Contemplación para alcanzar amor
Tómese como ambientación lo que ya quedó expuesto.
Oración preparatoria.
La de siempre
Composición de lugar
solemne; estoy ANTE DIOS, sus ángeles y sus santos que interceden por mí.
PETICIÓN pedir interno conocimiento de tanto bien
recibido, para que reconociéndolo enteramente, pueda en todo AMAR Y SERVIR a su divina majestad.
[No se refiere al “bien recibido en ejercicios” sino a
través de la vida].
PRIMERO
Traer a la memoria
los beneficios recibidos de creación, redención y dones particulares,
ponderando con mucho afecto cuánto ha hecho Dios por mí, y cuánto me ha dado de
lo que tiene y, como consecuencia, cómo el mismo Señor desea dárseme en cuanto
puede, según su plan divino. Y después reflexionar en mi interior, considerando
lo que yo, con mucha razón y justicia debo de mi parte ofrecer y dar a su
divina majestad: todas mis cosas y a mí mismo con ellas, como quien ofrece con
mucho afecto.
He querido dejar el texto original porque es de una belleza
imponente. En ser creado y redimido ya hay una donación fabulosa que Dios me
dio. Pero recordar los dones particulares
es un torrente de favores y gracias y bienes recibidos, que bien merece la pena
ir haciéndolos presentes a mi recuerdo.
¡Cuánto me ha dado Dios! ¡Cómo desea dárseme él mismo!
¿Cómo tengo que responder a ello? En justicia y razón, dar “mis cosas”, y yo
con ellas. Con mucho afecto, ofrecer: Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi
memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo lo que soy y lo que tengo.
Todo es tuyo. Dispón de mí a tu voluntad. Dame tu amor y tu gracia. Que ésta me
basta.
SEGUNDO
Dios habita en las
criaturas dándoles el ser; en las plantas dándoles vida vegetativa; en los
animales, vida sensitiva; en los hombres, vida racional… A mí me da el ser, la
vida, los sentidos y la inteligencia… Hace de mí su Templo pues he sido creado
a su imagen y semejanza. Es decir: Dios no sólo me da unos dones sino que Él
se refleja en esos dones. No solo me da sino que lo que me da es un retrato
suyo.
La reflexión y conclusión como en el primer punto… También
yo tengo que hacerme presente a mí mismo para mi mejor donación.
TERCERO
Considerar cómo Dios
trabaja por mí en todas las cosas criadas sobre la tierra; y en los cielos,
elementos, plantas, frutos, ganados, dándoles el ser y la vida. Por decirlo
gráficamente, para el pan que hoy llegó a mi mesa, ¡cuántas personas trabajaron
para mí!
Yo tengo que hacer mi don a Dios trabajándolo, haciendo de
mi vida una obra de artesanía que se ofrece por amor y correspondencia. El
“retrato” que Dios me da de sí, ¡lo ha pintado él!
CUARTO
Más aún: Él se metió en cada don que me hizo. Mi potencia
es parte de su potencia; mi bondad, piedad o justicia y misericordia descienden
a mí como los rayos descienden del sol, o las aguas del manantial. El don de
Dios no es sólo “don de Dios” sino Dios
hecho don para mí.
Acabar reflexionando en el interior, pensar mucho en ese “toma y recibe”…, saber que estoy hecho
para reflejar a Dios hacia los demás, y emocionadamente acabar con un COLOQUIO,
y finalmente un Padrenuestro como salida a la vida, ya transformada a mis ojos,
y yo transformado en mi visión de las cosas.
Debajo está la LITURGIA DEL DOMINGO 19 B
Releyendo su contemplación para alcanzar AMOR…tantas veces pienso en todo lo que Dios me ha dado… desde que estaba (como se decía antes) “en la Mente de Dios”…Todo es GRACIA y es mi palabra a cada instante y sobre todo a medida que pasa el tiempo…Me gusta hablarle como a un amigo.
ResponderEliminarAcompáñame, ven conmigo… sé que me esperas cada mañana, para darte a mí, estoy deseando llegar a ti…Y cuando repaso mi vida en tantos años ¿podría escribir todo lo que me has dado-…? Gracias, Corazón de Jesús, mi dulce compañía, que llenas mi soledad y siempre estás cerca de mí. Te confío mi alma, mi corazón y todo mi ser. Guárdame para siempre .