;
misericordia apostólica. Misericordia
hacia quien necesite, precisamente porque padece miseria. No quiso el doctor de la ley pronunciar
siquiera la palabra: el samaritano. Un samaritano era un “enemigo cordial”. Pues usar
ahí de misericordia es como amar a Dios con todo el corazón… No hay
una posible dicotomía. El único rival de ese amor a Dios SOBRE TODO OTRO, es mi
orgullo
La oración ante el Santísimo del
Primer Viernes, fue un echar el alma, con sinceridad ante el Corazón de Cristo,
para “enterrar” lo que no sea SEGUIRLO A
ÉL, lo que pueda ser “poner la mano
en el arado” de una “bella oración”, y “volver
la cabeza atrás” en la realidad siguiente.
Fue la oración en la que prácticamente Jesús le diría al doctor de la
Ley: Lo que has dicho es sólo un Comienzo de Evangelio. Pero un comienzo frustra más que otra cosa si
se queda en ciernes; si no continúa…, si no va haciendo vida el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. ¡Y NO HAY OTRO EVANGELIO! Y todo otro “evangelio”,
aunque venga de un ángel del cielo”, es
maldito.
Parecía un PRIMER VIERNES
PROFÉTICO, que vendría Jesús a realizar en este lunes siguiente…, y San Pablo a
hacer de Coro autorizado: NO HAY OTRO EVANGELIO.
Sencillamente a mí me ha dejado
K.O. ¡Tantas veces me perdí en el “cuentecillo”
y le saqué punta a los detalles concretos… Lo que no hice fue ponerme el espejo
ante mí mismo. Y hoy he visto deformada
mi “buena imagen”. ¡Con tal de volverla
a componer con el ÚNICO EVANGELIO,
me podría dar por satisfecho. Si saco mi
paraguas para eludir mi responsabilidad, ¡maldito sea!
"La paz de Cristo actúe de árbitro en vuestros corazones. Y SED AGRADECIDOS" (Colos 3, 15"
ResponderEliminarEl evangelio de hoy me indicas quién es mi prójimo y cómo ha de ser mi conducta..Amor, misericordia. compasión y ayuda Quiero seguir las huellas de DIOS con las sencillez de tantos santos. dedicados a la carida. que lejos de mi pero espero en el CORAZÓN DE JESÚS., que un dia lo hara en mi -------
ResponderEliminarSan Agustín identifica a Cristo con el Buen Samaritano;el hombre que cayó en manos de los ladrones,es la humanidad,despojada de sus bienes por el pecado original y los pecados personales.Despojaron al hombre de su inmortalidad y lo cubrieron de llagas inclinándole al pecado.
ResponderEliminarSan Beda el Venerable comenta que los pecados se llaman"llagas" porque destruyen la integridad de la naturaleza humana.Los salteadores del camino son el demonio,las pasiones,los escándalos...;el levita y el sacerdote que pasaron de largo simbolizan la Antigua Alianza,incapaces de curar.La posada era el lugar donde todos pueden refugiarse,símbolo de la iglesia.
Esta parábola del Buen Samaritano es símbolo de comportamiento de Cristo en la tierra pues toda su vida fué un continuo acercarse al hombre para remediar sus males materiales y espirituales.
A veces puede suceder que uno intente poner en práctica el ejemplo que nos da Jesús en esta parábola, y el otro no se deja. En ese caso, pienso que como Dios ve la intención del corazón, este la acepta, aunque no se culmine la buena obra. Hay veces que podemos hacernos los fuertes colocando el caparazón exterior, para que los demás no vean nuestras flaquezas, nuestros sufrimientos, o nuestras necesidades, y tal vez perdemos la oportunidad de vivir más plenamente en Cristo, como miembros del mismo Cuerpo. Porque el Evangelio de hoy me muestra claramente que servir al prójimo, al que me necesita, al que está sufriendo, es lo que Dios quiere.
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ResponderEliminarSi con todo lo que usted ha hecho por los demás está K.O. entonces
todos los demás no podríamos levantar cabeza ad eternum .